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Autor: Revista Gestión *

La necesidad de eliminar los subsidios a los combustibles abre un nuevo debate que busca alternativas para el sector de transporte público en Ecuador. Varios estudios explican que una opción viable es incursionar en el transporte eléctrico, que ya ha dado sus primeros pasos en el país, pero podría no cumplir las metas.

El transporte público tiene un papel crucial en la vida diaria de las personas y en el funcionamiento de la economía urbana. Ofrecer una manera accesible de desplazarse, influye en la productividad y en la dinámica de los mercados laborales. 

Además, en teoría, al reducir la congestión del tránsito, el transporte público también ayuda a disminuir problemas como la contaminación y los retrasos, lo que puede tener un impacto positivo en la calidad de vida y en la salud pública. 

No obstante, algunos países dentro de la región latinoamericana presentan varias deficiencias, tanto sociales como ambientales, en su transporte público. Ante esto, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), resalta la posibilidad de promover la movilidad sostenible a través de la introducción de autobuses eléctricos.

LA ELECTROMOVILIDAD AÚN NO ES UNA REALIDAD EN ECUADOR

Pese a que en los últimos años se han desarrollado varios proyectos de electromovilidad, principalmente en el segmento de transporte público y comercial de pasajeros, desde el Banco Mundial se explica que la implementación de transporte eléctrico ha sido más rápida en mercados como China, Estados Unidos y Europa, pero en los países en desarrollo su adopción ha sido lenta.

Para julio 2023, según las estadísticas de la plataforma E-BUS RADAR, hay 3.717 buses eléctricos en funcionamiento en todo Latinoamérica. La cifra engloba varios tipos de buses: trolebús, midi, el estándar a batería, y el articulado a batería. 

La forma en que estas unidades están distribuidas en nuestra región coloca a Colombia y Chile en la delantera, con 1.589 y 1.223 buses, respectivamente. En Ecuador, se tiene un total de 106 unidades, la mayoría repartida en las principales ciudades: Quito, con 85 trolebuses, y Guayaquil, con 20 buses estándar a batería (Gráfico 1).  

Gráfico 1

Número de buses eléctricos por país en 2023

Por ese motivo, Guayaquil es una de las ciudades líderes en materia de electromovilidad, porque es la primera ciudad con 20 buses eléctricos, llegados en 2019 y a cargo de la compañía de transporte urbano Saucinc S.A. 

El escenario se encuentra lleno de incertidumbre puesto que, según la Ley de Eficiencia Energética, para 2025 todos los automóviles que sean integrados en el ámbito del transporte público en áreas urbanas e interparroquiales deberían poseer exclusivamente una fuente de propulsión eléctrica. La meta es lejana, dado que el pasado 11 de julio el Gobierno aprobó la reducción del 50% de la tarifa arancelaria para la importación de 300 buses a diésel, pese a las múltiples ventajas de los autobuses eléctricos, las cuales se explican a continuación.

LOS COSTOS DE LA ELECTROMOVILIDAD SON MENORES TRAS LA INVERSIÓN INICIAL

Según un estudio de análisis de electromovilidad realizado por el Instituto de Investigación Geológico y Energético, a pesar de los costos iniciales relativamente más elevados, estos han dejado de ser un obstáculo gracias a los beneficios acumulados y al notorio progreso tecnológico. 

El Instituto explica que el mantenimiento es más sencillo en comparación con los autobuses de motor de combustión interna, y los costos son significativamente reducidos al eliminar componentes mecánicos que influyen en el volumen y el peso del sistema de propulsión del vehículo. Esta situación hace que estos sistemas sean aptos para su implementación en el transporte público masivo. 

Además, un vehículo eléctrico (VE) debido a su configuración y distribución de peso puede proporcionar hasta un 50% más de potencia en comparación con un automóvil que utiliza combustibles fósiles. En términos prácticos, un autobús eléctrico permitiría transportar una mayor carga en arrastre que los autobuses diésel que actualmente operan en las carreteras ecuatorianas.

En Ecuador, se proyecta que, durante un lapso de 15 años, el cambio en la fuente de energía al adquirir 20 buses eléctricos evitaría el uso de 2,9 millones de galones de diésel, generando un ahorro tributario de USD 8,27 millones.

