El 15 de abril, la ministra del Interior, María Paula Romo, afirmó que parecería ser que lo peor (del Covid-19 en Ecuador) ya está pasando; que la “famosa curva” se está aplanando. Esto implicaría que Ecuador habría manejado el tema incluso mejor que Corea del Sur, que aplicó testeos masivos en su población de más de 50 millones de personas. La realidad de nuestro país es distinta debido a su capacidad extremadamente limitada de realizar pruebas y procesarlas. Dados los riesgos y responsabilidad que conllevan las decisiones de política pública, y más aún en este entorno particular, si efectivamente –como dijo la ministra–“estamos aplanando la curva”, ¡necesitamos pruebas!
Entre el sábado 11 y el jueves 16 de abril, se tomaron tan solo 6.300 muestras (vs. 10.259 tomadas entre el 5 y el 10 de abril), de las cuales, 39% se procesaron. En este periodo, en promedio, se realizaron 1.050 pruebas diarias (vs. 1.709 pruebas diarias entre el 5 y 10 de abril) y, de todas esas pruebas, se procesaron apenas 413 al día en promedio (vs. 1.137 procesadas en el periodo inmediatamente anterior).
En general, mientras menos pruebas se toman, menor es el número de casos positivos detectados. Sin embargo, eso no quiere decir que existan menos personas contagiadas. Más bien, en el entorno actual, puede ser una muestra de que desconocemos el estado real del número de casos positivos.
LAS CIFRAS LO DEMUESTRAN
La Figura 1 presenta el número de pruebas y casos positivos detectados (acumulados) cada día, desde que hay datos disponibles. Vale comparar el caso ecuatoriano con el de Corea del Sur, Perú e Israel. Corea del Sur porque ha sido citado como “caso exitoso” en su lucha contra el Covid-19, mientras que Perú e Israel se destacan por aplicar buenas prácticas en términos de estrategias de testeo.
Figura 1: El número acumulado de pruebas y casos positivos detectados sigue la misma tendencia, a excepción de Corea del Sur. En este país el incremento en el número de pruebas ha sido estable.
Fuente: Our World in Data y estadísticas publicadas por el COE Nacional.
Elaboración: el autor.
En Perú, por ejemplo, el 21 de marzo el presidente Martín Vizcarra anunció la compra de 1,4 millones de pruebas rápidas y 200.000 moleculares. La implementación del testeo masivo empezó a rendir sus frutos durante los primeros días de abril, lo que se ve en la Figura 1 en el comportamiento de la línea de número de pruebas acumulada (roja).
Hasta el 15 de abril, Perú ya había detectado 11.475 casos (vs. 2.561 detectados hasta el 6 de abril). Así, poco a poco, el número de casos positivos reportados en Perú ha empezado a reflejar la realidad. ¿La preocupación? La política de aumento de testeos en ese país recién empieza y, dado el tiempo de manifestación de síntomas varía entre 4 y 15 días, es probable que el número de casos positivos siga aumentando.
En la misma línea, tanto Israel como Corea del Sur han mantenido una política de “realicemos tantas pruebas como sea posible”. Israel sigue luchando por aplanar la curva, y Corea del Sur ya lo logró.
En Ecuador, la pandemia nos cogió en curva, en una más pronunciada que en otros países. Con cuentas fiscales en estado crítico, difícilmente se podrá implementar algo similar, pero eso no justifica a las autoridades tomar decisiones de política pública sin incorporar en ello la limitación de los datos oficiales.
El aparente aplanamiento de la curva que observamos en Ecuador es artificial, y se explica por la capacidad extremadamente limitada de tomar muestras nuevas (y procesarlas). Para demostrar el argumento más claramente, la Figura 2 presenta las tendencias que siguen el número de pruebas realizadas y el número de casos positivos detectados en los cuatro países considerados. El eje horizontal mide el número acumulado de casos detectados (los positivos en azul y las pruebas realizadas en rojo), y el eje vertical registra el número de casos diarios (positivos detectados en azul y pruebas realizadas en rojo). Ambos ejes están medidos en miles de casos y escalas logarítmicas, con el fin de representar el crecimiento exponencial de forma lineal.
