El paisaje destruido de Buenos Aires, un pequeño poblado de Imbabura, se repite en otras provincias como Zamora, Carchi, El Oro o Azuay. Grupos dedicados a esta actividad han incursionado en el Alto Nangaritza, en Cielito, en Monteolivo, Zaruma, Pucará o Río Blanco. En todas las minas ilegales se han reportado delitos conexos como el lavado, evasión fiscal y el contrabando de combustibles y de químicos, para extraer oro, cobre, plata, hierro. Para entender la magnitud de este negocio ilícito, un investigador dice que las incautaciones únicamente corresponden a 30% de todo el material mineralizado que las bandas movilizan. El 70% restante se comercializa de forma clandestina en Colombia, Venezuela y Perú. Una vez convertido en barras, el kilo de oro ilegal se vende en menos de la mitad de lo que cuesta. Fuente: El Comercio, 7 de julio.
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