El nivel de actividad económica registrado de todas las industrias se desplomó durante el confinamiento, algunas industrias apenas están logrando alcanzar el nivel de actividad del año pasado, mientras que otros -como hospedaje y alimentación- permanecen en recesión. Cuatro de los ocho sectores con mayor empleabilidad del país (87,2% de todos los empleos) están en alto riesgo por los efectos de la pandemia, y por tanto también los puestos de trabajo. Hasta septiembre del 2020, los puestos de trabajo cayeron en -9,7% respecto al año anterior, así como los salarios, que disminuyeron en -8,33%.
Desde inicios del año las empresas ya enfrentaban grandes desafíos que luego se complejizaron más por la pandemia del coronavirus. El COVID-19 cambió rápidamente la dinámica humana y esto ha implicado que las empresas e industrias se adapten a las nuevas costumbres de las personas. Aunque no todos los sectores tienen la misma capacidad y condiciones para transformarse en la nueva era digital y del e-commerce.
Luego de varios meses, el impacto económico comienza a tener mayor claridad. Uno de los indicadores que permite revisar el desempeño de las industrias es el Índice de Actividad Económica Registrada (INA-R). Este índice mide el desempeño económico-fiscal de los sectores productivos de la economía nacional, a través del tiempo en términos de su crecimiento histórico promedio.
Como muestra el Gráfico 1, todos los sectores fueron golpeados en su actividad a partir de marzo con el confinamiento obligatorio. Sin embargo, la resiliencia de cada sector fue diferente y se puede reconocer por la recuperación pronta o tardía de su nivel de actividades registradas.
Hay tres grupos de industrias que reaccionaron de forma distinta. Unos tuvieron un impacto profundo e inmediato a raíz del confinamiento, pero que ya se están recuperando; este es el caso de la construcción, que en abril tuvo un decrecimiento interanual en su actividad económica de -37%, aunque en agosto ya logró incluso crecer respecto al año pasado en 4,75%. Otros sectores, aunque no han tenido un crecimiento interanual, al menos se acercan al decrecimiento nulo, como el comercio, la industria manufacturera y el sector agropecuario.
El segundo caso son los sectores que aún no han conseguido recuperar sus actividades al nivel del año pasado. Entre estas industrias más afectadas están los restaurantes y hoteles que, por ejemplo, en abril registraron una caída de su actividad económica respecto al año pasado en -53,5% y para agosto persistió el decrecimiento (-21,48%). Junto a este sector está también la pesca, la enseñanza y los servicios de tipo sociales. Estas industrias no han podido recuperarse debido a que sus actividades no son fácilmente adaptables a la virtualidad, sino que dependen del contacto y la presencialidad.
Y el tercero es un caso particular, cuyo crecimiento respecto al año anterior ya era muy positivo pese al impacto de la pandemia. Es el caso de la explotación de minas y canteras que para agosto registró un crecimiento en la actividad económica de 12,7%. Esto se dio porque la producción se mantuvo y las exportaciones mineras mejoraron aún con la pandemia encima.
Gráfico 1
Índice de actividad económica registrada
EL EMPLEO DEPENDE DE LA SOSTENIBILIDAD DE LAS INDUSTRIAS
La situación laboral es crítica en el país. A septiembre del 2020, según datos de la última ENEMDU, hay más de 500 mil personas que se encuentran en el desempleo y más de 1,8 millones de personas en el subempleo. Por lo que la necesidad de crear fuentes de trabajo y sostener a las empresas es evidente.
En el país se distinguen ocho sectores económicos como los más importantes en generación de empleo, pues juntos suponen 87,2% del empleo nacional. Solo agricultura, ganadería y silvicultura ya cubren 19,4% del empleo total, seguidos por el comercio (17,9%) y el sector manufacturero, que ocupa el 10,3% del empleo.
Gráfico 2
Empleo por sectores y tendencia post pandemia
Sin embargo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su estudio de los sectores con potencial para crear empleo y emprendimientos sostenibles post COVID-19 revela que cuatro de estos importantes sectores corren riesgos por la pandemia (Gráfico 2). La recomendación de la OIT en esos casos es que no se intervenga debido a la baja perspectiva de crecimiento y recuperación.