Cuando las curvas empiezan a caer de forma pronunciada hacia el eje horizontal, quiere decir que los casos detectados diariamente son cada vez más cercanos a cero y que la curva ha abandonado la senda de crecimiento exponencial.
Sin embargo, el cambio de tendencia en el número de casos positivos no debe ser sensible al número de pruebas realizadas para afirmar que se ha aplanado la curva. En el caso de Corea, el número de pruebas realizadas está empezando a estabilizarse. Mientras tanto, la línea que mide la tendencia de casos positivos detectados está cayendo de manera sostenida. Es decir, Corea ya logró despegarse de la senda de crecimiento exponencial o, en otras palabras, ya logró aplanar la curva.
En los casos de Perú e Israel tanto el número de pruebas realizadas como el número de casos positivos detectados siguen pegados a una senda de crecimiento exponencial. Resalto un punto clave en este párrafo: ambos siguen en la senda de crecimiento exponencial. Sin embargo, los dos países están aplicando una estrategia de testeo masivo, con lo cual, un cambio de tendencia del número de casos positivos sí mostraría un aplanamiento de curva.
Figura 2: El aplanamiento de la curva en Ecuador es artificial, y responde únicamente a la caída (severa) en el número de pruebas realizadas en los últimos días. Los ejes de los gráficos están expresados en miles y escala logarítmica.
Fuente: Our World in Data y estadísticas publicadas por el COE Nacional.
Elaboración: Carlos Uribe-Terán.
ECUADOR: UNA REALIDAD ARTIFICIAL
¿Pasa lo mismo en Ecuador? ¡Claramente no! ¿Por qué? Porque existe la posibilidad de que haya menos casos positivos registrados en las cifras oficiales solo porque existen menos pruebas realizadas y procesadas. Para empezar, a diferencia de otros países, en Ecuador se empezó a reportar el número de muestras tomadas recién a partir del 18 de marzo (más de 20 días después del reporte del “caso 0”). Por este motivo, la curva de pruebas realizadas (roja) es más corta y empieza más arriba que la curva de casos positivos –primera señal de alarma sobre la calidad de la información-.
Pero, desde que hay datos, en Ecuador el comportamiento de la tendencia de casos positivos detectados es prácticamente la misma que la del número de pruebas realizadas. Es decir, nos despegamos (artificialmente) de la tendencia de crecimiento exponencial cada vez que tenemos una caída en el número de pruebas realizadas.
¿QUÉ HACER? LO PRIMERO, NO TOMÁRSELO A LA LIGERA
Entonces, ¿qué hacemos? Si bien el tema económico es una preocupación de muchos hogares ecuatorianos y del sector empresarial, es extremadamente peligroso tomar decisiones a ciegas, sobre todo en este contexto, pues estamos hablando de poner vidas en riesgo. Por lo tanto, la estrategia debe ir en la dirección de hacer esfuerzos por realizar más pruebas y allí aportes voluntarios del sector privado serían de gran ayuda.
Bogotá ya está encaminada. La alcaldesa Claudia López acaba de anunciar la llegada de 200.000 pruebas el fin de semana del 11 de abril, y otras 200.000 pruebas rápidas más ya están en camino. Esto es lo ideal. El testeo masivo permite la identificación de focos de infección en las ciudades, el correcto aislamiento de casos positivos, y la posibilidad de regresar a la normalidad más rápido y, sobre todo, de forma más segura.
La segunda opción, más costo-efectiva, es el testeo aleatorio. Esta estrategia consiste en aplicar pruebas de coronavirus (pueden ser pruebas rápidas), de manera aleatoria a un número reducido de la población (una muestra representativa). La ventaja del testeo aleatorio es que nos permite tener estimados reales de la tasa de contagio y la tasa de fatalidad generada por la enfermedad –dos parámetros clave para el modelamiento de la evolución de la infección en una población-.
Entonces, todavía no hemos superado lo peor. De hecho, no sabemos dónde estamos y así es muy difícil tomar decisiones. Todos queremos regresar a la normalidad, pero no queremos morir en el intento. Para ello, ¡necesitamos más pruebas!
(*) Carlos Uribe-Terán es profesor de economía en la Universidad San Francisco de Quito. PhD en Economía por Queen Mary, University of London. cauribe@usfq.edu.ec.
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Last modified on 2020-04-19