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Autor: Revista Gestión *

La dolarización cumplió 21 años en el Ecuador y sus resultados son positivos en términos económicos. Primero, se logró mayor estabilidad al cortar los altos niveles de inflación, que pasó de 51% en 1999 a un decrecimiento de precios en el 2020. Asimismo, los agregados económicos, medidos en el PIB, tuvieron un crecimiento de 91% desde que la economía se dolarizó. A pesar de que no es posible emitir dólares, la liquidez total ha crecido desde el 2000, gracias al multiplicador del sistema financiero.

A propósito de vigésimo primer año de la dolarización (9 de enero) se revisarán algunos indicadores económicos centrados en el crecimiento de la economía ecuatoriana bajo el marco del uso del dólar como moneda oficial.

Para los ecuatorianos, la confianza que da el dólar es central. En el marco de la crisis económica actual, en noviembre del 2020, la encuestadora Cedatos registró que 88,7% de los ciudadanos considera que el país no debe dejar el esquema de dolarización.

Uno de los mayores logros que planteaba fue precisamente reducir la incertidumbre que generaban las altas tasas de inflación, que tornaban inviable la inversión a largo plazo. Se planteó que bajo dolarización se crearía un ambiente propicio para la inversión, ahorro y crecimiento económico.

Sin embargo, no todo el crecimiento económico se puede atribuir a la dolarización. La economía ecuatoriana tiene ciclos que dependen del gasto público, consumo privado, crecimiento de las exportaciones, precio del petróleo, entre otras.

TRANSICIÓN DEL SUCRE AL DÓLAR

Ecuador abandonó su moneda propia a inicios del 2000. Sin embargo, en años anteriores ya se vivía un ambiente de alta incertidumbre. Los niveles de inflación durante la década de los noventa superaban en todos los años el 20%.

Entre otros factores incidió la caída del precio del barril de petróleo, de $ 25 en 1997 a $ 11 en 1999. Dado que la venta de petróleo significaba gran parte de los ingresos petroleros, el país se quedaba sin liquidez y la desconfianza primaba en la sociedad. Para cubrir el déficit público se optó por endeudamiento. Al cierre del 1999 la deuda pública total representaba  95% del PIB.

Entre 1997 y 1998, el Fenómeno del Niño azotó a la región costera del país. El impacto se calculó en alrededor de $ 2.800 millones, cerca de una décima parte del PIB de ese periodo. Esta serie de factores incidieron en una profunda crisis económica que terminó con la dolarización formal el 9 de enero del 2000, como una salida para la caótica crisis del momento y para controlar los vicios de manipulación en las cuentas macro fiscales junto con la influencia de la banca del país.

Pero la dolarización no fue un proceso radical llevado a cabo en un corto lapso. Mas bien se puede clasificar a la dolarización en el país como un proceso llevado de abajo hacia arriba. Es decir, anteriormente al 2000 existía una dolarización informal en el país. Según el catedrático Marco Naranjo, cerca de la totalidad de las funciones del dinero habían migrado del sucre al al dólar.

A finales de 1999, la gente ahorraba en dólares, realizaba transacciones en dólares y fijaba precios en dólares. Por tanto, a inicios del 2000 únicamente se formalizó un proceso que ya era común en la sociedad ecuatoriana de finales del siglo anterior.

MAYOR CONFIANZA SI NO HAY EMISIÓN

Si bien la dolarización le puso un freno a la inflación, su decrecimiento fue progresivo (Gráfico 1). Principalmente, el incremento en los precios no se vio mermado de manera rápida porque en un inicio las variables macroeconómicas se tienen que ajustar, en adición a una inflación rezagada.

Gráfico 1

Inflación anual promedio

 

Pero para 2004 la inflación se logró controlar y a partir de ese momento no ha superado el 8%. Con la estabilidad en precios se logra crear un ambiente propicio para el crecimiento económico. En la actualidad, con la crisis debido a la pandemia del coronavirus, los precios han caído aún más, permaneciendo en deflación todos los meses de 2020 desde el confinamiento.

En gran medida, la reducción de la inestabilidad de precios se ve reflejada en mayor crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) a dólares constantes (Gráfico 2). Descontando la inflación, para revisar el PIB real, en los últimos 20 años previos a la dolarización, el país tuvo un crecimiento de 56% del PIB.

