La combinación de una crisis energética sin precedentes, una proyección de crecimiento negativo para el 2024 , y una creciente inestabilidad política han creado una tormenta perfecta que amenaza la estabilidad del sistema financiero ecuatoriano. Este escenario, que se desarrolla en medio de una recesión económica, pone a prueba la resistencia y adaptabilidad de las instituciones financieras del país, mientras luchan por mantener la calidad de sus carteras de crédito y la confianza de sus depositantes.
En este contexto de múltiples desafíos, el sector bancario ecuatoriano se encuentra en una encrucijada crítica, donde las decisiones tomadas en los próximos meses podrían determinar no solo su salud, sino también la capacidad de recuperación de la economía en su conjunto. Los datos revelados por la Superintendencia de Bancos muestran tendencias preocupantes en la calidad de la cartera crediticia, mientras que -paradójicamente-, la captación de depósitos mantiene un comportamiento resiliente, planteando interrogantes sobre la confianza y las expectativas de los agentes económicos en el mercado financiero nacional.
EL DETERIORO DE LA CARTERA CREDITICIA: ¿UNA SEÑAL DE ALARMA?
El análisis de los indicadores bancarios revela una tendencia preocupante en la calidad de la cartera crediticia durante 2024. Según el economista Anthony Flores, en su artículo “¿Cuál es el comportamiento del crédito y los depósitos en una economía en recesión?”, la cartera improductiva alcanzó los USD 1.656 millones a septiembre de 2024, registrando un crecimiento interanual del 17,39% en comparación con 2023. Este incremento significativo contrasta notablemente con el comportamiento de la cartera productiva, que mostró un crecimiento más modesto del 7,42%, alcanzando los USD 44.433 millones a septiembre de 2024. (Gráfico 1).
Gráfico 1
Evolución de crédito y depósitos mensuales
Durante el año 2024, el promedio mensual de la cartera de crédito fue de USD 43.681 millones, evidenciando un crecimiento constante pero moderado desde enero, cuando registró USD 41.954 millones, hasta alcanzar su punto máximo en diciembre con USD 45.769 millones. Este comportamiento refleja las dificultades del sector en un contexto marcado por una proyección de crecimiento negativo.
Es particularmente notable el comportamiento de los depósitos, que mostraron una mayor resiliencia y dinamismo que la cartera de crédito. Los depósitos se incrementaron de manera sostenida desde USD 44.896 millones en enero hasta alcanzar USD 52.603 millones en diciembre de 2024, evidenciando la preferencia de los agentes económicos por mantener sus recursos en el sistema financiero ante la incertidumbre económica.
Flores, en entrevista con GESTIÓN, explica que este deterioro responde a factores macroeconómicos profundos: “Es un efecto que viene desde temas macroeconómicos por temas como la inseguridad, la falta de productividad, los apagones y demás. Se debería hacer una asociación y trabajar con todos los bancos en general”. El experto enfatiza en la necesidad de una respuesta coordinada del sector bancario, especialmente considerando que las medidas de alivio financiero pueden afectar de manera diferente a los bancos según su tamaño.
“Los bancos deberían tratar de planificar sus nuevos sistemas de colocación de crédito en función de lo que el gobierno aplique para reestructurar la crisis energética que vive el país”, sugiere Flores.
Según la Ley Orgánica para el Alivio Financiero y el Fortalecimiento Económico de las Generaciones en el Ecuador, las entidades que conforman los sectores financieros público, privado y popular y solidario podrán establecer programas de diferimiento extraordinario y temporal de las obligaciones financieras, buscando aliviar la presión sobre los deudores afectados por la crisis energética.
BENEFICIOS DIFERENCIADOS POR TIPO DE INSTITUCIÓN
Un aspecto crucial del esquema de alivio financiero es la implementación de beneficios escalonados según el tipo y tamaño de institución, así como su desempeño financiero reciente. Según Legalik Estudio Jurídico, este esquema busca “implementar medidas de remediación proporcionadas que consideren la capacidad y situación específica de cada tipo de institución financiera” (Tabla 1).
Tabla 1
Disposiciones de la Ley Orgánica de Alivio Financiero
El análisis de esta estructura revela una graduación cuidadosa de los beneficios que refleja no solo el tamaño de las instituciones sino también su desempeño financiero reciente. Las pequeñas y microempresas, siendo las más vulnerables ante la crisis, reciben los mayores beneficios (35-45%), con un incremento adicional si sus ingresos brutos han sido inferiores al año anterior, reconociendo así el impacto diferenciado de la crisis en este sector.
Las medianas empresas se ubican en un rango intermedio (20-30%), con una variación significativa dependiendo de su desempeño financiero comparativo entre 2023 y 2024. Esta graduación busca proporcionar mayor apoyo a aquellas que han experimentado una disminución en sus ingresos brutos, mientras mantiene un nivel de soporte adecuado para las que han mantenido su estabilidad.
Las grandes empresas, por su parte, acceden a beneficios más modestos (5-15%), reflejando su mayor capacidad de resistencia ante la crisis. El sector bancario recibe un tratamiento particularmente diferenciado, con los bancos grandes excluidos completamente del programa, mientras que los bancos medianos y pequeños pueden acceder a beneficios limitados (5-20%) según su tamaño y desempeño.
Es notable que todas las demás instituciones del sistema financiero y del sector financiero popular y solidario reciben un beneficio fijo del 25%, reconociendo su importante rol en la inclusión financiera y su naturaleza social. Esta estructura escalonada busca no solo proporcionar alivio inmediato sino también mantener la estabilidad del sistema financiero en su conjunto.
