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Autor: Juan José Abad * y Andrés Soria **

El sector de servicios es un componente importante de la economía en la mayoría de países. Realiza una contribución directa al PIB y a la creación de empleo, con lo cual proporciona insumos cruciales para el resto de la economía. Esto representa un efecto significativo en el clima general de inversión; determinante esencial del crecimiento y el desarrollo. Algunas actividades del sector servicios, como la salud, educación, agua y saneamiento, también son directamente relevantes para alcanzar los objetivos de desarrollo social.

El sector de servicios ya desempeña un papel fundamental en el desarrollo de la economía del Ecuador y está previsto que crezca aún más en el futuro, pero sufre de niveles de productividad muy bajos. El desarrollo del sector de servicios puede producir en ese sentido beneficios de gran alcance para la economía ecuatoriana.

 
Gráfico 1
Variación de la participación del sector servicios: Ecuador y América Latina
Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepalstat.
Elaboración: Autores.

El principio rector para los responsables políticos debe ser crear mercados de servicios más competitivos al romper las barreras reglamentarias que protegen los intereses creados. Tales barreras mantienen fuera a los competidores nacionales y extranjeros y, por lo tanto, reprimen la eficiencia y la innovación. Si bien la lucha contra los intereses creados requiere una gran voluntad política, hacerlo es absolutamente esencial para obtener servicios más productivos. Las inversiones complementarias en capital humano e infraestructura física también acelerarán el desarrollo del sector de servicios.

Es necesario, por tanto, repensar las estrategias de desarrollo de la economía ecuatoriana desde esta óptica, pues brinda posibilidades de crecimiento económico sostenible y permitiría liberarse de la dependencia de los precios de las materias primas

 

ANÁLISIS CRÍTICO AL CAMBIO DE MATRIZ PRODUCTIVA

La Constitución de 2008 estableció el mandato de consolidar una sociedad más justa y un sistema económico social y solidario. Desde esta perspectiva se plantearon dos estrategias nacionales: el cambio de matriz productiva, cuyo objeto fue mejorar las condiciones para la producción, y la estrategia nacional para la igualdad y erradicación de la pobreza, que buscó la inclusión de la sociedad en el aparato productivo mediante la reducción de pobreza y desigualdad.

Se concibieron como dos estrategias interdependientes bajo una visión integral de desarrollo con objetivos económicos y sociales. En este marco, el plan de desarrollo del Gobierno anterior priorizó la distribución del ingreso antes que el crecimiento (PNBV 2013 -2017, 60), por tanto, el trabajo tuvo un rol central. Es decir, el proceso de cambio se sustentaba en el fortalecimiento de capacidades de las personas como un elemento indispensable para la transformación productiva.

En una economía global que converge cada vez más hacia los servicios, y  por ende hacia la especialización y división del mercado laboral, es indispensable que se incluyan estrategias de fortalecimiento del talento humano en las economías de los países, más aún en esquemas primario-exportadores como es el ecuatoriano. Sin embargo, es importante destacar que la transformación del talento humano comprende una agenda de trabajo que no necesariamente coincide en tiempos con una agenda de transformación productiva.

El país requiere de mano de obra especializada para promover la diversificación económica, la cual no está disponible de forma inmediata en el mercado laboral, se necesita formar por lo menos a toda una generación hasta que alcance un grado de especialización que permita su inserción en actividades especializadas como son las industrias que incorporan mediana y alta tecnología tanto en la producción de bienes como servicios.

Este problema precisamente es el que se puede evidenciar en la estrategia de transformación productiva. En resumen, son tres componentes a partir de los cuales se implementaría dicha estrategia (ENCMP, 52): 1) Mejoramiento de la competitividad sistémica y la generación de un entorno de innovación; 2) Desarrollo de un conjunto de cadenas productivas y 3) Impulso a las industrias básicas y la potenciación de sus encadenamientos.

Entre las diversas acciones constan el financiamiento a la producción, simplificación y reducción de trámites, incentivos para la inversión, promoción de la oferta exportable, entre otras, que pretendían promover las cadenas priorizadas que en su momento estaban conformadas por la agroindustria, fármacos, TIC, turismo e industrias básicas (petroquímica, siderurgia entre otras).