Aún así, la organización distingue algunos subsectores prósperos y con tendencia a crecer luego de la crisis sanitaria. En parte por las nuevas demandas de la población ante este contexto, como los sectores de comercio electrónico, desarrollo de software e internet, así como bienes y servicios más sostenibles como el transporte eléctrico y el ciclismo urbano.
La viceministra de Trabajo y Empleo, Sharian Moreno, indicó con el estudio de la OIT que “la atención focalizada en estos sectores permitirá agregar valor a la matriz productiva del Ecuador, por cuanto en estas líneas de trabajo prima la especialidad y no el bajo costo de producción”. No obstante, esto depende de una correcta intervención para dinamizar y potencializar estas actividades económicas con mayor valor agregado, promover el empleo formal y modificar para bien a la matriz productiva del país.
Por otro lado, hay otros bienes tradicionales que tienen buena perspectiva en estos momentos. Algunos productos como el cacao, el chocolate y, especialmente el café han dado saltos de crecimiento en exportaciones en el 2020. Por lo que la pandemia no ha tenido un golpe tan fuerte en estos productos, lo cual protege a los empleados de dichos subsectores.
LOS PUESTOS DE EMPLEO CAYERON -9,7% HASTA SEPTIEMBRE 2020
Como antes se mencionó, la crisis a nivel mundial ha dejado en deterioro al mercado laboral. El desempleo, a septiembre 2020, se incrementó en 36,7%; el empleo pleno decreció en -16,7% y el subempleo creció en 18,7%. Esto se relaciona directamente con los puestos de empleo que existen en el mercado.
El Índice de Puestos de Trabajo (IPT) es un indicador económico que pertenece a los indicadores de producción y mide el número del personal ocupado, empleados y obreros en un determinado número de empresas de los sectores de manufactura, comercio y servicios. El IPT muestra una tendencia marginalmente decreciente desde el 2016, pero a partir de marzo 2020 cayó rotundamente. A septiembre del 2020 llegó a tener una variación negativa de -10,45% (Gráfico 3).
Gráfico 3
Variación del Índice de Puestos de Trabajo
Acumulado, hasta lo que lleva el año, los puestos de trabajo cayeron en -9,67%, lo cual implica una reducción importante en la empleabilidad. Para septiembre del 2020, los sectores que más registraron pérdida de empleo fueron la industria manufacturera, el comercio al por mayor y menor, y el transporte y almacenamiento (Gráfico 2).
Se contrasta también la aseveración de la OIT respecto a la buena percepción que tiene el mercado digital e informático ya que la industria que menos decreció en puestos de trabajo fue justamente la de información y comunicación.
Gráfico 4
Incidencias anuales en los puestos de trabajo por sectores
La paralización de las actividades en el tiempo de confinamiento dejó muchos rezagos en la economía, en tanto que las industrias luchaban para resistir en el tiempo. Solo los que contaban con liquidez fueron las empresas que finalmente lograron mantenerse a flote, pero sí han tenido que hacer un doble esfuerzo aquellas que su negocio no es tan adaptable a otras modalidades.
Las empresas más vulnerables tomaron medidas de optimización de recursos para reducir sus costos hundidos. Por lo que así como cayeron los puestos de trabajo, también disminuyeron las remuneraciones y las horas trabajadas que hasta septiembre 2020 cayeron en -8,33% y -7,48%, respectivamente.
La Ley Humanitaria fue un mecanismo que también dio facilidades a las empresas, como el contrato por giro del negocio que permitió sostener un poco el empleo. Quedan muchas discusiones respecto a si es adecuado o no, ya que se pone en juego la precarización laboral. No obstante, el sector empresarial es el motor económico del cual dependen muchas familias en el país, si las empresas quiebran también se caen los puestos de trabajo. Por tanto, se debe velar por sostener a las empresas con hincapié en las más pequeñas y vulnerables y, por ende, al menos mantener el empleo. Sin descuidar tampoco los derechos laborales ni llegar al extremo de la precarización laboral.
Por: Karen Lucero, redacción Revista GESTIÓN.
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Last modified on 2020-12-24