Hasta julio de 2020 se registró un total de 362.862 refugiados y migrantes venezolanos en el país. Sin embargo, el saldo migratorio es negativo desde finales del año pasado, es decir, salieron más venezolanos de lo que se quedaron. Las medidas tomadas para controlar la propagación del coronavirus redujeron en 99% su entrada. Sin embargo, la crisis sanitaria profundizó sus necesidades socioeconómicas.
Según el Ministerio de Gobierno, a julio del 2020 existen 362.862 refugiados y migrantes venezolanos en el país. Mensualmente, organizaciones miembros del Grupo de Trabajo para Refugiados y Migrantes (GTRM) de Ecuador se encargan de realizar un seguimiento continuo al apoyo que se brinda a este grupo vulnerable.
Desde julio de 2019, el gobierno ecuatoriano implementó el proceso de regulación migratoria de ciudadanos venezolanos, que exige como requisito presentar una visa de excepción por razones humanitarias para quienes deseen ingresar a Ecuador. Esto dio como resultado una importante reducción de las entradas regulares al país.
El año donde hubo mayor flujo migratorio de ciudadanos venezolanos fue 2018; solo en ese año ingresaron 955.637 migrantes, dejando un saldo migratorio positivo de 153.786 personas. Luego, en 2019, la regularización redujo la entrada de migrantes venezolanos en cerca de un 50%, aún así se quedaron 115.846 personas en el país.
LA PANDEMIA REDUJO EN 99% LA ENTRADA DE MIGRANTES VENEZOLANOS
La emergencia sanitaria a causa del COVID-19 provocó la pausa de los procesos de registro y regularización migratoria. El 16 de marzo, cuando el gobierno ecuatoriano decretó Estado de Excepción a fin de contener la propagación del virus, limitó la circulación tanto interna como internacional.
Los datos de entradas y salidas de este año que publica el Ministerio de Gobierno evidencian la caída radical que se notó ya en marzo y estrepitosamente desde abril. Si en febrero ingresaron casi 3.000 venezolanos, en marzo solo entraron 1.764 y, en abril, apenas arribaron 17 ciudadanos venezolanos. A medida que se han levantado las restricciones o se cambia la semaforización, se ha recuperado la movilización migratoria, pero sigue siendo marginal (Gráfico 1).
Sin embargo, llama la atención que en 2020 el saldo migratorio ha sido negativo, incluso antes de la pandemia. Esto quiere decir que han salido más venezolanos de los que han entrado al país en cierto período determinado. Esta tendencia empezó a finales de 2019, pero se profundizó en febrero cuando hubo un saldo negativo de -2.461 migrantes.
Gráfico 1
Arribos, salidas y saldo migratorio (venezolanos)
Según el GTRM, se estima que promedio diariamente hay entre 80 y 100 venezolanos caminando a la frontera hacia Colombia para cruzar por pasos informales De igual forma, aunque en menor proporción, hay personas que intentan entrar al Ecuador mediante estas rutas informales. La crisis económica y social, consecuencia de la pandemia, ha sido un factor para que muchos migrantes tomen la decisión de regresar a su país de origen.
¿CÓMO HA AFECTADO LA EMERGENCIA SANITARIA A LOS MIGRANTES QUE SE ENCUENTRAN EN EL PAÍS?
En vista de que la pandemia trajo una serie de retos adicionales para los refugiados y migrantes, el GTRM vio la necesidad de realizar una Evaluación Rápida de Necesidades ante el COVID19 (ERNC). Esta evaluación tuvo el fin de conocer la situación y las principales necesidades que han enfrentado los migrantes para que los socios del GTRM den una respuesta más efectiva.
Las preocupaciones que han enfrentado la mayoría de migrantes en Ecuador (colombianos y venezolanos) corresponden a la alimentación, el empleo y la vivienda. El 94% de venezolanos y 92% de colombianos perciben que su principal necesidad corresponde a su alimentación. Además, conseguir un empleo adecuado o los medios de subsistencia es otro problema que agobia, en promedio, al 50% de los migrantes, por lo que también tienen dificultades para cubrir su vivienda y requieren de apoyo, por ejemplo, para pagar su arriendo, esto afecta a más ciudadanos colombianos (68%) que a venezolanos (43%) (Gráfico 2).
En menor medida, pero no menos importante, también se ha identificado como prioridades los temas de artículos de higiene, artículos para niños, niñas y adolescentes, acceso al agua y servicios de saneamiento en el hogar.
