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Autor: Revista Gestión

Las cooperativas de ahorro y crédito han tenido un crecimiento significativo durante las últimas décadas. A finales de 2019, 7,6 millones de ecuatorianos eran socios de alguna cooperativa. En la pandemia han sido más resilientes, pues su rentabilidad y sus utilidades cayeron en menor medida que las de los bancos. Una de sus fortalezas, además, es la inclusión financiera, sobre todo en las zonas rurales.

El sistema financiero ecuatoriano se conforma principalmente por tres grandes segmentos: banca pública y privada, reguladas por la Superintendencia de Bancos; y las cooperativas de ahorro y crédito, supervisadas por la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria, amparada en la Constitución de la República en los artículos 147, 283, 309 y 311.

La economía popular y solidaria figura desde 2008 como un sector estratégico, dado que se enfoca en grupos minoritarios. A diferencia de la banca privada, tiene como objetivo principal la solidaridad y cooperación en el marco de las relaciones recíprocas y mediante el apoyo a la organización social y al emprendimiento productivo a través de líneas de microcrédito.

Adicionalmente, un elemento fundamental para el desarrollo económico presentado por las cooperativas de ahorro y crédito es el desembolso de créditos de menor cuantía para quienes no pueden acceder a préstamos de la banca privada, por el riesgo que implica.

¿CÓMO NACIERON LAS COOPERATIVAS?

El cooperativismo se remonta a tiempos incaicos, en donde preponderó la organización comunal en la que el trabajo era común. Las primeras cooperativas en el país nacen como resultado de las organizaciones gremiales de artesanos, obreros, comerciantes, empleados y empleadores.

La primera cooperativa en el país nació en 1910, en Guayaquil, bajo el nombre de “Compañía de Préstamos y Construcciones”. Luego se fundan varias cooperativas de productores, por ejemplo, en 1938, surge la Cooperativa de Tejedores de Sombreros de Paja Toquilla de Tabacundo, como la primera organización de artesanos del país.

En 1985 la Junta Monetaria reconoce el rol de intermediación financiera de varias cooperativas. Desde ese momento, las cooperativas de ahorro y crédito pasan a estar reguladas por la Superintendencia de Bancos y Seguros para que regulen y precautelen los intereses de los depositantes. En 2008 se establece la diferencia en la regulación para bancos y cooperativas.

LOS LÍDERES DE LA COLINA

Las cooperativas de ahorro y crédito ocupan una parte significativa del sistema financiero del Ecuador, incluso existen cooperativas del segmento 1 que gestionan una importante cantidad de recursos que se pueden comparar incluso con muchos bancos de tamaño mediano.

Si las clasificamos por cartera bruta (préstamos), Juventud Ecuatoriana Progresista Ltda. (JEP) es la líder del ranking, con una cartera de $ 1.680 millones, monto que se asemeja a la cartera bruta de Diners Club ($ 1.950 millones), que ocupa la séptima posición entre los bancos más grandes. La segunda más grande, Jardín Azuayo Ltda., tiene una cartera de $ 764 millones, mayor a la del Banco General Rumiñahui ($ 627,07 millones), noveno en la clasificación de los bancos más grandes por cartera de crédito (Tabla 1).

Tabla 1

Ranking de cooperativas por cartera bruta a septiembre de 2020

 

Por otro lado, en el ranking por utilidades (Tabla 2), al cierre acumulado de septiembre, JEP también lidera, con $ 10,4 millones, que se asimilan a las utilidades de Produbanco ($ 10,6 millones). A JEP le sigue De la Pequeña Empresa Cotopaxi Ltda., con utilidades obtenidas a septiembre por $ 7 millones.

Aquí cabe destacar un dato, aunque las cooperativas representan 30% del tamaño de los bancos en depósitos y créditos, las utilidades no guardan esa misma relación. A septiembre, las utilidades de los bancos fueron de $ 190,6 millones, mientras que las de las cooperativas fueron $ 80 millones, 41% del total de utilidades de la banca.

Tabla 2

Ranking de cooperativas por utilidades a septiembre de 2020

 

LAS COOPERATIVAS DE AHORRO Y CRÉDITO, UN TERCIO DEL SISTEMA BANCARIO

En el año 2000 existían 300 cooperativas de ahorro y crédito en el país. En marzo de 2020, se contabilizaron 549, es decir, el número de instituciones casi se duplicó en 20 años. Asimismo, el número de socios creció de 6’263.780 en marzo de 2017 a 7’646.465 en diciembre de 2019.

Para dimensionar el tamaño real de ciertas cooperativas, la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria (SEPS) las diferencia por segmentos según la cantidad de activos, desde activos superiores a los $ 80 millones hasta otras que no llegan al millón de dólares (Tabla 3). A pesar de la segmentación, la regulación para todas las cooperativas es la misma, aunque en ciertas cosas, como el plazo de cumplimiento de ciertas metas, se amplía mientras menor cantidad de activos posee.

Tabla 3

Segmentación de las cooperativas de ahorro y crédito

 

En el mismo sentido, según diario El Universo, ha sido tan fuerte el crecimiento de estas organizaciones que, si se excluye a los cinco bancos privados más grandes del país, los activos, la cartera de créditos y los depósitos del sistema financiero popular y solidario son mayores a los del sistema bancario.

Y aunque consideremos a todo el sector bancario en su conjunto, las cooperativas, en términos de captaciones (depósitos) y colocaciones (crédito) representan una tercera parte del total del sistema financiero bancario, una cifra bastante significativa.

A pesar de la pandemia por el coronavirus, los préstamos, hasta el mes de septiembre, mantienen una tendencia creciente (Gráfico 1). En abril y mayo parecen estancarse, pero a pesar de ello, en comparación a los mismos meses del 2019, registran una variación positiva. A septiembre de 2020, las colocaciones totales de préstamos fueron de $ 10.413 millones, alrededor de un tercio de la colocación de los bancos.