Gráfico 2

Evolución del PIB real

 

Mientras que en el periodo 2000-2019, el crecimiento de la economía total fue de 91%, cerca del doble del crecimiento evidenciado en el siglo anterior. Si bien no todo el crecimiento es atribuible a la adopción del dólar, es preciso enfatizar que sí allanó el terreno hacia una senda de crecimiento económico.

SE VAN LOS DÓLARES, PERO HAY MÁS LIQUIDEZ

Aunque resulte paradójico, desde el 2000, del país han salido más dólares de los que han ingresado, pero aun así la liquidez total de la economía ha crecido.

La balanza de pagos mide la cantidad de dólares que ingresan menos los que salen por pagos de servicios (profesionales y otros), comercio internacional (importaciones y exportaciones), rentas recibidas, transferencias (remesas) y la cuenta financiera (inversiones y flujos de deuda).

En el año 2000 se registró una balanza negativa de $ -5.707 millones de la economía (Gráfico 3). La salida y entrada de dólares implica una variación de la cantidad de moneda en el país. En el acumulado de la balanza de pagos entre 2000 y 2019 se registró una negativa de $ -6.243 millones.

Es por lo que la fuga de capitales es un gran riesgo para la dolarización. Sin embargo, es necesario aclarar que no todo dinero que sale se considera como fuga de capitales, sino que corresponde a la salida abrupta de dólares por consecuencia de implicaciones económicas que generan desconfianza en la solidez económica del país. Mientras que la salida de divisas se da al concretarse su rol productivo dentro de la economía.

Gráfico 3

Balanza de pagos

 

La intuición apunta a que bajo esta estructura, la dolarización resultaría ser insostenible si hay más dólares que salen que los que entran a la economía. La solución primera sería emitir, pero el país no tiene la capacidad de imprimir dólares. Pero la economía ecuatoriana cuenta con un importante aliado: el sistema financiero privado, que través de sus operaciones aportan con la creación secundaria del dinero.

En el Gráfico 4 se aprecia que, aunque salgan dólares, la liquidez total no ha hecho más que crecer durante los últimos 20 años. La liquidez total se calcula como la sumatoria de las especies monetarias en circulación (billetes y monedas), más la moneda fraccionaria, más el dinero electrónico -que ya no es vigente en el país- y más los depósitos en el sistema financiero (a la vista y a plazo).

Gráfico 4

Liquidez total

 

A junio del 2020, la liquidez total fue de $ 59,3 mil millones. De ese total, $ 41,1 mil millones constan de depósitos en el sistema financiero. Es decir, 69,2% de la liquidez total se encuentra en el sistema financiero (banca, cooperativas y otras entidades).

¿Cómo se puede crear dólares sin imprimir? La creación vía impresión se conoce como impresión primaria, y únicamente Estados Unidos tiene la capacidad de crear más billetes y monedas físicos. Sin embargo, las instituciones financieras tienen la capacidad de generar dinero en el proceso multiplicador depósito-crédito-depósito, a esto se conoce como creación secundaria.

Pero la creación secundaria no sería posible sin la confianza en el sistema financiero que tanto descrédito recibió luego de la crisis de 1999, cuando alrededor de 71% de instituciones financieras quebraron. Pero con el tiempo, los ciudadanos han recuperado la confianza en el sistema financiero y en la moneda en curso.

Gracias a la dolarización formal, la sociedad tiene mayor certeza. Cuando hay confianza, las personas ahorran sabiendo que su dinero valdrá lo mismo hoy que dentro de unos meses, incluso el año siguiente. También la gente invierte, para ello los bancos y cooperativas ponen a disposición préstamos. Gran parte de las transacciones de compra-venta se hacen mediante el sistema financiero (cheques y sistema de pagos interbancario).

Con todo este proceso, los dólares rotan en la economía y es posible que, aunque no físicamente, se generen más dólares como resultado de un proceso dinámico en la economía. Así que resulta difícil seguir preguntándose si salir o no de la dolarización.

EL FINANCIAMIENTO EXTERNO EXPLICA LA MAYOR LIQUIDEZ

A finales de diciembre del 2020, Ecuador recibió el segundo desembolso por parte del FMI. Fue por $ 2.000 millones, lo que permitió que la reserva internacional cierre con un total de $ 7.377 millones.

Es el nivel de reservas más alto que el país ha logrado conseguir en dolarización. Pero dichas reservas se han fortalecido gracias a los préstamos de $ 4.000 millones recibidos durante el 2020, además de otros créditos que se han recibido.

