La transformación social y cultural está cambiando muchas de las ideas que tenemos en torno al rol de la mujer en el ámbito laboral. La ciencia no le interesa limitar la participación de las personas por condiciones como el sexo, nacionalidad u origen étnico. En lo que realmente se fija es en mentes brillantes, capaces de afrontar los retos que trae día a día el avance tecnológico y aportar cada vez más en el desarrollo de la humanidad y expansión de su conocimiento.
Estamos ante una ruptura de la brecha de género que por tanto tiempo determinó el rol tanto de hombres, como de mujeres en las actividades laborales. El paradigma de que existen profesiones únicas y exclusivas para cada uno de los géneros, empieza a derrumbarse poco a poco, con el duro trabajo de las mujeres que día a día demuestran que son capaces, no solo de realizar alguna actividad, sino que pueden destacarse, triunfar y liderar en cualquier profesión u oficio.
Históricamente, las mujeres hemos representado un bajo porcentaje respecto a todo el panorama de trabajadores en Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas. Datos del BID revelan que solo representamos el 35% del total de las personas empleadas en la industria en Latinoamérica. Una cifra que aún muestra el camino que tenemos por delante para cerrar esta brecha y seguir trabajando por abrirnos un lugar de reconocimiento en el campo laboral de la tecnología.
Ha sido la naturaleza del trabajo en la ciencia, lo que ha permitido mostrar nuestro potencial en el mundo laboral, donde las ideas compiten más allá de los cuerpos, siendo un gran ejemplo para muchas otras áreas de trabajo, que aún conservan prejuicios frente a las capacidades de las mujeres. Sin embargo, nuestra participación en la tecnología y especialmente en la informática no siempre fue así.
Existe una historia poco contada, en la que las mujeres fueron las protagonistas para dar el siguiente paso en el desarrollo de la computación. Tal vez sea Margaret Hamilton, quien programó un software usado por la Fuerza Aérea Estadounidense y posteriormente por la NASA en la década de los 60, una de las mujeres más conocidas en la historia de este sector. Pero la verdad es que, desde mediados de 1800, Ada Lovelace ya había dado los primeros avances en la programación, dando inicio no solo a la participación de las mujeres en la informática sino dando las ideas base sobre las cuales se construiría el mundo tecnológico en el que hoy vivimos; construimos sobre lo construido.
Llegar a tener un lugar como mujeres en la tecnología no ha sido fácil, realmente ha sido un proceso en el que cada una de nosotras ha contribuido, no solo en cuanto a conocimientos en el área, sino como inspiración a nuevas generaciones de niñas y jóvenes que ven en ellas un modelo a seguir. De esta manera hemos logrado acabar con estereotipos que poco o nada se acercan a la realidad. Por ejemplo, en la ciberseguridad, solemos asociar la imagen de un hombre encapuchado como la de un hacker, cuando realmente esta imagen de película no se asemeja a quienes trabajan y se mueven en esta área.
Las últimas décadas, la tecnología ha avanzado aceleradamente y se ha expandido, con la digitalización, a muchas áreas de nuestra vida cotidiana. En este crecimiento hubo una gran demanda por personas capaces de asumir los retos que se presentaban constantemente, por lo que fue una gran oportunidad para otro tipo de poblaciones que anteriormente no eran tenidas en cuenta.
De la mano, la ciberseguridad también asumió un papel indispensable para mantener el ecosistema digital de forma segura, y es aquí, donde anteriormente predominaban los hombres, donde las mujeres encontraron un espacio para aportar con ideas innovadoras y tomar las riendas de esta industria. El cambio de pensamiento en la ciberseguridad ha sido notorio, pues quienes trabajamos en distintas labores de esta industria, hemos logrado abrir el panorama hacia una gran inclusión, dejando de lado la idea y los limitantes promovidos anteriormente, con estereotipos que decían que esta es una profesión exclusiva para hombres; todos cabemos aquí.
Este mundo demanda constantemente ideas inmediatas, creativas y frescas que se ajusten a las necesidades crecientes de seguridad a nivel mundial, contando con expertas en programación, análisis de datos, infraestructura tecnológica e ingeniería. Sin embargo, esta es una industria en constante expansión y requiere también de mujeres que logren mostrar al mundo la importancia de mantener los sistemas seguros para evitar el fraude y dar una experiencia segura a los usuarios. Estoy convencida que día a día, con nuestro trabajo, estamos abriendo este maravilloso campo laboral a quienes, desde muy pequeñas, han tenido contacto con la tecnología y sueñan con trabajar a nuestro lado.
(*) Appgate Regional Sales Director.
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Last modified on 2022-05-10