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Autor: Franklin Vega *

La respuesta no es sencilla. La pregunta se formuló al Parque Nacional Galápagos y aún no se tiene una respuesta. El laboratorio natural parece que ya no es un imán suficiente para mantener la enorme infraestructura hotelera ni las 144 embarcaciones que operan en las islas.

Lo que sí es evidente son los cambios que ha producido el turismo en las islas; en 1980 las calles de Puerto Ayora eran de tierra y el viaje entre el Canal de Itabaca y el centro poblado duraba más de tres horas en un camino de tierra rojiza. Hoy el trayecto de 64 kilómetros demora una hora y media y por una vía asfaltada.

En los años ochenta, el turismo se hacía en pequeños barcos pesqueros acondicionados para transportar turistas entre las islas. Los principales usuarios eran ecuatorianos y unos pocos mochileros. Los guías naturalistas eran, en su mayoría, extranjeros.

En este periodo aparecen los yates de lujo que ofrecían tours navegables, solo bajaban dos o tres veces a los centros poblados (Puerto Villamil; Puerto Ayora y Puerto Baquerizo Moreno…). Al inicio, los dueños de los cupos (hoy llamados patentes de operación turística) fueron los isleños, que para ofrecer mejores servicios se asociaron con personas del continente y con extranjeros. Poco a poco, estos cambiaron de mano.

En cierta medida, ese mismo modelo se mantiene en la actualidad, con algunos cambios. El principal se ha dado desde hace diez años aproximadamente: el turismo con base local se ha incrementado y sobrepasó al de cruceros hasta 2015, que es el último año de información disponible en el Observatorio de Turismo de Galápagos.

En el siguiente gráfico se observa cómo desde el 2009 el alojamiento en las islas pasó de concentrarse en los barcos a utilizar los establecimientos en tierra.

Gráfico evolución del alojamiento en Galápagos

 

Fuente: Parque Nacional Galápagos.

Hace seis años, fue evidente del despegue del turismo entre islas o con base local. Esta modalidad se caracteriza por utilizar los servicios en tierra y acudir a los sitios de visita en las islas donde se hospedan. La causa para este cambio de la demanda se explica en parte por el costo de los tours, que van por cinco días con cuatro noches desde $ 1.200 a $ 6.000, dependiendo de los servicios y el nivel de lujo. A inicios de octubre, estos precios bajaron aún más y se ofertaban desde $ 950 incluidos los pasajes aéreos desde Quito o Guayaquil.

Las actividades turísticas en las islas se desarrollan bajo estrictos parámetros de conservación, con horarios, número máximo de visitantes, temporadas autorizadas… Las excursiones se desarrollan en los 176 sitios de visita autorizados (91 marinos y 85 sitios terrestres). Sin embargo, el cambio de modalidad de turismo presenta nuevos retos para el Parque Nacional Galápagos y sus visitantes.

Para los guías y propietarios de los hoteles en las islas, es frecuente que quienes presenten más dificultades para acatar las normas, como clasificar la basura o seguir las recomendaciones del Parque como no acercarse a los animales o no dañar los senderos, sean los turistas ecuatorianos y los mochileros.

 

Revista Gestion

 

Antes del año 2000, se manejaba el turismo con el concepto de capacidad de carga, que era el número máximo de turistas que podían llegar a los sitios de visita de las islas; en esos tiempos se hablaba de un máximo de 100.000 turistas al año que podían visitar las islas sin causar un impacto irreversible. Luego, en el año 2003, se cambió la metodología y ahora se utiliza un sistema dinámico que consiste en medir el límite aceptable de cambio en cada sitio de visita.

Para el turismo navegable, los principales cuestionamientos aún se concentran en los barcos grandes de 50 pasajeros o más y son los ambientales. A pesar que desde el año pasado el Parque Nacional Galápagos endureció los controles a las embarcaciones, como no permitir cambios de itinerarios y rotar los itinerarios de las visitas o verificar que los pasajeros bajen en grupos de 15 personas más el guía, con una espera de 15 minutos entre cada grupo, al final, en las playas de las islas se ven más turistas que lobos.

Hasta febrero del 2020, en el PNG están registrados 144 propietarios de patentes de operación turística que también, en muchos casos, son los armadores o propietarios de los barcos. De estas, 70 patentes corresponden a cruceros navegables (con capacidad para 1.618 personas); 41 son empresas y 29 personas naturales. De las empresas, 12 son extranjeras y tienen una capacidad de 424 personas.

Durante la emergencia sanitaria, el Ministerio de Turismo anunció que dos barcos más, con capacidad para 100 pasajeros, fueron autorizados para operar en Galápagos. No obstante, el Parque Nacional Galápagos no ha contestado sobre este particular. Tampoco los operadores de turismo locales de Galápagos, que fueron consultados, conocían del arribo de las nuevas embarcaciones.

Ya en el año 2001, era frecuente encontrar sitios de visita saturados en los cuales se debía esperar para desembarcar o hacer una larga fila para llegar a los sitios de visita, como en la isla Bartolomé; y, se propuso cobrar más para evitar las aglomeraciones de turistas. De esa iniciativa se desarrolló una Tesis de Economía en la Universidad Católica de Quito.

No obstante, no se visibiliza completamente el impacto que causa el turismo de base local. No es que el pastel (número de turistas que llegan a Galápagos) se reparte entre más actores; se ha creado otro pastel a repartir. Si los tours navegables se mantienen desde hace 10 años, es porque aún tienen demanda y son rentables.

Sin embargo, las islas se mantuvieron desde hace miles de años y los cambios producidos por el turismo son evidentes, de la mano del incremento poblacional, va el mayor consumo de energía (que se genera por la quema de combustibles fósiles en su mayor parte), la generación de desechos… El límite de los 100.000 turistas se rebasó sin muchos aspavientos en el 2004 si se considera el total y en el 2007 solo para los extranjeros.

 

Gráfico visitantes en las islas

La pregunta de ¿cuántos turistas pueden ingresar a Galápagos sin afectar su conservación? no tiene aún respuesta. Son evidentes los cambios en el tipo de turismo que se realiza y se parece cada vez más al del mar Caribe: sol, playa y fiestas; el laboratorio natural parece que ya no es un imán suficiente para mantener la enorme infraestructura hotelera ni las 144 embarcaciones que operan en las islas.

Raúl García, presidente de la Cámara de Turismo de Pichincha, quien también fue capitán de barcos de turismo en Galápagos, acota que en las islas se vive una dicotomía; por un lado, las medidas que se adoptan dentro del Parque Nacional y las áreas protegidas son técnicas, mientras que en las que están fuera son políticas. En cuanto al número de turistas, señala que las empresas están dispuestas a cumplir las regulaciones del Parque Nacional Galápagos. “Si hay que poner un límite, lo acataremos. El Parque tiene suficientes estudios ambientales y económicos para tomar una decisión”.

El reto es reactivar la economía de Galápagos con el turismo, en el cual se equilibren las necesidades locales, el lucro de los empresarios turísticos nacionales y extranjeros y la conservación. Quienes visiten las islas deberán escoger qué tipo de turismo realizan.

 

(*) Periodista especializado en temas ambientales. Desde 1998 ha publicado en Ecuador y Brasil. Sus temas recurrentes e “inagotables” son las relaciones entre los pueblos y entornos que habitan en la Amazonia, Galápagos y los páramos.

 

 

 

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Last modified on 2020-10-22

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