CRÉDITO PRODUCTIVO: EL ÚLTIMO BASTIÓN DE LA ESTABILIDAD BANCARIA
En medio de la turbulencia general del sector, el crédito productivo emerge como un punto considerable en el panorama bancario ecuatoriano. Con una morosidad del 1,31%, significativamente inferior al promedio del mercado, este segmento demuestra una resistencia notable frente a las adversidades económicas actuales.
Según Flores, “esto principalmente se debe a que el crédito productivo es uno de los que menor aplazamiento tiene en relación con los otros créditos que se manejan en el sistema financiero”. Flores explica que este comportamiento refleja una estrategia consciente de los empresarios: “A medida que ha avanzado la crisis que ha estado viviendo el país por la inseguridad y otros factores adicionales, los empresarios comienzan a tratar de cancelar estos pagos con el objetivo de que sus negocios se mantengan en el largo plazo”.
Este segmento, que representa el 46,72% del total de la cartera de crédito de la banca privada, se ha convertido en un pilar fundamental para la estabilidad del sistema financiero. La priorización del pago de estos créditos refleja una visión estratégica de largo plazo por parte de los deudores, quienes buscan mantener su acceso al financiamiento productivo incluso en tiempos de crisis.
MEDIDAS DE ALIVIO FINANCIERO: ¿SOLUCIÓN O PALIATIVO TEMPORAL?
Las iniciativas de alivio financiero propuestas por la Asociación de Bancos Privados (Asobanca) y la Junta de Política y Regulación Financiera han generado un debate sobre su efectividad real. Según Flores, “estas medidas lo único que van a lograr es sencillamente aplazar los pagos, es decir, que la gente tenga un alivio, pero no precisamente van a solucionar el problema que tiene el sector financiero”.
Flores enfatiza en que las preocupaciones del sector bancario están arraigadas en factores externos más profundos: “El sector financiero está afectado precisamente por un factor externo que es el tema de la crisis macroeconómica que vive el país, incluso también se suma otro tipo de crisis política dado la inestabilidad que está viviendo el país”. En este contexto, propone soluciones más innovadoras, como “un sistema de créditos a corto plazo de cantidades más pequeñas con el objetivo de que sus depósitos se muevan a través del crédito”.
El experto sugiere que cualquier solución debe considerar las diferencias entre instituciones financieras: “Esta política debe ir aplicada en función de todos los bancos, no solo los bancos más grandes que son los que más liquidez tienen, sino que acompañe todo lo que se diferencia en función de si son bancos pequeños, bancos grandes, cooperativas o cajas de ahorro”.
LA PARADOJA DE LOS DEPÓSITOS: CONFIANZA EN TIEMPOS DE CRISIS
Un fenómeno particularmente interesante en la actual crisis es el comportamiento de los depósitos bancarios. La captación de depósitos ha mostrado un desempeño relativamente sólido, con una tasa de crecimiento promedio interanual del 8,18% entre enero y septiembre de 2024.
Como comenta Flores, este comportamiento refleja una tendencia conservadora: “La gente comúnmente está invirtiendo más en el sistema financiero o está guardando su dinero, dado que no existe este dinamismo de la economía, no existe este consumo, este incentivo a consumir más, a gastar más, a invertir más”. Flores añade que esta tendencia se observa tanto en individuos como en empresas: "En el caso de las empresas podría ser que están invirtiendo más en activos financieros con el fin de tener más liquidez en el largo plazo”.
Esta acumulación de depósitos, sin embargo, no se traduce en una mayor colocación de créditos, creando una paradoja en el sistema financiero. “La gente mantiene sus depósitos con el objetivo de crear estos temas por ahorrar en el largo plazo o por temas de desconfianza en la economía”, explica Flores.
PERSPECTIVAS Y RECOMENDACIONES PARA EL SECTOR BANCARIO
Las perspectivas para el sector bancario ecuatoriano son desafiantes, especialmente considerando que varios segmentos crediticios muestran niveles de morosidad superiores al 5%. De acuerdo con Flores, “esta morosidad incluso tal vez podría aumentar en estos primeros meses del año dado que la gente todavía no tiene la capacidad para cancelar esos pagos”.
Para enfrentar estos desafíos, Flores propone un sistema innovador de incentivos: “Se podría trabajar a través de una política en la cual yo compense a mis clientes que están siendo los más cumplidos con las obligaciones financieras”. Este sistema podría incluir créditos de millas como realizan algunas tarjetas de crédito o retorno de consumos con el objetivo de que los clientes vean que su comportamiento estable está siendo compensado por el banco.
El experto también enfatiza en la necesidad de un enfoque personalizado: “Este alivio financiero debe hacerse no en general sino en función de cada cliente: cómo se maneja cada cliente, cuál es la liquidez que tiene, el tipo de negocio, el tipo de pago que realiza”. Esta aproximación diferenciada permitiría una gestión más efectiva del riesgo crediticio.
La situación actual del sector bancario ecuatoriano es un reflejo de los desafíos más amplios que enfrenta la economía nacional. En un contexto donde se proyecta una contracción de la economía, la capacidad del sistema financiero para adaptarse y mantener su estabilidad será crucial no solo para su propia supervivencia, sino también para la eventual recuperación económica del país.
Las señales mixtas que se observan en el sector sugieren que el sistema bancario ecuatoriano, aunque tensionado, mantiene cierta resiliencia. Sin embargo, como señala Flores, la solución definitiva requerirá abordar los problemas estructurales de la economía y desarrollar nuevas estrategias de gestión financiera adaptadas a la realidad actual del país.
(*) Elaborado por Liz Ortiz, analista económica Revista Gestión.
Last modified on 2025-02-06