Contra todo pronóstico, Guillermo Lasso, candidato a la presidencia de la República por la coalición CREO-Partido Social Cristiano (PSC), ganó el sillón del Palacio de Carondelet para 2021-2024. El exbanquero y empresario, de 65 años, obtuvo el 52,31% de la votación (4’569.548) en el balotaje de las elecciones del pasado domingo 11 de abril, mientras que el candidato correísta de la alianza Unión por la Esperanza (UNES), Andrés Arauz, consiguió 47,49% (4’131.992), una diferencia de 426.000 votos. ¿Cómo se explica que Lasso haya remontado cuando todo apuntaba a un triunfo de Arauz? En este análisis le explicamos un poco.
Guillermo Lasso triunfó en 17 de las 24 provincias de Ecuador; en tres regiones: Sierra, Amazonía y Galápagos; en dos circunscripciones del exterior; en la ciudad más poblada del país, Guayaquil, bastión de sus aliados del PSC; y en 22 cantones. Es decir, subió 34 puntos con respecto a los resultados de la primera vuelta en la que obtuvo el 20%.
En cambio, el economista de 36 años y delfín del expresidente Rafael Correa, se llevó la Costa, el resto de la provincia del Guayas y 109 cantones. Esta es la primera elección que pierde el correísmo a lo largo de14 años.
Una sorpresa de estos comicios es el voto nulo que alcanzó el 16%; el 30% en Azuay, la provincia de el excandidato presidencial Yaku Pérez, de Pachakutik. Él quedó en tercer lugar en la primera vuelta, con 19,39%, es decir, 1’798.057 votos, y llamó a no apoyar a ninguno de los dos candidatos: al uno porque representa el neoliberalismo; y el otro porque es el rostro del populismo y de la corrupción.
GESTIÓN consultó a cinco mujeres académicas: una investigadora y docente en la Queens University (Vancouver, Canadá), tres politólogas y una experta en procesos electorales sobre cómo miran el resultado del balotaje y cuáles son sus expectativas del nuevo gobierno.
EL ECUATORIANO SE CANSÓ DE LA CONFRONTACIÓN
El líder de CREO, que ya corrió tres veces por la Presidencia, logró lo inimaginable en más de una década de hegemonía de una tendencia política autodenominada de izquierda, primero como Alianza PAIS (AP), después como Revolución Ciudadana (RC), que nació como resultado de la fractura del movimiento político más grande en la historia con 1’000.000 de militantes, según su exsecretaria ejecutiva, Doris Soliz.
El presidente electo, que tiene cinco hijos y siete nietos, se reinventó para la segunda vuelta de la mano de los mayores expertos en campañas políticas del continente y socios de la empresa Informe Confidencial: Jaime Durán Barba y Santiago Nieto. Ambos trabajaron en Buenos Aires y llevaron al poder al expresidente Mauricio Macri.
Lasso dejó atrás la imagen ultraconservadora y católica, que en la primera vuelta electoral no le permitió acercarse a las demandas de diferentes sectores sociales, así como también el enfrentamiento en un país cansado de la polarización que sembró Correa.
El exministro de Economía de Jamil Mahuad cambió su discurso y apostó por el reencuentro entre ecuatorianos, el respeto a la diversidad, la unidad y la paz. Así conquistó a las mujeres, que son la mitad de la población (50,92%), a los colectivos LGBTI+, a los jóvenes, a los ambientalistas y a los electores de los excandidatos a la presidencia: Pérez, líder de los indígenas, y Xavier Hervas, un rostro nuevo en la política de la Izquierda Democrática, que juntos sumaron 34%, es decir, un poco más de un tercio de la población.
Pero algunos representantes de esos sectores aclararon que no votaron por Lasso, sino en contra de Rafael Correa, quien está prófugo y fue sentenciado a ocho años de prisión por el caso de corrupción “Sobornos 2012-2016”.
Lasso firmó un compromiso con las organizaciones de mujeres para ofrecer tres temas: empleo y salario igualitario; abrir más casas de acogida para las víctimas de la violencia intrafamiliar; y reconocer sueldos a las madres.
Para Jéssica Jaramillo, directora de la Fundación contra la Violencia de Mujeres, Niños y Adolescentes, los ecuatorianos están hartos de los enfrentamientos, de la división. “El país necesita soluciones para enfrentar el desempleo, una política económica que redistribuya la riqueza y atienda los problemas sociales. El presidente electo puede formalizar el trabajo informal, eso ayudará a las mujeres que son cabezas de familia que viven de esos comercios”, dijo a Gestión.
Aún le falta pronunciarse sobre la despenalización del aborto por violación, una demanda y lucha del feminismo, que divide a los ecuatorianos por un tema religioso católico.
