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Autor: Revista Gestión *

El cambio climático representa uno de los mayores desafíos para Ecuador, especialmente por su alta dependencia del sector agrícola, que aporta casi el 10% del PIB y genera el 32% del empleo nacional. Según el informe del Banco Mundial sobre el clima y desarrollo del país, se estima que para 2050 el cambio climático podría reducir el PIB per cápita en aproximadamente 4 puntos porcentuales, afectando principalmente a los sectores agrícola y de transporte. 

VULNERABILIDAD Y CAPACIDAD DE ADAPTACIÓN NACIONAL

La vulnerabilidad de Ecuador al cambio climático ha mostrado una tendencia decreciente en los últimos años, según los datos del Plan Nacional de Desarrollo 2021-2025. El índice de vulnerabilidad al cambio climático en función de la capacidad de adaptación ha disminuido de 91,02 en 2020 a 82,98 en 2023 (Gráfico 1). 

Gráfico 1

Vulnerabilidad al cambio climático en función de la capacidad de adaptación por años

Esta mejora refleja los esfuerzos institucionales y las políticas implementadas para fortalecer la resiliencia del país. Sin embargo, el Banco Mundial señala que debe acelerarse, considerando que Ecuador enfrenta graves consecuencias derivadas de peligros inducidos por el clima, como sequías, inundaciones y aumento del nivel del mar. La vulnerabilidad del país a las amenazas naturales es alta, con un elevado riesgo de experimentar inundaciones, terremotos, deslizamientos de tierra, calor extremo, tsunamis y actividad volcánica. Se calcula que aproximadamente el 20% de la población ecuatoriana está expuesta a un riesgo de inundación de 15 centímetros o más.

CAMBIO CLIMÁTICO Y AGRICULTURA: LOS PRINCIPALES CULTIVOS EN PELIGRO

El Banco Mundial ha realizado las proyecciones sobre el impacto del cambio climático en la agricultura ecuatoriana mediante Modelos de Circulación General (MCG), herramientas computacionales que constituyen la base científica para las proyecciones climáticas a largo plazo. Estos modelos integran ecuaciones que describen el comportamiento de los componentes del sistema climático (atmósfera, océanos, hielo marino y terrestre, superficie terrestre) y sus interacciones, permitiendo simular la respuesta del sistema climático global a diferentes escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero.

El Banco Mundial, utilizando estos MCG, ha realizado simulaciones específicas para Ecuador que proyectan impactos significativos en la producción agrícola para 2050. Estas simulaciones consideran dos escenarios principales: uno seco-caluroso y otro húmedo-cálido, siendo el primero el que presenta mayores afectaciones (Gráfico 2).

Gráfico 2

Afectaciones a los principales cultivos (rango MCG)

Los resultados de las simulaciones sin intervención muestran un patrón preocupante de afectación diferenciada por cultivos. El sector de vegetales emerge como el más vulnerable, con una proyección de reducción del 32% en su producción, lo cual es particularmente alarmante considerando su importancia para la seguridad alimentaria local. Le siguen en nivel de afectación el arroz y otras frutas, ambos con una disminución proyectada del 22%, siendo el arroz especialmente crítico por su rol como alimento básico en la dieta ecuatoriana.

Los cultivos comerciales de exportación también muestran vulnerabilidades significativas. La banana, principal producto de exportación agrícola del país, podría experimentar una reducción del -20% en su producción. La caña de azúcar y las frutas tropicales, con proyecciones de disminución del -18%, también presentan riesgos considerables para el sector agroexportador. El maíz, fundamental para la agricultura familiar y la ganadería, muestra una reducción proyectada del -16%, mientras que cultivos como el café (-8%), los cítricos (-7%), y los granos de cacao (-6%) presentan afectaciones menores pero aún significativas.

Sin embargo, el análisis del Banco Mundial también evalúa el impacto de intervenciones específicas de adaptación. Las medidas propuestas incluyen: expansión de infraestructura de riego, implementación de sistemas de gestión hídrica eficiente, introducción de variedades de cultivos resilientes al clima, mejora en las prácticas agrícolas y sistemas de rotación de cultivos (Gráfico 3).

Gráfico 3

Afectaciones a los principales cultivos con intervención (Rango MCG)

Los resultados de las simulaciones con estas intervenciones muestran mejoras sustanciales. En el caso de los vegetales, la afectación se reduce de -32% a -21%, una mejora del 34,4% en términos relativos. El arroz muestra una recuperación significativa, pasando de -22% a -10%, lo que representa una mejora del 54,5%. La banana también exhibe una respuesta positiva a las intervenciones, con una reducción de la afectación de -20% a -9%.

Estos resultados subrayan dos aspectos cruciales: primero, la vulnerabilidad significativa del sector agrícola ecuatoriano ante el cambio climático, y segundo, la efectividad potencial de las medidas de adaptación propuestas. Las simulaciones demuestran que, si bien el impacto del cambio climático será inevitable, existe un margen considerable para la reducción de sus efectos negativos mediante intervenciones planificadas y sistemáticas.

Es importante notar que estos modelos, aunque sofisticados, tienen limitaciones inherentes y deben interpretarse como aproximaciones que ayudan a la toma de decisiones más que como predicciones exactas. No obstante, proporcionan una base sólida para la planificación de políticas de adaptación y la priorización de inversiones en el sector agrícola.

