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Autor: Camila Marcayata *

Después de recapitular las 12 propuestas para reformar el sistema de pensiones, surge una cuestión problemática: el aumento de años de aporte para la jubilación. El debate se inclina a favor debido al innegable envejecimiento de la población, que rompe la sostenibilidad del sistema. Pero quienes están en contra, lo ven como un intento de transferir a los trabajadores una carga que debería ser asumida y gestionada por el Estado. 

A principios del año 2023, el Gobierno solicitó a una Comisión Ciudadana independiente que elaborara una propuesta de modificación para el Sistema de Pensiones de Ecuador. El enfoque de la comisión se limitó a los sistemas de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), Cesantía, Seguro de Desempleo y Fondo de Reserva, todos ellos administrados por el IESS. Asimismo, se abordó el sistema de pensiones asistenciales a cargo del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), así como el sistema de Jubilación Patronal gestionado por empleadores privados.

El 5 de julio del 2023, la Comisión, liderada por Augusto de la Torre, presentó sus propuestas ante la ciudadanía y el 7 de agosto concluyó su trabajo con la entrega de un Anteproyecto de Ley al Gobierno, junto con un documento de recomendaciones. 

Tras una revisión de las 12 propuestas de reforma del sistema de pensiones en una entrega anterior, surgieron varios cuestionamientos, entre ellos, el cambio gradual en los años de aportación necesarios para la jubilación

SISTEMA DE INVALIDEZ, VEJEZ Y MUERTE (IVM)

Desde 2001 no ha habido modificaciones en la edad de jubilación en Ecuador, lo que suma un lapso de 22 años sin cambios en esta disposición.

Dentro de la propuesta en torno al Sistema de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), se explica que no se busca cambiar ni la edad mínima de jubilación (60 años) ni la tasa de aporte (11,06%), aunque el 11,06% se aplicará también al decimotercer y decimocuarto sueldos para trabajadores en relación de dependencia.

Cabe recalcar que en América Latina y el Caribe, la edad mínima de jubilación es menor en comparación a otros países del mundo. Por ejemplo, en Israel, la edad de jubilación mínima para mujeres es de 68 años y de 70 años para los hombres. O en Francia, recientemente se aumentó la edad mínima, pasando de 62 a 64 años. 

Ahora bien, entre 12 países de la región latinoamericana, Ecuador se encuentra en el puesto 8 con la edad mínima más alta para mujeres y en el puesto 9 en el caso de los hombres, es decir, la población ecuatoriana puede jubilarse más joven que en Costa Rica o México (Gráfico 1).

Gráfico 1

Edad mínima de jubilación en Latinoamérica

No obstante, entre los requisitos de jubilación de la nueva propuesta se explica que se aumentará gradualmente (6 meses por año) los años de contribución requeridos, y la tabla de requisitos de jubilación se ajustará automáticamente a la luz de cambios en la esperanza de vida.

Es decir, en la actualidad, un afiliado tiene la posibilidad de acceder a la jubilación regular del IESS al cumplir un mínimo de 60 años de edad y 30 años de contribuciones. Con la reforma, se plantea que una eventual modificación podría conservar la edad mínima de 60 años, pero aumentar el período de contribución a 35 años. Por otro lado, en lo que respecta a la jubilación por vejez, la sugerencia consiste en mantener el requisito de edad de 70 años, pero exigir 15 años de contribuciones en lugar de los 10 años actuales (Tabla 1).

Tabla 1

Cambios en años de contribución

La Comisión identifica que, a pesar de las creencias existentes, la contribución obligatoria del Estado que asciende al 40% de las pensiones, no resultará suficiente para cubrir el crecimiento significativo del déficit esencial del IVM. Si en el pasado el fisco ha tenido dificultades para cubrir este monto en su totalidad, es complejo pensar que podrá hacer frente a sumas aún mayores en el futuro. 

Al desequilibrio del sistema pensional se suma el choque entre el diseño y el cambio en el perfil demográfico de la población, como lo recalca Augusto de la Torre. 

NACEN MENOS NIÑOS Y HAY MÁS ANCIANOS

Precisamente, el Instituto de Estadística y Censos (INEC) explica que el Ecuador es un país con una población más de los 18 millones de habitantes, con un ritmo de crecimiento menor al de décadas pasadas y con cambios importantes en la composición de sus hogares.

La reducción en la velocidad de crecimiento poblacional puede deberse a varios factores, resaltando el de la reducción del número de hogares y la decisión de tener menos hijos por hogar, la cual puede tener su origen en el mayor nivel de instrucción de los padres. Siguiendo la línea de optar por la concepción de menos hijos, según los datos de registro de nacimientos, se puede observar en los últimos tres decenios una marcada disminución en la tasa de natalidad. Esta cifra ha pasado de 26 nacimientos por cada 1.000 habitantes en 1990 a 14 en el 2022, según el INEC (Gráfico 2).

Gráfico 2

Tasa de natalidad

Por añadidura, la distribución poblacional según edades ha cambiado drásticamente. Por medio de una pirámide poblacional es posible ver que en la actualidad el peso de la pirámide se concentra en aquellos entre 15 y 44 años, lo cual era diferente para 1990, donde la mitad de la población se concentraba en menores de 14 años (49,4%) (Gráfico 3). 