El problema de recibir recursos extranjeros es que crea una situación de estabilidad ficticia al corto plazo en la que se disponen de mayores recursos y más concretamente de mayor liquidez, pero todo pasivo tiene que pagarse y eso significará un egreso a futuro de capital más intereses.

Además, es importante remarcar que el desembolso por parte del FMI trae consigo ciertos requerimientos, como las reformas para reducir el déficit fiscal que aqueja al país. Para ello, es necesario trabajar por ambos lados de la ecuación: primero, incrementar los ingresos o reducir los gastos, o ambos a la vez.

Si bien las propuestas del FMI de control fiscal, mejor manejo del sistema financiero con menor injerencia del Estado sobre El Banco Central, pago de deudas internas y control de la corrupción fortalecen la economía del país y la dolarización, tienen detrás intereses de que se asegure el pago de la deuda adquirida al organismo multilateral.

Gracias a la dolarización formal, la sociedad tiene mayor certeza. Cuando hay confianza, las personas ahorran sabiendo que su dinero valdrá lo mismo hoy que dentro de unos meses o incluso el año siguiente. Esto también brinda seguridad para que los ciudadanos inviertan en el país, generen emprendimiento y busquen financiamiento a través de préstamos de los bancos y cooperativas.

Ahora, en los 21 años de dolarización la población siente esa confianza en su moneda circulante. Aunque la dolarización también tiene sus efectos adversos, ha logrado combatir el abuso de la política monetaria para el financiamiento del Estado o la banca.

¿LA DOLARIZACIÓN EN JUEGO POR EL AMBIENTE POLÍTICO?

En lo que respecta con el sistema monetario hay dos candidatos presidenciales que mencionan con mayor insistencia la creación del dinero electrónico: Andrés Arauz, el candidato del Socialismo del Siglo XXI por el movimiento UNES, y Yaku Pérez, el candidato de izquierda por el movimiento indígena Pachakutik.

Arauz tiene dos propuestas principales con las que podría generar estragos a la dolarización: la creación de una moneda alterna (dinero electrónico) y la utilización de los fondos del Banco Central (que son reservas públicas y privadas). Las reservas internacionales son utilizadas como un respaldo ante eventualidades extraordinarias en caso de que los agentes desconfíen del sistema financiero.

Al estar dolarizados, las reservas no funcionan como un respaldo de la moneda doméstica, sino que el dinero circulante en sí son reservas. Esta es la vía por la cual políticos a favor de “meter mano” al Banco Central justifican el uso de dichos fondos. Sin embargo, si la economía no cuenta con suficientes divisas que respalden y respondan a las actividades productivas, los agentes podrían sacar sus capitales al exterior de manera abrupta, dejando vulnerable a la dolarización

Tal vez por eso otra de las propuestas de Arauz es “poner en cuarentena los dólares” para evitar este comportamiento perjudicial. Sin embargo, no haría más que alarmar a los agentes nacionales e internacionales. La creación del dinero electrónico sería otra medida que perjudique al sistema monetario si este no está respaldado, crenado fenómenos inflacionarios.

Yaku va por el mismo camino si mantiene su idea de utilizar el dinero electrónico sin respaldo como forma de cubrir la liquidez faltante. De igual manera ha mencionado el uso de dinero electrónico para el financiamiento de ciertos proyectos como la renta básica unificada. Al haber una moneda sin respaldo y otra con respaldo podría producirse un alza generalizada en los precios que promedie el dólar con el dinero electrónico sin respaldo.

Es por ello que uno de los compromisos con el FMI para la entrega de los $ 6.500 millones es que el Banco Central sea autónomo. De este modo, el gobierno de turno no tendría la potestad de utilizar recursos o aplicar mecanismos monetarios que alteren el sistema económico. Para ello, el presidente Lenín Moreno tiene previsto enviar a finales de mes una reforma al Código Orgánico Monetario y Financiero a la Asamblea Nacional.

Si se da paso a ello, el Banco Central solo podrá realizar actividades como garantizar la estabilidad económica, hacer el seguimiento de la liquidez y proveer de información macroeconómica. Queda el debate de si esta institución debe ser independiente o no. Sin embargo, está claro que el sistema monetario no puede estar a la disposición y manipulación de la mala administración de recursos públicos o de la banca y de la insostenibilidad fiscal.

(*) Karen Lucero, redacción Revista Gestión.

 

 

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Last modified on 2021-01-25

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