EMISIONES DE GASES DE EFECTO INVERNADERO Y SU EVOLUCIÓN

Según el informe del Banco Mundial, Ecuador, si bien no es considerado un emisor principal, representando solo el 0,2% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI), enfrenta desafíos significativos en la gestión de sus emisiones. El análisis de los datos de CEPALSTAT muestra tendencias complejas que requieren atención.

Las emisiones por habitante han mostrado un incremento preocupante, pasando de 1,48 en 1990 a 2,16 toneladas de CO2 equivalente en 2021, representando un aumento del 45,9% en tres décadas. Este incremento, según el Banco Mundial, se debe principalmente al crecimiento en los sectores de transporte y uso de la tierra, cambio de uso de la tierra y silvicultura (UTCUTS).

Sin embargo, cuando se analiza la eficiencia de las emisiones en relación con la producción económica, se observa una tendencia positiva. Las emisiones por Producto Interno Bruto han mostrado una reducción significativa a lo largo de las últimas tres décadas. En 1990, las emisiones por PIB alcanzaban 1.012,36 tCO2e/PIB, y para 2000 aumentaron a 1.203,80 tCO2e/PIB. No obstante, a partir de entonces se observa una reducción constante, llegando a 535,84 tCO2e/PIB en 2010 y alcanzando 361,82 tCO2e/PIB en 2021 (gráfico 4).

Gráfico 4

Emisiones de Gases de Efecto Invernadero

El Banco Mundial destaca que la energía hidroeléctrica ahora representa el 77% de la generación de electricidad, lo que ha contribuido significativamente a frenar las emisiones del sector energético. Sin embargo, también señala que el sector transporte ha registrado el aumento más rápido de emisiones debido al mayor uso de combustibles fósiles y la implementación de subsidios ineficaces. 

El sector UTCUTS es identificado como uno de los mayores emisores como consecuencia de la deforestación masiva y creciente, causada principalmente por una expansión agrícola ineficiente. El Banco Mundial señala que entre 1990 y 2022, Ecuador perdió más de 2,4 millones de hectáreas de tierras boscosas. 

Para abordar estos desafíos, el BM propone un enfoque multisectorial que incluye la reforma de los subsidios a los combustibles fósiles, la expansión de las políticas de protección y restauración forestal, mejoras en la eficiencia energética, desarrollo de energías renovables no convencionales y el fortalecimiento de la gestión de emisiones en el sector petrolero. Las simulaciones indican que estas medidas podrían reducir significativamente las emisiones futuras, especialmente en los sectores de transporte y UTCUTS, aunque su implementación requeriría inversiones anuales promedio de USD 3.700 millones, aproximadamente el 3,5% del PIB, entre 2025 y 2050.

SECTOR MINERO: UNA OPORTUNIDAD ESTRATÉGICA 

Las cifras del Banco Central del Ecuador (BCE) evidencian una transformación significativa del sector minero. Las exportaciones pasaron de 184,2 miles de TM con un valor FOB de USD 1.077,0 millones en 2014 a 838,2 miles de TM con un valor FOB de USD 3.324,4 millones en 2023, representando un incremento del 355% en volumen y 209% en valor durante este período.

Este crecimiento, según el informe del Banco Mundial, adquiere especial relevancia en el contexto de la transición energética global. En un escenario donde se prevé que la demanda mundial de petróleo disminuya, afectando a las exportaciones tradicionales de Ecuador, el sector minero emerge como una alternativa estratégica para la diversificación económica. El país, ubicado en el “cinturón del cobre” andino y con menos del 10% de su territorio explorado, podría beneficiarse del aumento en la demanda de minerales críticos para tecnologías bajas en carbono.

La intensificación del sector es evidente desde 2020, cuando las exportaciones se triplicaron, pasando de 389,4 miles de TM (USD 1.050,6 millones FOB) a 838,4 miles de TM (USD 2.775,0 millones FOB) en 2022. Sin embargo, los datos hasta noviembre de 2024, que muestran una ligera contracción a 689,4 miles de TM (USD 2.814,3 millones FOB), sugieren una fase de estabilización (Gráfico 5).

Gráfico 5

Exportaciones de productos mineros

El Banco Mundial enfatiza en que para sostener este crecimiento y convertirlo en una fuente sostenible de desarrollo, Ecuador debe abordar desafíos cruciales: fortalecer la gobernanza del sector, mejorar los mecanismos de participación ciudadana y garantizar una distribución equitativa de los beneficios con las comunidades locales. 

El panorama de Ecuador hacia 2050 presenta tanto retos como oportunidades concretas. Las proyecciones del Banco Mundial revelan que, con intervenciones adecuadas, el país puede mitigar significativamente los impactos del cambio climático en su sector agrícola. La transformación del sector minero ofrece una vía para la diversificación económica, especialmente relevante ante la demanda global de minerales para tecnologías bajas en carbono. El camino hacia un desarrollo sostenible requerirá inversiones sustanciales del 3,5% del PIB anual, pero estas inversiones son fundamentales para fortalecer la resiliencia del país y asegurar su participación efectiva en la transición energética global, mientras protege sus recursos naturales y comunidades.

 

(*) Elaborado por economista Liz Ortiz, analista económica Revista Gestión.

 

Last modified on 2025-02-26

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