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Autor: Gonzalo Ortiz Crespo *

Si se quiere que la economía se recupere y rebrote, luego de este bajón, remezón y crisis, hay que contar con las mujeres. Empoderar a las mujeres es clave para tener economías resilientes y, sobre todo, igualitarias.

Ese es el mensaje central del informe “El progreso de las mujeres en América Latina y el Caribe 2017” cuyo tema es “transformar las economías para realizar los derechos”, que fue presentado en Quito por ONU Mujeres, en un seminario realizado en el flamante auditorio de la nueva Plataforma Financiera.

Es que la economía está en el centro de las preocupaciones de las mujeres pero también de los Estados y la sociedad civil en este contexto de crisis, al vaivén de los precios de las materias primas, tras la década de expansión económica en toda América Latina.

HAY AVANCES, PERO INCOMPLETOS Y DESIGUALES

Durante las últimas dos décadas, las mujeres de la región han registrado importantes avances, alcanzando o superando a los hombres en los logros educativos, aumentando su participación en el empleo (ahora 56% de las mujeres participa en el mercado laboral, aunque todavía es poco frente a 85% de los hombres), ampliando su presencia en los cargos políticos y mejorando su acceso a la protección social.

El progreso de las mujeres y, dentro de él, su empoderamiento económico, ha sido significativo pero incompleto y desigual. Significativo porque, por ejemplo, las mujeres tienen hoy un mayor acceso a ingresos propios que hace 20 años, y tienen más logros educativos, en este caso incluso superando a los hombres. No todo es consecuencia de políticas gubernativas. Por ejemplo, tienen clara influencia las dinámicas demográficas (menores tasas de natalidad, aumento de la esperanza de vida) y familiares.

desempleoPero es incompleto porque en la última década el ritmo a que venía creciendo la participación de la mujer en la economía se ha desacelerado o, incluso, estancado. Además de que esa participación no siempre es en buenas condiciones pues persisten brechas con los hombres, por ejemplo, en el desempleo (el de las mujeres es 50% superior al de los hombres), la segregación vertical (ascensos en el trabajo) y horizontal (contratación) y, especialmente, en el riesgo de la pobreza: aunque ha bajado el porcentaje de pobres en la región, el porcentaje de mujeres pobres en 2014 era 18% superior al de hombres.

Y es desigual porque, a pesar de la mayor contribución de las mujeres a los ingresos de la familia, persisten dinámicas en la esfera doméstica que limitan el empoderamiento femenino.

 

RAZONES QUE LIMITAN EL PROGRESO FEMENINO

Las uniones precoces, el embarazo adolescente, la violencia íntima son expresiones máximas de desigualdades en el seno de las familias, dice el informe. Incluso la creciente inestabilidad de los vínculos familiares (formales o de hecho) ha creado nuevos riesgos económicos para las mujeres, particularmente de bajos ingresos.

Además, las mujeres de la región todavía dedican más del triple del tiempo al trabajo doméstico y de cuidados no remunerados que los hombres. Esta desproporción limita las oportunidades de las mujeres en la educación, empleo, participación política, el propio descanso u ocio.

SEIS ESTRATEGIAS

Con base en su diagnóstico (que, por supuesto, es más detallado), el informe propone seis estrategias para evitar retrocesos, superar los obstáculos que han quedado pendientes y avanzar en el empoderamiento económico de todas las mujeres. Esas estrategias, que han de aplicarse según los contextos nacionales, son:

1.- Reconocer, reducir y redistribuir el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado.

2.- Avanzar en los sistemas de protección social universal con enfoque de género.

3.- Crear más y mejores empleos y transformar el trabajo en favor de las mujeres.

4.- Fomentar relaciones de familia igualitarias, que reconozcan la diversidad de los hogares en la región y los derechos y deberes de las partes.

5.-Crear las condiciones para el goce efectivo de la salud y de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres: la maternidad como opción.

6.- Contener los efectos adversos de la desaceleración económico en la igualdad de género.

mujer poder

CONCLUSIONES

Para cada una de estas estrategias, el informe sugiere una serie de medidas. A los lectores de Gestión Digital les interesará saber, por ejemplo, cuáles son las que se requieren para la última estrategia. Es que, el mejor escenario económico y las innovaciones en materia de política social no fueron suficientes para superar las múltiples desigualdades en los países de la región.

Entre otras medidas, ONU Mujeres enumera: evitar políticas monetarias hiperrestrictivas; mantener o permitir tasas de cambio depreciadas (para sostener la competitividad en contextos de baja demanda internacional); proteger el gasto social con efectos positivos en la igualdad de género y el empoderamiento económico de las mujeres; progresar hacia un gasto público redistributivo y con sensibilidad de género.

Es clave proteger el empleo femenino; garantizar la seguridad económica de las mujeres en el corto plazo y propiciar las condiciones para su empoderamiento económico en el mediano y largo plazo.

 

Gonzalo Ortiz* Experto en temas de historia económica y miembro de la Real Academia de Historia; estudió Letras en la PUCE, Sociología en la Universidad Central; una maestría en Desarrollo Económico en el Instituto de Ciencias Sociales, La Haya (Holanda). Ha sido investigador, editor y director de distintos medios de comunicación, profesor universitario, coordinador de Proyectos Liderazgo Integrador Fundación Esquel, concejal y vicealcalde del Distrito Metropolitano de Quito. Ha publicado libros de temas económicos y la novela Los hijos de Daysi.

Twitter: @GonzaloOrtizID

Last modified on 2017-10-10

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