La decisión de emprender un viaje, sobre todo si se trata de feriado, es un hecho que suele generar tanta satisfacción como preocupación financiera. Los viajes de ocio se tratan de poder relajarse y no tener que cuidar de cada detalle. Pero existe el peligro de distraerse demasiado y gastar de forma descontrolada, para luego encontrarse con que se comprometió toda la economía del año.
¿Qué hacer cuando se desean unas vacaciones con ciertos lujos en un hotel todo incluido pero el presupuesto disponible no es ilimitado? Aquí las ventajas, las desventajas y algunas ideas para planificar teniendo en cuenta el presupuesto y los deseos para este feriado.
Ventajas de un all inclusive desde la perspectiva de las finanzas
Previsibilidad del presupuesto: contratar un hotel todo incluido ayuda a saber de antemano cuánto se invertirá en el viaje. Aunque siempre existen costos extra por paseos, excursiones o eventos aislados, la mayoría de los gastos fijos que tienen unas vacacionesestán cubiertos entre los servicios del resort.
Comidas, descanso y entretenimiento se transforman en variables controladas y con ello, se evitan muchos de los excesos típicos de un viaje. Es mucho más difícil comprometer el presupuesto si existe una gran cantidad de servicios al alcance de la mano, incluidos en el precio inicial. Y como la planificación y la previsibilidad ayudan en el cumplimiento de cualquier presupuesto, en este sentido el hotel todo incluido es una opción ideal.
Conveniencia del costo por servicio: aunque a simple vista puede parecer más caro, si se realiza un desglose de costos de cada uno de los servicios del paquete, el hotel all inclusive suele revelarse la opción más económica para viajes de confort. Si a la habitación se suman las excursiones, las comidas, las bebidas, los shows y las actividades internas al hotel y otros servicios extra como guarderías y salas de juegos para niños, lo que parecía costoso se puede considerar accesible.
Seguridad y menor tentación de gasto: quien viaja a un resort all inclusive no necesita llevar mucho dinero en mano, que suele ser una preocupación para quien se hace responsable de ello. Transportar poco efectivo, además de ser seguro, también ayuda a controlar el presupuesto inicial y sólo gastarlo en ocasiones especiales o para alguna necesidad imprevista, como recuerdos de viaje o un paseo espontáneo.
Desventajas financieras de elegir un all inclusive
Falta de espontaneidad y pago por servicios que nunca se utilizan: la expresión todo incluido, lógicamente, no significa que se contemplan en el precio absolutamente todos los deseos del viajero, sino simplemente la lista de servicios que ofrece el hotel. Así como de antemano se sabe cuánto se gastará, también se conoce qué es lo que se puede hacer por ese precio. Todo lo que esté por fuera implicará gastos extra que pueden poner en jaque el presupuesto. Además puede suceder que muchos de los servicios incluidos no sean de interés del huésped, quien estaría ‘regalando’ ese dinero al resort.
Psicológicamente solemos entusiasmarnos y sentirnos encantados por la larga lista de beneficios que incluyen los paquetes de estos hoteles. Pero para que un all inclusive no sea una mala decisión financiera, se debe tomar un tiempo para analizar en detalle cada servicio ofrecido y reflexionar objetivamente: ¿lo vamos a utilizar? ¿estaríamos dispuestos a pagar por ello si fuéramos a un hotel común? ¿aporta un confort significativo a nuestro viaje?
Si la mayoría de las respuestas son negativas, tendríamos que comparar los precios de los servicios aislados y sumarlos con el costo por noche de un hotel común. Si la diferencia es grande, el all inclusivepasa a ser una mala inversión.
Pocas opciones de aventura: los all inclusive son óptimos para descansar y entretenerse, pero hay personas para las que viajar es sinónimo de deportes extremos en paisajes nuevos, excursiones de aventura y exploración de la naturaleza. Si para un viajero esas son las prioridades, posiblemente un paquete completo en un hotel de lujo sea un despilfarro, pues pasará la mayor parte del día -e incluso las noches- fuera del recinto.
Entonces, ¿cómo saber en qué casos conviene y en cuáles no?
Para decidir, lo ideal es analizar el dinero disponible y el tipo de viaje que se desea hacer antes de ver precios y opciones, para saber de antemano lo que se quiere. Puede ser útil realizarse estas preguntas:
- ¿Cómo nos imaginamos pasando los días de vacaciones?
- ¿Qué actividades haríamos?
- ¿Cuánto deseamos gastar en total y qué tanto confort pretendemos tener?
Ante la duda, también sirve hacer una lista de prioridades:
- ¿Qué actividades, servicios o experiencias nos resultan necesarias?
- ¿Cuáles nos gustan pero pueden ser prescindibles?
- ¿Cuáles sólo representarían un beneficio ‘extra’?
Una vez que se tienen escritas las respuestas, recién ahí es bueno comenzar la investigación de precios y elegir entre las opciones disponibles. Sabiendo lo que se desea, será más fácil saber si el all inclusive es una decisión inteligente o sólo un capricho que comprometerá nuestras finanzas.
Si elige un all inclusive, tenga en cuenta:
- Lea bien los comentarios de otros usuarios antes de comprar el paquete.
- Revise en detalle la lista de “no incluidos”: quizás tenga interés en alguna excursión que no está en el paquete.
- Sepa de antemano que para hacer un viaje realista y no despilfarrar, se debe hacer una investigación bastante detallada y dedicar tiempo y esfuerzo a la planificación.
Fuente: Finanzas personales.
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Last modified on 2018-03-29