Gráfico 1

Colocaciones de las cooperativas de ahorro y crédito

 

 

De total de la cartera de las cooperativas, 47% del crédito se destina a sectores productivos (comercial, vivienda y microempresa), y el 53% restante ($ 5.496 millones) corresponde a préstamos para consumo.

En cuanto a los depósitos, de igual manera crecen más lentamente entre abril y mayo. Pero en junio se recuperan (Gráfico 2). El crecimiento de los depósitos en las cooperativas ha tenido variaciones interanuales de dos dígitos. En septiembre de 2020, último dato disponible, se registró una cantidad de depósitos que asciende a $ 11.155 millones, en comparación con los $ 38.528 millones depositados en los bancos.

Gráfico 2

Captaciones de las cooperativas de ahorro y crédito

 

ARBITRAJE REGULATORIOS

El arbitraje regulatorio se refiere a que bancos privados y cooperativas contarán con normas y entidades de control específicas y diferenciadas. ¿En qué se diferencia la regulación? En varios pilares, los principales:

  1. Reservas mínimas de liquidez que determinan, entre otros, el porcentaje mínimo de los depósitos que deben mantener disponibles. Los requerimientos para las cooperativas (hasta un 15% en los depósitos de ahorro) con relación a los bancos (25% en la mayoría de los depósitos) son menores. Asimismo, parte de las reservas mínimas de los bancos privados se las obliga a mantener en títulos valores de instituciones financieras públicas, bonos del Estado o papeles privados.
  2. Solvencia. Según el Código Monetario y Financiero, la relación entre el patrimonio técnico y los activos ponderados por riesgo (indicador de capacidad de pago a futuro) no debe ser menor a 9% para todas las instituciones del sector financiero, incluyendo a las cooperativas. Sin embargo, esta relación se obliga a cumplir a bancos y cooperativas del segmento 1; mientras que a las cooperativas del sector 2 tienen plazo hasta 2021 para llegar al 9%; para el segmento 3 tienen un plazo hasta 2024 para llegar al objetivo; y, las del segmento 4 y 5 tienen un límite hasta 2027.
  3. Morosidad. En algunos segmentos hay una diferencia hasta de 20 días en los plazos para considerar en mora un pago. Por ejemplo, en los microcréditos en un banco privado se considera moroso a un prestatario (de riesgo potencial) cuando tiene un retraso de entre 16 y 30 días; pero si consideramos a un prestatario con las mismas características de pago que en el banco, en las cooperativas se lo considera en mora cuando va de 36 a 50 días, un plazo más amplio que en el sistema financiero privado.
  4. El encaje legal es otro mecanismo de seguro de disponibilidad de los depósitos en caso de retiros. Para los bancos que tienen activos superiores a $ 1.000 millones, la normativa establece que deben tener en reserva 5%, caso contrario deben guardar un encaje de 2% de sus activos. Pero para las cooperativas, la Junta Monetaria no ha dictado un encaje mínimo, aunque en promedio supera el 2% (Gráfico 3).

Gráfico 3

Porcentaje de encaje de bancos y cooperativas en 2020

 

Si bien las cooperativas, por sus principios, se rigen bajo una normativa de regulación distinta a los bancos, es preciso no dejarlas de lado. Las cooperativas del segmento 1, las más grandes, en varios casos superan en activos a los bancos medianos. A pesar de estas diferencias y hasta cierto punto mayor flexibilidad, son un sector estratégico por su objetivo de inclusión financiera.

EN PANDEMIA, LAS COOPERATIVAS TUVIERON BUENA RENTABILIDAD

Uno de los indicadores de rentabilidad es el ROE (return on equity, en inglés) el cual es un parámetro que mide el rendimiento. En otras palabras, la ganancia sobre los fondos propios.

Aunque otros de los indicadores del sistema financiero no han tenido mayor variación durante la pandemia, la rentabilidad y las utilidades fueron las más golpeadas. A septiembre 2020, las utilidades de las cooperativas tuvieron una variación anual de -37,3%, mientras que las de los bancos decrecieron -62,6%.

De igual forma, la rentabilidad de los bancos -siendo en general mayor a la de las cooperativas- cayó de manera pronunciada, llegando incluso a ser menor que la de las cooperativas, 4,7% y 5,4%, respectivamente (Gráfico 4).

Gráfico 4

Rentabilidad (ROE) de bancos y cooperativas en 2020

 

No obstante, la caída de los bancos ha sido permanente desde enero de este año. Contrario a las cooperativas, que han podido mantener cierta estabilidad posterior a los efectos del COVID-19. El impacto mayor fue en marzo, apenas iniciado el confinamiento obligatorio, cuando la rentabilidad de las cooperativas cayó -24,3% y la de los bancos -31,6%.

Lo que sí, el Sistema Financiero Popular y Solidario (SFPS) enfrenta más retos a nivel tecnológicos, pues -al igual que la banca- es importante que trascienda a la transformación digital. En el contexto actual, surge la necesidad de adaptarse digitalmente para tener capacidades de acción y optimización de procesos.

Las cooperativas juegan un rol fundamental en el desarrollo económico porque eliminan la restricción de liquidez presente en hogares de bajos recursos que no pueden acceder a un préstamo bancario porque su condición delimita un riesgo mayor. Además, los bancos se concentran en las urbes, mientras que las cooperativas en los últimos años han tenido un importante desplazamiento hacia zonas rurales, permitiendo de esta forma mayor disponibilidad de recursos para pequeños emprendedores.

Por: Karen Lucero, redacción Revista GESTIÓN.

 

 

 

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Last modified on 2020-11-19

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