De estas actividades económicas, todas, a excepción de turismo, exigen capital humano con un grado importante de especialización y muestran un énfasis en la producción de bienes, mientras que turismo y tecnologías de la información y comunicación son las únicas destacables en cuanto a servicios.

En resumidas cuentas, la estrategia refleja el enfoque cepalino de sustitución estratégica de importaciones que pretende industrializar a la economía y así diversificar la oferta exportable mediante la promoción del comercio exterior. Esto, de la mano de industrias que exigen un acervo importante de capital humano capacitado no disponible, al menos en el corto plazo, en el mercado laboral ecuatoriano.

En este sentido, en una economía global de servicios y un país que aún mantiene su orientación primario exportadora, lo más adecuado es pensar en una estrategia que permita una transición hacia un aparato productivo más diversificado, que facilite la inserción casi inmediata en mercados internacionales a través de actividades como el turismo; una industria compuesta por varias actividades económicas, intensivas en mano de obra y que, en sus principales actividades, no requiere necesariamente de mano de obra con mediana y alta especialización, y que actualmente constituye la tercera fuente de ingresos no petroleros para el país.

 

1. Experiencias regionales de diversificación productiva en servicios

Para establecer una comparación a nivel regional, es necesario fijar parámetros estructurales similares, tales como el tamaño de su economía, territorio y la dotación de factores. Por estos motivos, hemos considerado pertinente evaluar a Chile, Uruguay y Costa Rica, por ser países con mercados domésticos pequeños y dotaciones de recursos similares a Ecuador, pero que actualmente son los estandartes latinoamericanos en el desarrollo de servicios.

 

Gráfico 2
PIB por sectores

 

*Promedio sector servicios en A. Latina (62%).
Promedio sector servicios en economías avanzadas (74%).
Fuente: The World Factbook: Central Intelligence Agency, Servicio de Aduanas y de Impuestos Internos de Chile, BCE, DANE, BCRP.
Elaboración: Autores.

 

En el caso de Uruguay, el crecimiento promedio anual del sector de servicios de 2003 a 2016 alcanzó 4,8%, lo cual es superior al crecimiento de la economía en ese periodo (4,3% en promedio). Este proceso ha marcado la transición de la economía uruguaya hacia actividades de alto valor agregado, como la creación de software especializado, desarrollo de servicios financieros y desarrollo de plataformas de business outsourcing.

En el mismo periodo en Chile, las exportaciones totales de servicios han incrementado en 6% anual, y las de servicios no tradicionales han alcanzado una tasa de crecimiento de 15%. Cabe destacar dentro de su avance el alto grado de especialización de las exportaciones de servicios chilenas en las áreas de asesorías, mantenimiento de aeronaves, telecomunicaciones, diseño de ingeniería, entre otras[1].

En Costa Rica,  el sector servicios equivalía apenas a 56,4 % de la producción en el año 2000. La importancia relativa del sector ha aumentado considerablemente en estos años y alcanzó 68% de la producción total en 2017[2]. En participación relativa, las actividades profesionales, científicas, técnicas, administrativas y de servicios de apoyo a empresas fueron las que más ganaron terreno, seguidas de los servicios de información y telecomunicaciones. Cabe mencionar que en el caso costarricense, el desarrollo de los servicios de exportación no fue acompañado de políticas públicas sino hasta 2013 con la creación de la Agencia de Promoción de Inversiones.

En Ecuador, el sector servicios alcanza 57% del PIB en 2018 y aporta alrededor de 2 millones de empleos (54% del empleo total). El crecimiento de las exportaciones de servicios entre 2010 y 2014 fue de 11,8%, sin embargo, estas todavía son incipientes, representando apenas 2,3% del PIB (2,3 mil millones de dólares), comparados con Panamá (25,9%), Costa Rica (13,1%), Uruguay (5,9%) e incluso Chile (4,5%) (ALADI, 2014).

El 90% del crecimiento de las exportaciones de servicios en Ecuador se ha presentado en actividades de baja productividad y no se ha logrado atraer a proveedores de servicios internacionales que mejoren el desempeño, la tecnología y las prácticas de este sector de la economía. Podemos verificar así que el desarrollo del sector de servicios en el país se ha visto mermado por la falta de programas diseñados para disminuir las desigualdades en la formación de capacidades específicas, a pesar de la mayor flexibilidad en el mercado laboral de servicios y su competitividad en precios frente a los demás países de la región.

