El desempleo cayó 9 décimas en un año (Gráfico 1), lo que podría parecer una buena noticia para el país, sobre todo para los ciudadanos que permanentemente demandan oportunidades laborales. En números totales, 77.774 personas habrían dejado la desocupación, sin embargo, las estadísticas muestran que el empleo adecuado también disminuyó, lo mismo que el subempleo, entonces ¿a dónde migraron las personas que dejaron el desempleo? La respuesta podría estar en el notable aumento de la tasa de “otro empleo no pleno”, que pasó de 24,1% en 2017 a 28,8% en diciembre de 2018. A esto se suma el aumento de la informalidad, que actualmente se equipara al sector formal.
Gráfico 1
Historial de la tasa de desempleo en la última década
Fuente: INEC.
Elaborado por: Consultora Multiplica.
El aumento de la tasa de “Otro empleo no pleno” se traduce en que en el último año 361.963 personas pasaron a engrosar esta categoría que clasifica a los ciudadanos con empleo que, durante el periodo de investigación, percibieron ingresos inferiores al salario mínimo y/o trabajaron menos de la jornada legal y no tienen el deseo y disponibilidad de trabajar horas adicionales.
Las estadísticas muestran que si bien desde diciembre de 2016 la tasa de este tipo de empleo se mantenía estable, con 25,1%, se redujo en un punto porcentual en diciembre de 2017, y experimentó un salto importante entre septiembre y diciembre de 2018 (Gráfico 2). Incluso el INEC explica que esta diferencia es estadísticamente significativa, pues representa un incremento de 4,7 puntos porcentuales en el último año.
Gráfico 2
Evolución de la tasa de “Otro empleo no pleno” (2016-2018)
Fuente: INEC.
Elaborado por: Consultora Multiplica.
Las ciudades en donde el indicador presentó mayores variaciones son Quito y Ambato. En Quito, este indicador varió en 6,2 puntos porcentuales, entre diciembre de 2017 y diciembre de 2018, y en Ambato la variación fue de 7,6 pp en el mismo periodo (Gráfico 3).
Gráfico 3
Tasa de otro empleo no pleno por ciudades auto-representadas (2016-2018)
Fuente: INEC.
Elaborado por: Consultora Multiplica.
El deterioro, entonces, de la calidad de empleo es evidente y se expresa en las cifras anteriores: reducción del empleo adecuado (de 42,3% a 40,6%) y aumento de otro empleo no pleno, lo que quiere decir que las condiciones de empleabilidad se ven cada vez más mermadas. Pero no queda allí. Otro indicador que revela la situación es el incremento del empleo informal, que a diciembre de 2018 se equiparó al formal.
El empleo en el sector informal se define operativamente como el conjunto de personas que trabajan en unidades productivas de menos de 100 trabajadores que no tienen Registro Único de Contribuyentes. Por su parte, el empleo en el sector formal se define como las personas que trabajan en establecimientos que tienen RUC.
A diciembre de 2018 a nivel nacional, del total de personas con empleo, 46,2% se encontraban en el sector formal y la misma proporción en el sector informal. El 7,6% restante está en el empleo doméstico y en la categoría de no clasificados.
En el último año (entre diciembre de 2017 y diciembre de 2018), el porcentaje de empleo en el sector informal pasó de 44,1% a 46,2%, mientras que el empleo en el sector formal presentó una variación de 2,7 puntos, pasando de 48,9% a 46,2%.
Aquello implica además que las personas que trabajan en el sector informal –hoy casi la mitad de la población- no perciben las remuneraciones de ley, tampoco están afiliadas a la Seguridad Social en relación de dependencia y sus prestaciones son menores a las de los trabajadores formales. Estos niveles son comparables con los registrados hace siete años, cuando en 2011 46,5% de la población trabajaba en la informalidad (Tabla 1). La mayor formalidad en los últimos años se registró en 2014, cuando llegó a 50,9%
Tabla 1
Población con empleo en el sector formal e informal a nivel nacional, 2011-2018 (en porcentaje respecto al total de personas con empleo)
*En la categoría de no clasificados, se encuentran aquellas personas de las cuales no se cuenta con información en la pregunta de RUC de la empresa en la que trabajan.
Fuente: INEC.
Elaborado por: Consultora Multiplica.
El panorama se vuelve más complejo aun cuando se revisa la relación entre empleo y seguridad social, pues a diciembre pasado, apenas 29,9% de las personas con empleo estuvieron afiliadas o cubiertas por el seguro general del IESS; 11,9% por seguros distintos al IESS general (que incluyen seguro voluntario, seguro campesino, ISSFA, ISSPOL y otros tipos), y 58,2% no tenía afiliación o cobertura a la seguridad social. Aunque la tasa es menor que la registrada hace más de una década (70,5%), aún se mantiene en niveles preocupantes (Gráfico 4).
Gráfico 4
Empleo nacional por tipo de afiliación/cobertura, 2017-2018 (en porcentaje respecto al total de personas con empleo)
Fuente: INEC.
Elaborado por: Consultora Multiplica.
Resta ver lo que planteará el Gobierno para revertir la situación, y sobre todo mejorar la calidad del empleo, que es un requerimiento de los trabajadores y también de los empresarios, que a finales de año se rehusaron precisamente a un aumento más significativo del salario básico unificado alegando que aquello incidiría en su productividad, dejando ver además la posibilidad de que se incrementen los niveles de desempleo.
A esto se suma la crítica situación que atraviesa la seguridad social y que no puede ser solventada de un día al otro, sobre todo porque la tendencia de más beneficiarios y menos aportantes tomará años ser revertida.
* editora general Revista GESTIÓN.
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Last modified on 2019-01-17