En 2019 el Ecuador se ubicó en el puesto 86 de 189 países en el Índice de Desarrollo Humano con una puntuación de 0,759, es decir, 0,03 puntos menos que en 2018. A pesar de su posición, está dentro del grupo del alto desarrollo. El impacto de la pandemia se espera recaiga principalmente por el lado de los ingresos. En la edición 30 del informe se presentó un indicador con ajustes relacionados al daño de la naturaleza y se determina que los países más desarrollados son los que mayor impacto tienen en ese aspecto.
En 1990 el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) lanzó el primer informe en que tomaba en cuenta además de los ingresos, producción de materias primas, y en sí de la acumulación de riqueza, otras dimensiones del bienestar como medida de desarrollo de un país y también las relaciones con el medioambiente.
Como es habitual, en el IDH presentado en marzo 2021, con fecha 2020, se recogen los datos disponibles hasta 2019, por lo tanto, es importante considerar que las cifras todavía no toman en cuenta el impacto de la pandemia en el desarrollo humano.
La premisa principal del informe 2020, según Luis Felipe López, director regional de América Latina y el Caribe del PNUD, se enfoca en la relación de los humanos con el planeta: “por primera vez, en nuestra larga relación con el planeta, somos los humanos los que estamos moldeando y modificando la dinámica de la naturaleza”. En el informe se destaca que ningún país en el mundo que haya alcanzado un alto desarrollo económico lo ha hecho sin dañar al planeta.
EN 2019 ECUADOR OCUPÓ EL PUESTO 86 EN DESARROLLO HUMANO
El Índice de Desarrollo Humano es una métrica promediada que considera tres dimensiones:
- Vida larga y saludable: como indicador se usa la esperanza de vida al nacer, que tiene como valor mínimo 20 años y como valor máximo 85 años.
- Conocimiento: como indicador se utilizan los años medio de escolaridad. Se toma como posible valor mínimo a cero años y como valor máximo 18 años.
- Nivel decente de vida: en esta dimensión se considera al Producto Nacional Bruto (PNB) per cápita.
En América Latina y el Caribe el promedio del IDH en 2019 fue de 0,766. De los países sudamericanos, Chile, Argentina y Uruguay tienen un desarrollo humano muy alto. Mientras que Ecuador se establece debajo del promedio de la región, con un IDH de 0,759 que se traduce en un desarrollo humano alto (Mapa 1), aunque estas cifras demuestran que hubo un retroceso de 0,03 puntos con respecto a 2018, lo cual se relaciona con el estancamiento económico de los últimos años. Consecuentemente, Ecuador pasó del puesto 84 de 189 países en 2018, al puesto 86 en 2019.
Mapa 1
Índice de Desarrollo Humano 2019 para la región
SE PREVEE UN RETROCESO DE 9 AÑOS EN EL DESARROLLO EN 2020
En términos generales, en dos de las tres dimensiones del IDH ha habido un avance sostenido en aumento de bienestar. A pesar de ello, hay años en los que existen leves contracciones en el IDH, sostenidas principalmente por reducción del ingreso per cápita (Tabla 1).
Tabla 1
Evolución de los componentes del IDH
Aunque en el informe 2020 únicamente se presentan datos de 2019, el PNUD en aras de establecer un panorama para 2020, simuló el IDH considerando los efectos de la pandemia y se recoge que habría una reducción en 0,025 en el IDH a nivel global.
En el Ecuador, el impacto en términos de desarrollo se puede medir hasta el momento por el lado del ingreso per cápita. Si bien el IDH toma como referencia el Producto Nacional Bruto, que es la suma de PIB más los ingresos de ecuatorianos en el exterior menos los ingresos de extranjeros en el país, se puede tomar al PIB per cápita como un aproximado.
Bajo el supuesto de que no varía la población y que el ingreso per cápita caiga en la misma magnitud que el PIB, es decir, en -8,9% como proyecta el BCE, hablaríamos de una cuantiosa reducción en términos de bienestar. Pero si para el 2020 se toma el cálculo del IDH en 2019, menos la variación simulada por el PNUD, da como resultado un IDH para el país de 0,734, comparable con el registrado en 2011.