 

2. Importancia de los Servicios: la clave para el desarrollo del capital humano

Una nueva era en el comercio global de servicios presenta nuevas oportunidades de desarrollo. Este es especialmente el caso para países de América Latina, que durante mucho tiempo se han centrado casi exclusivamente en las industrias manufactureras y extractivas basadas en recursos naturales. De hecho, según la OMC, la tasa de crecimiento de las exportaciones de servicios (9%) ha sido superior la de bienes (8%) en los últimos 25 años.

El desarrollo del sector de servicios depende en gran parte de su capacidad exportadora. Para la mayoría de países en desarrollo, la principal actividad exportadora de servicios es el turismo, ya que no involucra procesos de incorporación de tecnología avanzados. En Ecuador, el turismo receptor representa actualmente alrededor de 78% de la exportación de servicios, mientras que los servicios profesionales, transporte marítimo y servicios tecnológicos aportan el restante 22%.

Por este motivo, es necesario realizar esfuerzos en el desarrollo de otras actividades de servicios tales como el transporte, logística, telecomunicaciones, software, entre otros. Ecuador ha sido estructuralmente deficitario en su balanza de servicios (alrededor de 1,5% del PIB entre 2010-2016) y las iniciativas puestas en práctica en años recientes parecen insuficientes. En países vecinos con mayor desarrollo en el área de los servicios, existen programas específicos para la implementación de Business Process Outsourcing (BPO) y Knowledge Process Outsourcing (KPO) que han permitido modernizar los procesos de tercerización en los negocios y una apropiación del conocimiento y del valor agregado en estos procesos productivos.

 
Gráfico 3
Ecuador: Balanza de servicios

 

Fuente: BCE.
Elaboración: Autores.

 

En el caso de Ecuador, la actividad turística cobra un papel muy importante por su impacto como fuente generadora de divisas para el equilibrio en la balanza de pagos a través de la balanza de servicios, su aporte en la generación de empleos y su consecuente rol en el sostén de la dolarización. Sin embargo, este sector adolece de una baja productividad y un alto nivel de informalidad. Según la CEPAL, en América Latina la productividad de una microempresa de servicios equivale a 11,8% de una empresa grande del sector y 33,4% en una pequeña empresa. Para ilustrar este fenómeno, en las industrias turísticas en Ecuador, las microempresas representan el 89%[1] de las empresas del sector pero alcanzan menos del 1% de las ventas y la remuneración de los empleados es en promedio 50% inferior a las grandes empresas; no obstante, generan 5,7% del empleo formal total.

El desarrollo de las capacidades en actividades características del turismo, como el transporte y ciertas actividades conexas como el comercio y logística, brindarían importantes avances en la competitividad turística.

Dado que el sector de servicios es muy intensivo en capital humano, las habilidades de la fuerza laboral son el principal determinante de la participación de un país en estas actividades y de sus perspectivas de mejora. La falta de desarrollo y actualización adecuada de la fuerza laboral ha limitado la competitividad del país en este sector.

 En este sentido, existen varias tareas pendientes que incluyen una mayor inversión en investigación y desarrollo (I&D), mejor protección a los emprendedores e inversionistas minoritarios y un mejor manejo de los idiomas de los trabajadores (esencialmente el inglés).  Estas políticas podrían ayudar a disminuir las brechas de productividad del sector servicios y cambiar las perspectivas en un horizonte de mediano plazo.

 

[1] Se registraron un total de 22.678 establecimientos turísticos en Ecuador al año 2016, de los cuales 20.344 son microempresas.
[1] Según los Servicios Nacional de Aduanas y de Impuestos Internos.
[2] Datos del Banco Central de Costa Rica.
 
*Economista, máster en Economía Internacional y Desarrollo, candidato a doctor en Economía (IHEAL - Sorbonne Nouvelle)
**Actualmente es director de Análisis Económico en el Ministerio de Turismo, trabajó en unidades de estadística e investigación de diversas carteras de Estado siendo su principal área investigativa la economía del desarrollo. Máster en Economía del Desarrollo.

 

 

 

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Last modified on 2018-11-19

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