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Autor: Revista Gestión *

32% de la población es pobre por ingresos, es decir, vive con $ 84,05 dólares al mes. Esto representa un universo de 5,6 millones de personas. Esto significa un retroceso de al menos diez años en este indicador social. El paso de la pandemia es evidente y el problema se torna más profundo en las zonas rurales, donde 47,88% de sus habitantes es pobre. Asimismo, la desigualdad ha empeorado y grupos poblacionales como las mujeres se vuelven más vulnerables.

Para el cálculo de indicadores de pobreza se utiliza la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (ENEMDU). La entrega de esta encuesta fue publicada con 36 días de retraso. El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) dice que los datos de diciembre de 2020 no son estrictamente comparables con los resultados presentados anteriormente. Sin embargo, es preciso hacer un análisis comparativo para entender mejor la realidad.

MÁS MUJERES PODRÍAN CAER BAJO LA POBREZA

A propósito del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, las cifras muestran a las mujeres como un grupo vulnerable con mayor probabilidad de caer en pobreza por ingresos. Asimismo, las brechas de género dentro del mercado laboral se mantienen.

Si bien los resultados presentados por el INEC no desagregan la pobreza por sexo, indicadores del mercado laboral dan pautas de las condiciones de las mujeres al 2020.

En un principio, las mujeres perciben un salario ($ 262,6) menor que el de los hombres ($ 309,9), es decir, existe una brecha de $ 47,3 dólares. Esta disparidad se cimienta en una estructura en la que la mujer trabaja menos horas productivas a la semana que un hombre.

Una mujer trabaja a la semana 31:15 horas, mientras que un hombre lo hace 36:41 horas en promedio. Pero gran parte de esta diferencia se explica en el trabajo reproductivo. El 19% de las mujeres en edad de trabajar tiene un empleo no remunerado, que generalmente se relaciona con actividades del hogar y cuidado. En esta misma condición únicamente está el 7% de hombres

Según la Encuesta Específica del Uso del Tiempo (EUT) del INEC, hay una brecha de 22:40 en las tareas domésticas. A la semana, la mujer destina 31:49 a las actividades del hogar, en contraste con las 09:09 que destina el hombre. Por lo tanto, si sumamos las horas de trabajo productivo y reproductivo, los hombres habrían trabajado a la semana 45:50 y las mujeres 63:04, ampliando la brecha de trabajo y, más aún, la brecha salarial.

Estos factores limitan el ingreso de las mujeres, por tanto existe mayor propensión de las mujeres a caer bajo la línea de la pobreza.

RETROCESO DE 10 AÑOS EN MATERIA DE LUCHA CONTRA LA POBREZA

En diciembre del 2020 la línea de pobreza fue de $ 84,05. Este valor es el resultado de multiplicar la línea de pobreza del 2006 por un factor de ajuste de la variación de los precios hasta diciembre de 2020. Para calcular el porcentaje de personas pobres por ingresos, se necesita obtener el ingreso per cápita del hogar; si este es mayor a la línea de pobreza se considera no pobre.

Al cierre del anterior año, a nivel nacional 32% de la población era pobre, es decir, 5’662.574 personas (Gráfico 1). Una cifra comparable con el nivel registrado en 2010, por lo que se puede inferir un retraso de al menos 10 años en materia de lucha contra la pobreza.

Gráfico 1

Pobreza por ingresos a diciembre de cada año en Ecuador

 

 

Por área, en las ciudades 1 de cada 4 personas es considerada pobre, un nivel similar al de 2009. Es decir, 11 años de retroceso. Sin embargo, el nivel de pobreza en las zonas rurales es el que más sobresale. Casi la mitad, 47,88% de la población rural total es pobre. En términos reales esto equivale a 3’027.990 pobres en las urbes y 2’696.525 personas bajo la línea de pobreza en el área rural.

La pobreza extrema por ingresos también se incrementó. Una personas es considerada pobre extrema si percibe menos de $ 47,37 mensual. Es decir, menos de $ 1,58 al día. En diciembre pasado, 14,89% de ecuatorianos a nivel nacional fueron pobres extremos, lo que significa que 2’634.867 personas viven con $ 1,58 o menos al día (Gráfico 2). Un registro similar al de 2009. En las zonas urbanas la pobreza extrema acapara a 8,96% de la población, una tasa que indica más del doble que el registrado en 2019 (4,28%).

Gráfico 2

Pobreza extrema por ingresos a diciembre de cada año

 

 

En el área rural, en cambio, la pobreza extrema es de 27,54%. Un registro mayor incluso que el nivel de pobreza urbana en este mismo año. Lo que indica las dificultades de las poblaciones en las áreas rurales, que viven con un ingreso altamente limitado. La extrema pobreza en promedio desde el 2007 en esas zonas es de 22,54% y hoy se ve más agravada por la crisis de la emergencia sanitaria.

LA BRECHA DE DESIGUALDAD SE EXPANDE

Para medir el grado de desigualdad es comúnmente usado el índice de Gini, cuyo propósito es registrar la desigualdad en la distribución de una variable, en este caso los ingresos. Mientras más se acerca a 1 la desigualdad es mayor y si tiende a cero hablamos de perfecta igualdad.