Gráfico 2
Principales preocupaciones de los hogares que residen en Ecuador
EN JULIO SE SUMARON MÁS DE 24 MIL MIGRANTES A LA ASISTENCIA HUMANITARIA
En Ecuador, los socios del Grupo de Trabajo para Refugiados y Migrantes son los que desarrollan programas que apoyan a esa comunidad. Estos socios se dividen por sector de apoyo, entre los cuales se encuentran: ACNUR, CARE, CISP, Cruz Roja, NRC, OIM, OPD/OMS, UNICEF, World Vision, HIAS, FUDELA, JRS, PNUD, RET, ADRA, entre otros.
En total, en julio, dieron 87.696 asistencias intersectoriales a migrantes, refugiados y comunidades de acogida. Los sectores donde se cubre a mayor número de personas son: protección general (22% del total), transferencias monetarias multipropósito (19,4%), agua, saneamiento e higiene (14%) y seguridad alimentaria (12,9%). Cabe mencionar que las cifras del Cuadro 1 reflejan intervenciones directas e individuales a la población, estas cifras pueden incluir a quienes han sido asistidos en varias actividades.
Cuadro 1
Personas asistidas por actividades intersectoriales en julio
Las falencias socioeconómicas que sufren los migrantes se vieron agravadas por la pandemia, aumentando la dificultad de acceder a algunos bienes y servicios básicos. Por esta razón, las asistencias han ido incrementado continuamente en los últimos meses. En julio se dieron 24.696 nuevas asistencias directas, de las cuales, más de 16 mil corresponden a las asistencias que se han dado en el marco de la respuesta a la emergencia sanitaria. Es decir, 66% de las asistencias han sido producto del coronavirus (Cuadro 2).
Cuadro 2
Personas asistidas por actividades intersectoriales en el contexto del COVID (venezolanos)
¿CUÁL HA SIDO LA RESPUESTA DE LOS ORGANISMOS PARA APOYAR A LA COMUNIDAD DE MIGRANTES FRENTE AL COVID?
La pandemia agudizó las brechas de acceso a las distintas actividades básicas para los migrantes. Conforme se reducen las restricciones por la emergencia sanitaria y avanza la reactivación económica, algunos de los programas que habían sido suspendidos se han reactivado. Esto incluye el fortalecimiento de capacidades para el empleo y el emprendimiento, así como ayuda financiera.
La educación virtual ha generado una brecha aún mayor en los niños, niñas y adolescentes migrantes. Entre las razones están la falta de conectividad, no disponer de dispositivos tecnológicos, la falta de recursos en general o, simplemente, no haber recibido respuesta de ninguna institución educativa. Ante ello, las organizaciones han desarrollado estrategias de acompañamiento psicológico, orientación sobre la modalidad virtual y financiamiento para superar las brechas tecnológicas y de conectividad.
Por otro lado, las necesidades alimentarias y de alojamiento persisten, para lo cual las asistencias de seguridad alimentaria se han expandido mediante diferentes modalidades, además se ha implementado estrategias para el pago de arriendos y la apertura de alojamientos temporales. En adición, se entregan transferencias monetarias multipropósito que se incrementaron también en julio.
El apoyo es amplio y las organizaciones procuran cubrir todas las necesidades. En términos generales, algunas de las otras ayudas son: entrega de artículos no alimentarios, promoción de la higiene, provisión de insumos médicos, métodos anticonceptivos, apoyo psicosocial, asistencia técnica a instituciones públicas, acceso al asilo, orientación para el acceso a servicios migratorios, monitoreo de frontera, prevención de violencia de género, protección a la infancia, provisión de servicios de comunicación y conectividad, entre otros.
La crisis mundial por la pandemia ha afectado a todas las personas, independientemente de su condición social. Evidentemente, los efectos son arrasadores en los grupos de la población más vulnerables como los migrantes.
Sin embargo, el patrón es el mismo, los problemas sociales radican en la falta de oportunidades laborales y la falta de acceso a servicios básicos que mejoren la calidad de vida de la población. Si bien las organizaciones nacionales e internacionales apoyan a la comunidad migratoria, se debe solventar el problema de raíz, y eso le compete al Estado: garantizar los bienes y servicios básicos a toda la población.
Por: Karen Lucero, redacción Revista GESTIÓN.
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Last modified on 2020-09-20