Gráfico 3

Pirámide poblacional en 1990

Además, debido a la mejora en los servicios de salud, la esperanza de vida de la población ecuatoriana se incrementó. Por eso, a 2022, las personas mayores a 60 años representan un mayor porcentaje del total, siendo el 11,3%; mientras que en 1990 representaban solo el 6% (Gráfico 4). 

Gráfico 4

Pirámide poblacional en 2022

Esto quiere decir que cada vez hay menos aportantes para pagar las pensiones de un número cada vez más grande de jubilados, mismo que aumentará en 20 años aproximadamente, conforme la población adulta entre 30 y 60 años envejezca.

EL DEBATE EN TORNO A LA PROPUESTA

A FAVOR 

Según el Banco Interamericano de Desarrollo, los sistemas de jubilación en América Latina y el Caribe no están adecuadamente equipados para el escenario de envejecimiento acelerado que está emergiendo en la región. Se proyecta que para el año 2050, uno de cada cinco individuos tendrá una edad superior a los 65 años. 

La entidad explica que, en ausencia de cambios en el diseño de beneficios, las presiones demográficas harán que los sistemas sean cada vez más generosos con el individuo, pero más costosos para el Estado.

En el caso de Ecuador, la comisión identificó que entre los períodos de 2016-18 y 2019-22, se incrementó considerablemente el porcentaje de afiliados que optaron por la jubilación a los 70 años con 10 años de aporte, o a los 65 años con 15 años de aporte. La razón detrás de esta elección se relaciona con el hecho de que, para estas condiciones de jubilación, el IVM otorga pensiones calculadas en función de los cinco años de remuneración más altos, resultando en pensiones notablemente elevadas en comparación con el tiempo de aporte.

En consecuencia, el aumento en años de aportación sería un incentivo para eliminar la “viveza criolla” de afiliarse a una edad avanzada.

Cabe recalcar que se debe analizar la tabla de años de contribución a mayor detalle puesto que después del periodo de transición, un afiliado que prefiera jubilarse a los 60 años tendrá que aportar 5 años más comparado con los requisitos actuales, pero un afiliado que decide jubilarse a los 64 años tendrá que aportar 3 años menos comparado con los requisitos actuales.

EN CONTRA 

Por su parte, Richard Gómez, presidente de la Central Única de Trabajadores (CUT), ha expresado que, en realidad, las personas no se quieren afiliar al IESS porque no sienten sus beneficios. El vocal de los afiliados del IESS explica que el aumento del número de afiliaciones es una manera de disfrazar el hecho de que no se aumente la edad mínima de jubilación, pues representa al menos cinco años más de contribuciones, aunque dentro de la reforma se mantiene la posibilidad de que el afiliado pueda jubilarse con 40 años de aporte, independientemente de su edad.

De igual forma, organizaciones como el Comité Popular 15 de Noviembre se han mostrado en desacuerdo. Ellos argumentan que dicha alternativa se basa en hacer pagar al trabajador por la crisis generada por la patronal y el Estado.

Sin embargo, es verdad que dentro de la propuesta existe el riesgo de que los trabajadores con ingresos más bajos tengan dificultades para cumplir con los años de aportación adicionales requeridos. Esto podría resultar en una desigualdad en el acceso a las pensiones, ya que aquellos con ingresos más altos tendrían más facilidad para cumplir con los requisitos. 

Igualmente, los trabajadores que entran al mercado laboral más tarde o que experimentan interrupciones en su carrera debido a razones como la crianza de hijos o el desempleo podrían enfrentar dificultades para cumplir con los años de aportación adicionales. 

No obstante, la comisión ha propuesto en cuanto a los afiliados que no puedan completar el mínimo de años de aporte para jubilarse, la posibilidad de que retiren los aportes hechos actualizados por inflación (IPC), como una forma de retiro programado.

También podrían combinar sus años de aporte con los del esposo(a) más joven para que este(a) último(a) pueda completar el mínimo de años de aporte requeridos para jubilarse. O puede dejar su cuenta de afiliación activa para seguir acumulando años de aporte.

Es verdad que la región se encontrará en una situación de envejecimiento poblacional sin precedentes en las próximas décadas, incluso más acelerada que la que experimenta Europa, como lo explica el BID. Por lo tanto, el Estado debería implementar políticas o medidas afirmativas que contribuyan a mejorar la satisfacción de las necesidades fundamentales, mientras protege y asegura sus derechos. Justamente, el fin de la propuesta de ley es combatir el hecho de que el Fondo de Pensiones del IESS podría quedarse sin dinero para pagar las jubilaciones a partir de 2027.

Pero no por ello se debe dejar de lado la necesidad de considerar la marcada disparidad intergeneracional, manifestada en la manera en que la inviabilidad del sistema no solamente transfiere los costos y riesgos a las generaciones jóvenes, sino que también intensifica la probabilidad de no poder cubrir las pensiones de aquellos que ya se han jubilado. Por ahora, y con un nuevo gobierno en camino, todo es solamente incertidumbre.

(*) Analista económica Revista Gestión.

 

Last modified on 2023-09-02

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