Se debe realizar un análisis de costos comparando buses a diésel con buses eléctricos en la ciudad de Guayaquil para determinar su verdadero beneficio. Tal y como se hizo en Costa Rica, donde se realizó un contraste con las unidades que operan con diésel como fuente de combustible, con los buses eléctricos, dando como resultado que estos presentaron un gasto de operación diario cinco veces inferior

En un estudio de caso de Ecuador para el BID, la consultora HINICIO, especializada en transición energética y movilidad sostenible, argumenta que al aumentar el número de vehículos eléctricos hasta llegar a 750.000 para 2040, entre buses eléctricos, taxis, camiones ligeros de carga y vehículos ligeros eléctricos, se evitaría el consumo de 6.500 millones de litros de diésel y 5.800 millones de litros de gasolina, lo que resultaría en una disminución aproximada de USD 6.400 millones en la salida de divisas debido a la importación de productos derivados del petróleo. 

LOS CRÉDITOS PARA ADQUIRIR BUSES ELECTRICOS SON INDISPENSABLES

En Ecuador existen incentivos económicos para la adquisición de buses eléctricos, como por ejemplo la ‘Ordenanza de estímulo a la transportación eléctrica’ de Guayaquil, que entrega incentivos económicos para la adquisición de unidades eléctricas. 

A pesar de ello, la implementación de la electromovilidad en el país sigue enfrentando obstáculos (de naturaleza financiera, técnica, regulatoria, operativa, cognitiva e infraestructural) que complican y obstaculizan el proceso de adopción de automóviles eléctricos.

La Estrategia Nacional de Electromovilidad para Ecuador presentada por HINICIO determinó que en cuando a programas de financiamiento, establecer líneas de crédito con condiciones blandas para proyectos de flotas eléctricas es un objetivo de carácter prioritario. 

Se esperaba que se ponga en marcha tal objetivo desde 2021, con el liderazgo de la CFN, el BDE, la banca multilateral, la banca comercial y el MTOP. La meta era establecer que se financie el 25% de la meta a 2025 de buses y taxis antes del segundo semestre del 2023 y se tenía una inversión proyectada entre USD 80 – USD 90 millones, pero aquello no ha ocurrido. 

En el ámbito regional, se estableció por parte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Verde para el Clima, un innovador fondo con el propósito de fomentar la adopción de la movilidad eléctrica y la utilización de hidrógeno verde en América Latina y el Caribe. Este fondo, que cuenta con una dotación de USD 400 millones en forma de préstamos con condiciones ventajosas y contribuciones no reembolsables, se dirige hacia nueve naciones de la región con el fin de respaldar estas iniciativas.

Por otro lado, HINICIO estableció varias metas específicas con relación a la sostenibilidad vial. Una meta prioritaria, tal vez la más urgente, es la eliminación del subsidio a los combustibles. A partir de ello, el precio de la gasolina, específicamente del diésel, aumentaría y perjudicaría al sector del transporte público. De hecho, en 2021, cientos de transportistas protagonizaron en rechazo al incremento del precio del diésel. Para afrontar el descontento social, el Estado debe facilitar líneas de crédito para el sector de transporte público, de no hacerlo, la transición podría ser compleja.

UNA LUCHA CONTRA LA DEGRADACIÓN AMBIENTAL 

La CEPAL identifica que el proceso de crecimiento urbano está generando una creciente inquietud sobre problemas como la congestión del tráfico y la calidad del aire. De hecho, según el BID, la demanda de transporte urbano de pasajeros se estima se multiplicará por 3,5 veces al 2050 en América Latina. 

Por si sola, la congestión vial tiene un impacto significativo, llegando a representar alrededor del 1% del Producto Interno Bruto (PIB) debido a la pérdida de tiempo y productividad. Esto sin considerar los efectos adversos para la salud humana y el entorno ambiental, explica el BID. Además, el uso predominante de petróleo como fuente de energía en el sector del transporte ha llevado a que sea responsable de aproximadamente el 25% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2). 

La adquisición de buses eléctricos se encuentra retrasada. No obstante, se estima que las unidades disponibles en América Latina permiten evitar anualmente 404,19 kilotoneladas de emisiones de CO2; mientras que los buses eléctricos en Ecuador permiten 11,98 kt emisiones de CO2 evitadas por año, según E-BUS RADAR (Gráfico 2).

Gráfico 2

Emisiones de CO2 evitadas anualmente por tipo de bus eléctrico 

En los resultados del análisis económico realizado por HINICIO se señala que entre 2020 y 2040 podría generarse un ahorro acumulativo en términos sociales de aproximadamente USD 843 millones, siguiendo las metas establecidas en la estrategia mencionada anteriormente, mismas que engloban varios tipos de vehículos eléctricos, no solo buses. Esto derivaría de la reducción de 180.000 toneladas de óxidos de nitrógeno (NOx), 4.000 toneladas de partículas finas (PM2.5) y 16,5 millones de toneladas de CO2.

(*) Elaborado por Camila Marcayata, analista económica Revista Gestión.


 

Last modified on 2023-08-06

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