Hoy, el Ecuador presencia cómo la nueva generación de bancos y fintechs aprovechan la digitalización para ofrecer una versión renovada para los pagos online, capaz de ampliar su oferta y así atender realmente a las personas en sus necesidades transaccionales y hábitos de consumo.
La población del país al iniciar el presente año ascendía a más de 18 millones de habitantes, donde 16% tiene entre 25 y 34 años y 12% entre 18 y 24 años, según el informe Digital 2022 de DataReportal [1].
Por su parte, los datos de GSMA Intelligence muestran que existen 15,91 millones de conexiones móviles en el país. El sector financiero, tanto el tradicional como los nuevos jugadores saben que la digitalización es una oportunidad para promover la inclusión financiera y el desarrollo de soluciones tecnológicas.
La digitalización promueve una revolución que permita a las personas apropiarse de manera real de una serie de beneficios como una reducción de los costos operativos y una mayor capacidad para acceder a productos a un sector de la población que históricamente ha estado excluida de los servicios de la banca tradicional. La oferta de pagos digitales crece de manera excepcional, tecnologías como las billeteras digitales (e-wallet), marketplaces y las propinas digitales conforman el nuevo ecosistema financiero.
Tecnología y su apuesta por la inclusión financiera
Para aprovechar la tecnología en la industria financiera, los diferentes actores necesitan entender que el comportamiento de los usuarios cambia constantemente, y la tecnología es el aliado perfecto para atender estos movimientos. Contar con una estrategia digital definida e implementada es el camino más eficiente para llegar a los consumidores en la nueva economía.
El usuario de hoy tiene una expectativa mayor sobre la forma como interactúa con los comercios e instituciones financieras. La velocidad de respuesta y la atención al cliente son factores que trascienden a la actividad y que no dependen del canal sobre el cual se interactúa.
Por su parte, el gran elemento disruptivo de esta transformación es el Open Banking (banca abierta), que tiene como base la innovación tecnológica y promueve un ecosistema de servicios financieros cada vez más amplio para las personas, en donde la banca tradicional, neobancos, fintechs, comercios y proveedores conforman un ecosistema enfocado en crear experiencias integradas.
Esta tecnología permite que las personas adquieran servicios financieros de forma centralizada, segura y que se ajuste a las necesidades particulares de cada cliente. Con la banca abierta se simplifican los procesos y se ofrece un acceso unificado a los usuarios en aspectos como comprobar el saldo de una cuenta, obtener historiales transaccionales, gestionar pagos, recibir asesorías financieras, solicitar un préstamo o ingreso a un producto de un tercero asociado, y todo desde una sola aplicación.
Las oportunidades para la inclusión financiera, las finanzas integradas y creación de alianzas con las neobancos, son parte de una estrategia de innovación y en donde muchos de los esfuerzos se deberán enfocar en soluciones que aprovechen el uso del smartphone y la penetración de internet: los dos permiten llegar a las personas que aún no están bancarizadas. Brindar la posibilidad al usuario de utilizar aplicaciones móviles resulta fundamental para atenderlos en sus necesidades cotidianas.
Este es un momento histórico para que la banca y el ecosistema fintech de Ecuador, y Latinoamérica en particular, impulsen la creación de productos innovadores a una población que aún tiene bajos niveles de bancarización y donde predomina el uso del efectivo. La banca abierta promueve un mejor acceso a productos financieros, con grandes beneficios como un menor costo en los procesos y una mejor interacción con la banca.
Con la adopción de soluciones tecnológicas para las experiencias transaccionales, se están implementando alternativas al uso del dinero físico y se espera que se consoliden como una herramienta capaz de atender a las personas en sus diferentes actividades.
Ahora es el usuario quien decide cómo desea realizar sus transacciones y el ecosistema financiero cuenta con las herramientas suficientes para interpretar las necesidades de las personas en su diario vivir y crear soluciones que se adapten a estos momentos.
Al incentivar el uso de los instrumentos de pago a través de sistemas de lealtad, permite acompañar al usuario en el proceso de uso de cada producto y da un valor agregado. Para atender a las personas, es necesario que la banca sea abierta, digital y flexible.
(*) Country Manager Ecuador y Cono Sur de BPC.
Revista Gestión no se responsabiliza por las opiniones ni comentarios publicados por sus colaboradores en este espacio, quienes son los responsables del contenido difundido. Si va a hacer uso de este artículo, por favor cite la fuente original. Artículo de opinión (O).
Encuentre contenido relacionado en nuestro archivo histórico:
En 2022, América Latina y El Caribe tiene el desafío urgente de afianzar la recuperación
Marketing responsable: cuando es más barato, ¿quién paga los platos rotos?
¿Son los líderes capaces de dar mayor significado al trabajo?
Last modified on 2022-04-07