Gráfico 3

Índice de Gini

 

Entre 2007 y 2017, la desigualdad a nivel nacional mostró una notable tendencia a la baja. No obstante, desde 2018 se incrementa y en 2020 tiene un repunte considerable. El índice alcanzó los 0,500 puntos, es decir, un incremento de 0,0265 puntos, lo cual es solo comparable con el nivel de desigualdad del 2010 (0,505 puntos).

EL NÚMERO DE MIEMBROS EN EL HOGAR ES UN DETERMINANTE EN LA POBREZA

Resulta intuitivo que mientras más personas existan en un hogar, menor será el ingreso per cápita y por lo tanto aumentan las posibilidades de caer en pobreza. En la Tabla 1 se registra el ingreso medio de los hogares considerados pobres, según la composición del hogar, y se comprueba la hipótesis previamente anunciada.

A medida que aumenta el número de miembros del hogar, la probabilidad de ser pobre también crece. A nivel nacional, 50% de hogares con más de miembros son pobres.

Tabla 1

Ingreso promedio de los hogares pobres por número de miembros del hogar

 

 

A nivel nacional, 6,2% de hogares conformados por un solo miembro son pobres con un ingreso promedio de $ 51,75 dólares mensuales. Resulta interesante que el ingreso promedio es mayor en las zonas rurales hasta en hogares conformados por 3 miembros.

A PESAR DE LA PANDEMIA, LA POBREZA POR NBI SE REDUJO

La pobreza por Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) abarca cinco dimensiones, y se considera pobre si presenta, al menos, una insatisfacción de necesidades básicas:

  • Capacidad económica. El hogar es pobre en esta dimensión si: 1) años de escolaridad del jefe de hogar son menores a igual a dos; 2) si existen más de tres personas por cada persona ocupada en el hogar.
  • Acceso a educación. El hogar está privado de esta dimensión si hay niños de 6 a 12 años que no asisten a clases.
  • Acceso a vivienda. El hogar estará privado de esta dimensión si: 1) el material del piso es de tierra u otros materiales; 2) el material de las paredes es de caña, estera u otros.
  • Acceso a servicios básicos. El hogar se considera pobre si: 1) la vivienda no tiene servicio higiénico; 2) si el agua suministrada al hogar no viene dada por una red pública.
  • Hacinamiento. El hogar es pobre si la relación de personas por dormitorio es mayor a tres.

Con el conocimiento previo de las dimensiones de la pobreza por NBI, se registra a 2020 una reducción anual de la pobreza por NBI en 1,6 puntos con respecto al 2019 alcanzando al 32,6% (Gráfico 4). Es decir, 5’768.748 personas en el país no tienen cubiertas todas su necesidades básicas de subsistencia. En el área urbana, sin embargo, se dio un incremento de 21,4% de la población en 2019 a 21,8% en 2020. Por otro lado, la explicación en la reducción a nivel nacional radica en las zonas rurales, donde se registra una reducción de 5,8 puntos. De 61,6% en 2019 a 55,7% en 2020.

Gráfico 4

Pobreza por Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) e Índice de Pobreza Multidimensional (IPM)

 

 

En tanto, el Índice de Pobreza Multidimensional considera cuatro dimensiones similares al NBI:

  • Educación. Inasistencia a educación básica a niños de 5 a 17 años que no asisten a clases; a jóvenes de 18 a 29 años que no acceden a educación superior por razones económicas; y, personas entre 18 y 64 años con menos de 10 años de escolaridad y no asisten a un centro educativo.
  • Trabajo y seguridad social. Empleo infantil en niños de 5 a 14 años, y en jóvenes de 15 a 17 años si no reciben un salario de al menos una remuneración básica, trabajan más de 30 horas a la semana y no asisten a clases; desempleo o empleo inadecuado en personas de 18 años o más; y no contribución al sistema de pensiones.
  • Salud, agua y alimentación. Pobreza extrema por ingresos; y sin servicio de suministro de agua por red pública.
  • Hábitat, Vivienda y Ambiente Sano. Hacinamiento, que se mide si en promedio más de 3 personas usan un dormitorio para dormir; déficit habitacional, depende del material de la construcción que se considera como déficit cualitativo o cuantitativo de la vivienda; sin saneamiento de excretas, si un hogar no cuenta con servicio higiénico conectado al alcantarillado público; y, sin servicio de recolección de basura.

Si bien existen similitudes entre la pobreza por NBI y el IPM, la principal consideración que resalta en los resultados es la económica, dado que el IPM considera el nivel de extrema pobreza como una limitación.

Los resultados del IPM y pobreza por NBI están directamente relacionados. El IPM aumenta de 19% en 2019 a 20,1% en 2020. En este indicador ocurre algo similar que en la pobreza por NBI, se reduce el IPM en las áreas rurales, pero se incrementa en las urbes. A 2019, en el área urbana el IPM fue de 9,8%, mientras que en 2020 se incrementa a 11,6%. Contrario a la ruralidad que se reduce marginalmente de 38,5% a 38,3% en 2020.

Resulta complicado entender el deterioro social y económico registrado para que durante un solo año se haya retrocedido a niveles de pobreza comparables con los registrados 10 años atrás. Gran parte de este deterioro se dio como consecuencia de la pandemia, causando la pérdida de ingresos de los hogares que perdieron su empleo y tuvieron que alojarse en la informalidad o simplemente salieron del mercado laboral para concentrarse en labores no renumeradas del hogar y cuidado, principalmente las mujeres.

 

(*) Elaborado por Karen Lucero, redacción Revista Gestión.

 

 

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Last modified on 2021-03-07

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