En el cambiante panorama económico de Ecuador, los desafíos en el ámbito laboral son evidentes. Según el último Boletín Técnico del INEC, correspondiente al IV trimestre de 2024, la tasa de desempleo a nivel nacional se ubicó en 3,4%. Además, la tasa de empleo adecuado fue del 34,1%, mientras que el subempleo alcanzó el 23,2%. Estas cifras muestran un mercado laboral en transformación, donde las fluctuaciones y la incertidumbre generan efectos económicos y, en consecuencia, impactos significativos en la salud mental de quienes se ven afectados.
LA REALIDAD DEL EMPLEO EN ECUADOR
La economía ecuatoriana navega en un entorno globalizado y en constante cambio, exigiendo a su fuerza laboral una constante evolución. Los profesionales deben potenciar sus habilidades y evolucionar para prosperar en un mercado que, si bien muestra signos de recuperación, aún presenta desafíos sectoriales. La incertidumbre laboral puede generar estrés, por lo que se prioriza el desarrollo de estrategias que fomenten la estabilidad y el bienestar de los colaboradores.
“Para mitigar el impacto de la incertidumbre laboral, las empresas pueden fomentar una cultura de comunicación abierta, ofrecer capacitación en habilidades de gestión emocional y promover el equilibrio entre la vida laboral y personal. Estas estrategias, junto con el apoyo individual, son clave para reducir el estrés y la ansiedad”, explica Johanna Bustamante, experta en Talento Humano de SGF Global Ecuador.
 08.51.01.png)
Ante este escenario, las empresas tienen un papel crucial para contrarrestar el impacto emocional del desempleo y el alto índice de empleo inadecuado. Aquí se presentan estrategias clave que pueden implementar en sus organizaciones:
1. Fomentar la comunicación abierta: crear espacios de diálogo en los que los colaboradores puedan expresar sus inquietudes y sugerencias, fomentando un ambiente de confianza y apoyo.
2. Implementar programas de bienestar integral: implementar estrategias para la regulación emocional, talleres de manejo del estrés y actividades de relajación que promuevan el bienestar integral.
3. Promover la capacitación y el desarrollo personal y profesional: facilitar el acceso a cursos, talleres y programas que ayuden a los colaboradores a desarrollar o actualizar sus habilidades y adaptarse a los cambios del entorno.
4. Establecer políticas de flexibilidad laboral: evaluar la posibilidad de adoptar modalidades de trabajo flexibles que permitan equilibrar la vida profesional y personal.
5. Monitorear el clima laboral: implementar sistemas de evaluación y seguimiento para detectar tempranamente cualquier factor de riesgo psicosocial, permitiendo ajustar las estrategias de bienestar de manera oportuna.
El bienestar de los colaboradores depende en gran medida del compromiso de las empresas para crear entornos saludables y resilientes. Adoptar estas prácticas no solo mejora la salud mental del equipo, sino que también potencia la productividad y la capacidad de adaptación frente a un mercado laboral en constante cambio.
“Las empresas deben velar por mantener un entorno laboral adecuado que proteja la salud mental de sus trabajadores”, concluye Bustamante.
Para que la incertidumbre laboral se traduzca en progreso, las empresas deben comprometerse con el bienestar de su personal. La salud emocional como pilar estratégico permite construir un entorno laboral más humano y preparado para el futuro.
Last modified on 2025-03-18