Quiebra, cierre de operaciones obligatorio, liquidación forzosa… son algunos de los desenlaces jamás deseados en el universo de los negocios. Muchas de las razones de estos sucesos pasan por factores aleatorios o por situaciones de negligencia o falta de experticia. La tragedia se presenta cuando el riesgo se materializa, la impericia para gestionarlo se concreta y/o la malicia se manifiesta.
Los riesgos de un negocio son eventos o condiciones inciertas que, si suceden, tienen un efecto en los objetivos del proyecto o entidad. Si bien estos jamás desaparecen, sí se puede mitigarlos, reducirlos, diferirlos o compartirlos. El proceso de evitar su incidencia empieza por inventariarlo, como en el cuadro siguiente, para posteriormente mapearlo, es decir, estructurar las rutas de acción a seguir para neutralizar cada caso de la mejor manera posible en el sector o industria en donde se evidencie.
PRINCIPALES TIPOS DE RIESGO PRIORITARIO
Los riesgos pueden ser internos o externos, y pueden afectar diversos aspectos de la organización, como las ventas, la cotización en bolsa, el acceso a financiamiento, las relaciones con clientes y proveedores, la gestión de recursos humanos, y la propia continuidad del negocio. Se pueden sintetizar en los siguientes:
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LOS RIESGOS POR AZAR, NEGLIGENCIA O DOLO
Los riesgos por azar: se trata de evaluar las posibilidades de que un evento ocurra, en situaciones donde no se tiene un control sobre un hecho, es la probabilidad de ocurrencia de fenómenos aleatorios.
Los riesgos por negligencia: está asociada con una conducta descuidada, el incumplimiento o la falta de diligencia en diversas situaciones.
Los riesgos por dolo: implica la intención de cometer un acto criminal, mientras que la imprudencia consciente se refiere a actuar con conocimiento de un riesgo, pero sin la intención directa de causar daño.
En entornos tan complejos y hostiles como el actual, este tipo de riesgos está presente y sus resultados son: iliquidez, pérdida de segmentos de mercado, derrotas competitivas, fugas de talento, entre otras.
CUÁL ES LA MEJOR MANERA DE MANEJAR EL RIESGO
Nada garantiza un desenlace favorable, pero estos son los mecanismos que enmarcan la proactividad frente a la causalidad. Un entrenamiento y capacitación continuos con simulaciones y ejercicios prácticos frente a las contingencias que podrían aportar a la sostenibilidad e incluso a la rentabilidad organizacional.
- Antecedentes y definiciones: puntualizar el ámbito del riesgo, su contexto y la situación específica, al proporcionar información histórica y/o relevante para comprender su evolución o implicaciones.
- Metas o hitos: son el verificador del rango de cumplimiento de los objetivos trazados al momento de materializar lo impensable.
- Causales: factores o circunstancias que pueden contribuir a la ocurrencia de situaciones peligrosas o eventos no deseados.
- Escenarios factibles: son el conjunto de futuros razonablemente posibles, pero estructuralmente diferentes.
- Variables activadoras: son elementos relacionados al contexto del riesgo que desencadenan o inician un flujo de trabajo en un sistema de mitigación de dichas situaciones.
- Funciones en crisis: son los roles que los involucrados asumen frente a la situación detonada por el riesgo materializado.
- Cursos de acción estratégicos: iniciativas de contingencia que buscan incrementar o reducir factores relacionados con las consecuencias del riesgo activado.