Además, Lasso habló del respeto e inclusión a las diversidades sexuales, un tema tabú para los electores conservadores que apoyan al presidente electo y ofreció democracia, respeto a las libertades individuales y una propuesta de unidad para construir un proyecto nacional.
En sus primeras declaraciones a la prensa local e internacional, señaló que los empresarios deben pagar impuestos, algo que no se esperaban las élites económicas, así como la regularización de los migrantes venezolanos que llegaron a Ecuador (2020): 500.000, de ellos, 354.530 son legales y 145.400 no tienen permiso de residencia, según información del Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana.
El empresario también anunció la eliminación de la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt) y de la prueba “Ser Bachiller” para el ingreso a las universidades, pues “hay 200.000 estudiantes” que se han quedado sin cupo estudiar, dijo Lasso. Esto último consta en la reforma a la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES), que permitirá a los jóvenes estudiar con libertad la profesión de sus sueños en una de las 62 universidades del país.
Lasso plantea también borrar del mapa institucional al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), un “Frankenstein” como dice el historiador Enrique Ayala Mora, creado por Correa para tomarse los organismos de control, que cerraron los ojos frente a un mar de corrupción de su gobierno calculada en $ 45.000 millones, según la Comisión Nacional Anticorrupción (CNAC). Y suprimirá la Ley Orgánica de Comunicación (LOC), aprobada por la aplanadora correísta en 2013, que atenta contra la libertad de expresión, prensa y opinión de periodistas y medios.
La politóloga y directora de Relaciones Internacionales de la Universidad SEK Internacional, Karen Garzón-Sherdek, explicó que el presidente electo representará a casi 18’000.000 de ecuatorianas, por lo que desde el inicio de su gestión debe tener un fuerte liderazgo, unir voces y llegar a acuerdos.
“El gobierno entrante tiene varios retos, entre ellos, lograr un plan de vacunación eficiente, varios aspectos económicos y sociales como el desempleo, la reactivación económica, la pobreza multidimensional y la alta deserción estudiantil. Asimismo, será vital que contemple en su agenda temas referentes a derechos humanos, género, justicia independiente e institucionalidad”, dijo a Gestión.
EL HEREDERO DEL EXPRESIDENTE Y LAS RAZONES POR LAS QUÉ PERDIÓ
Una de las razones por las que perdió Arauz, quien tiene tres títulos universitarios y estudia un doctorado en México, es porque no fue ni es un buen candidato, pero era el favorito y ganó en la primera vuelta con el 32,72% de los votos, es decir, con 3’033.791 votos.
El heredero de Rafael Correa nunca fue un dirigente político destacado o conocido afuera del círculo de la Revolución Ciudadana. Trabajó en la función pública desde 2006 hasta mayo de 2020: Banco Central, Secretaría Nacional de Planificación (Senplades), director del Servicio Nacional de Contratación Pública, ministro de Conocimiento y Talento Humano y un mes como cabeza del Ministerio de Cultura. Según el extitular de esa cartera de Estado, Juan Fernando Velasco, allí firmó un contrato con sobreprecio de cerca de 1’000.000 dólares con una empresa privada.
Su discurso de descalificar a su oponente porque fue banquero y de vincularlo con el feriado bancario, no pegó. Se notaba que repetía las frases hechas de su padre político y eso crispaba a los opositores de esa tendencia.
Para la experta en procesos electorales, docente e integrante de la Red de Mujeres Líderes de las Américas, Dayana León, el país le dijo no a correísmo, Arauz no fue ni es el candidato más idóneo para la Presidencia y su campaña estuvo llena de errores de comunicación y no logró captar votos. “Ecuador ya no quiere confrontación como lo ha evidenciado la campaña de Arauz, sino salidas a la crisis económica, social y sanitaria. Los electores votaron por una alternativa económica, una gestión pública y un nuevo personaje del sector privado que apostó por el reencuentro”, señaló a Gestión.
Segundo, sus ofrecimientos de la campaña nacieron y se diluyeron en ella, mientras recorría el país y azuzaba a los ecuatorianos a luchar contra la banca y los banqueros, un discurso de división que rechazan los electores.
También se desinfló su oferta de pagar $1.000 a las familias pobres durante la primera semana de su gobierno. Una oferta demagógica que no tenía presupuesto para pagar en medio de la peor crisis económica del país debido a la pandemia. El candidato presidencial pensaba utilizar las reservas del BC para cumplir con su palabra, algo que alertaron los economistas y pusieron en luz roja al sistema financiero y a los electores porque podía caer la dolarización.