LOS PAÍSES SE DESARROLLAN MÁS A COSTA DEL IMPACTO CLIMÁTICO
En su aniversario 30, el IDH presenta una nueva propuesta: ajustar el IDH a las presiones planetarias (IDHP). Las presiones planetarias se calculan con dos variables: 1) la emisión de dióxido de carbono como resultado de procesos de producción; 2) la huella material, que se calcula por la cantidad extraída nacional e importada para cubrir la demanda interna de producción de bienes y suministro de servicios.
En el Ecuador, el IDHP para 2019 sería 0,718, con una diferencia de 5,4 puntos porcentuales con respecto al IDH sin ajuste por las presiones climáticas. En el ranking mundial del IDHP, Ecuador se posicionaría en el lugar 67 de 189 países.
Estos resultados se sostienen porque las emisiones de CO2 del proceso de producción per cápita son de 2 toneladas por año, menor al promedio mundial (4,6 toneladas al año) y menor a la media de América Latina y el Caribe (2,8 toneladas al año). Asimismo, la huella de materiales es 11 toneladas per cápita al año (entre extracción interna e importaciones). En este indicador el Ecuador se encuentra 1,4 toneladas por debajo del promedio de América Latina y 1,3 toneladas menos que la media mundial.
Todos los países, si se ajusta el IDH al impacto en el medioambiente, tienen aunque sea reducciones mínimas con respecto a su posición inicial (Cuadro 1). Si los países se acercan a la línea de 45 grados implica que su nivel de desarrollo es similar, aunque se ajuste a las presiones planetarias.
Cuadro 1
Comparación del IDH y del IDHP por grupos de desarrollo humano
Fuente: Oficina del Informe sobre Desarrollo Humano, PNUD (2020).
La conclusión que se observa es que a medida que un país es más desarrollado, mayor presión contra la naturaleza tiene. Esto quiere decir que el desarrollo en gran medida se sostiene con la explotación de recursos naturales y la emisión de gases a la atmósfera como resultado de procesos productivos que usan como energías combustibles fósiles.
CAMBIO CLIMÁTICO: ALERTA ROJA
Es probable que mitigar el impacto del coronavirus tome alrededor de 3 a 5 años, según expertos. Sin embargo, el problema que se viene gestando, desde la primera revolución en 1760, es el cambio climático.
Achim Steiner, administrador del Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo, hace un planteamiento importante: “Cuatro mil generaciones podrían vivir y morir antes de que el dióxido de carbono liberado desde la Revolución Industrial hasta la actualidad se eliminara de la atmósfera. Pero los responsables de la toma de decisiones siguen subvencionando los combustibles fósiles […]”.
A pesar del avance del cambio climático, se han planteado alternativas que reviertan los hábitos de producción y consumo que tienen impacto directo en el calentamiento del planeta. Por ejemplo, acciones a favor de los bosques, humedales, pastizales y tierras agrícolas pueden ayudar en un 37% en la mitigación necesaria de aquí a 2030 para mantener el calentamiento global menos de 2°C por encima de los niveles preindustriales, y un 20% de la mitigación necesaria de aquí a 2050 (Cuadro 2).
Cuadro 2
Mitigaciones contra el cambio ambiental para 2050
Fuente: Griscom et al. (2017).
Si bien el desarrollo humano con el paso del tiempo ha evolucionado favorablemente, nuevas métricas que consideran la huella del ser humano en el medioambiente, permiten observar que los patrones actuales de consumo y producción llevan a un cambio climático inminente. Aquello implica que en un futuro el desarrollo y la calidad de vida humana se verán alteradas por el obrar humano.
La pandemia pudo tener un impacto en la economía y es probable que a mediano plazo se logre una recuperación e incluso mayor crecimiento que en la etapa pre-covid. Sin embargo, el problema central tiene que ver con la relación entre humano y naturaleza. Según algunos científicos y expertos, esta nueva época se conoce como el Antropoceno, dado que ahora los seres humanos determinan los patrones del planeta y ya no al contrario.
(*) Elaborado por Karen Lucero, redacción Revista Gestión.
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