“Si no está roto, rómpalo" es la enseñanza de una popular filosofía de principios del siglo XXI, que aborda la necesidad de adaptarse al cambio y desarrollar una mentalidad diferente para lograr resultados distintos. La pasión y el compromiso son factores clave para superar a los competidores y alcanzar el éxito.
Sus autores, Robert J. Kriegel y Louis Patler, argumentan que la pasión que impulsa a las personas a crecer, aprender, innovar y enfrentar retos es lo que diferencia a los líderes dinámicos de los buenos ejecutivos, abordando la importancia de aceptar el cambio y no quedarse atrapado en la conformidad.
Critican la idea “si no está roto, no lo arregle”, argumentando que puede llevar al estancamiento y a la pérdida de competitividad. Esta resta importancia a la creatividad, la innovación y la comunicación para el éxito personal y profesional. Es clave mejorar y generar nuevas capacidades para superar la mediocridad en un mundo en constante cambio.
MODELO DE GESTIÓN Y ALINEAMIENTO
Un modelo de gestión es un marco de referencia o esquema para la administración de una entidad. Esta identifica los componentes necesarios para el logro de un producto y los articula mediante interrelaciones y dependencias. De forma coordinada se deben encontrar herramientas que incluyan un conjunto de instrumentos, prácticas y acciones que definan y racionalicen procesos y asignen recursos. Paralelamente se deben medir y controlar los resultados, para que la organización sea más competitiva, productiva y sostenible. Es clave estar alineados con el entorno de cada sistema e industria para que la planificación, organización, dirección y control se materialicen en forma efectiva.
ACTITUDES DE ALINEAMIENTO
Pasivo
Es quien no previene el cambio y por tanto las contingencias son idénticas a las consecuencias. Cuántas marcas o casas comerciales han desaparecido porque nunca anticiparon los cambios que el futuro traería. Un viejo slogan rezaba a manera de principio corporativo en este tipo de organizaciones: “servimos, no competimos”, en buena parte impulsado porque el competir no era una conducta tan aceptada socialmente. Como todo evoluciona, si no se consideran las tendencias se termina por desaparecer. Hay entidades que siguen manteniendo este tipo de actitud del avestruz, que esconde su cabeza frente a los riesgos inminentes, este es el inicio de la extinción.
Reactivo
Se ocupa de combatir los problemas inesperados conforme se van presentando. Según la magnitud de la situación, procede la fuerza de la reacción. Este estilo desgasta continuamente. Es una especie de 911 organizacional, vivir en emergencia hasta aplacar su origen, mitigar los daños y/o aprovechar los beneficios. Son reacciones bastante improvisadas y en muchos casos inoportunas. En entornos vulnerables no hay muchas opciones, pero con una estrategia correcta se podría atenuar la incertidumbre.
Asegurador
Pre-activo que se prepara para los cambios previsibles, sabe que la reparación sale más cara que la prevención. Se trata de adquirir una póliza de seguro organizacional respecto al proceso de decisión. Se hace un mapeo de los riesgos potenciales y se crea una acción de contingencia por cada posibilidad. A ratos podría resultar exagerado puesto que se va desde lo previsible a lo imponderable. El síndrome de parálisis por análisis es un escollo real, de ahí la importancia de identificar prioridades en base a contrastar recursos y necesidades.
Conspirador
Proactivo que trata de anticipar/provocar los cambios deseados para beneficiar a la entidad y sus involucrados. La proactividad consiste en atender situaciones o tareas que requieren ser controladas de manera responsable y con una alta capacidad de respuesta, tener iniciativa y disposición ante cualquier circunstancia, buscando constantemente superarse y mejorar. El postulado de su creador el Dr. Viktor J. Frankl definió que ser proactivo implica tener una actitud positiva y activa, desarrollar iniciativas creativas e innovadoras, ser responsable de las decisiones tomadas, trabajar en equipo y aportar soluciones
La postura ideal es ser asegurador o conspirador, lo que se desaconseja es la pasividad y la reactividad como formas de manejo organizacional. La máxima “si no está roto, rómpalo”, que es la práctica de cambiarlo a pesar de que funciona, debe entenderse como una posibilidad y debe ser bien evaluada. Si funciona, pero se está tendiendo a lo pasivo o si trabaja, pero eso te hace reactivo, cámbialo de inmediato.
Vale recordar que por mucha proactividad que se imprima en un negocio, una buena parte de estados anhelados no se llegaran a concretar.
Si en la empresa se hacen cambios sin planificación, conocimiento del entorno y seguimiento de resultados, ese cambio puede resultar nocivo y la novelería puede convertirse en enemigo de la innovación.