Tercero: Arauz, igual que Correa, mintió y eso rebotó contra su candidatura. El hashtag #AndrésNoMientasOtraVez, que le enrostró Guillermo Lasso en el segundo debate presidencial, organizado por el CNE, por repetir que “era responsable del feriado bancario”, se viralizó en las redes sociales y fue tendencia durante las tres últimas semanas de campaña electoral. Hasta se convirtió en una canción con una versión de reguetón y otra ranchera.
El presidente de Fuerza Compromiso Social también mintió sin enrojecerse al afirmar que fue despedido del Banco Central al igual de miles de ecuatorianos en el actual gobierno. Sin embargo, la verdad es que le compraron la renuncia por $ 27.583,33, ingresó a esa entidad en 2006 y salió en agosto de 2020, pasó 10 años y cinco meses en comisión de servicios y licencias, según una información del BCE. Eso golpeó su imagen y minó la confianza de los electores indecisos.
Cuarto factor que influyó mucho en este tema: la presencia de Rafael Correa a lo largo de la campaña, especialmente en la primera vuelta. Él intervino a través de su cuenta de Twitter, Facebook y hasta TikTok para recomendar a su delfín, hacer propaganda por la Revolución Ciudadana y postear informaciones que han sido desmentidas por Ecuador Verifica o los aludidos.
Quizá la prueba más contundente de su influencia se visualizó en el cierre de campaña de Arauz, en el centro de Quito. Allí había una enorme pantalla, de pared a pared, donde apareció el expresidente en un video y dijo: “Volverán los días de gloria. Ánimo, ya falta poco, hasta la victoria siempre”. Mientras que su presidenciable aparecía pequeño en medio de esa inmensidad.
El 63% de la población, que votó en contra del correísmo en la primera vuelta, está cansada de la política sucia que hizo esa organización durante una década. Para ellos, la posibilidad de abrir de nuevo las puertas a un gobierno que violó las libertades individuales, controló todos los poderes del Estado e hizo leyes a su medida no era la opción para el país.
¿Está muerto el correísmo? Para la máster en Imagen y consultora política Grace Margarita Jiménez, esta elección es su primera derrota en 14 años y serán la minoría más grande en la Asamblea con 49 legisladores (Gráfico 1). Es decir, hay que tomarlos en cuenta para conseguir la gobernabilidad en la presidencia de Guillermo Lasso. “Será complicado para el presidente electo porque tiene un bloque propio de 12 asambleístas, hará alianzas con las otros grupos parlamentarios más grandes. Pero tiene el poder del Ejecutivo y tendrá que negociar en la Asamblea”, dijo a Gestión.
Según ella, en el Legislativo, Arauz tendrá liderazgo, pero debe dejar el odio para restablecer su organización política sin el expresidente Correa.
Gráfico 1
Conformación de la nueva Asamblea Nacional
Fuente: Organizaciones políticas, Asamblea Nacional, Consejo Nacional Electoral, 2021.
DESAFÍOS DEL NUEVO PRESIDENTE
Grace Jaramillo (análisis)
Consolidar la democracia y trabajar por la gobernabilidad
Para Grace Jaramillo, PhD, investigadora y docente en Queens University (Vancouver, Canadá), la elección presidencial de Guillermo Lasso tendrá importantes consecuencias en el largo plazo.
La primera de ellas es, por supuesto, consolidar la democracia en un país que montó instituciones de tinte autoritario, como el CPCCS, y reformar el Estado que multiplicó entes y trabas burocráticas innecesarias.
Pero el camino no es fácil. Sin acuerdos mínimos con otras bancadas del país, la simple eliminación de agencias y organismos del Estado desde el Ejecutivo pueden generar un proceso de contestación y oposición inmediata y puede generar reformas efímeras.
En el caso de Senescyt, es verdad que esta institución disminuyó la autonomía universitaria, pero también es necesario considerar que esta fue una reacción a la proliferación de ofertas académicas deficientes y universidades de garaje que eran una estafa para los estudiantes.
Por eso es tan importante no solo reformar sino cómo se hacen las reformas. Y esa va a ser la clave de la gobernabilidad del país. En la práctica eso significa negociar acuerdos mínimos sobre qué Estado queremos, el tamaño del mismo y las competencias de este frente a la sociedad civil y eso nunca es inmediato. Toma tiempo y paciencia poder hacerlo.
También deberá resolver los principales problemas de los ecuatorianos: 1. La crisis sanitaria, la vacunación; 2.La crisis económica, el desempleo, el déficit fiscal; 3.La inseguridad, el país está asustado con la violencia, el sicariato por narcotráfico, los asesinatos en las cárceles y los robos.
Sobre el tema salud, el presidente electo anunció que vacunará 9’000.000 de personas en los primeros 100 primeros días de su gestión. Incluso dijo que irá a Estados Unidos para reunirse con una farmacéutica y asegurar la provisión de las vacunas.
(*) Periodista.
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Last modified on 2021-04-16