Para el próximo año, las necesidades de financiamiento alcanzarán los $ 7.577 millones; conseguir este dinero en las mejores condiciones es de suma importancia ya que permitirá cubrir parte del déficit fiscal, pagar los vencimientos de deuda y financiar parte de la inversión pública. No obstante, alcanzar la estabilidad fiscal parece una utopía en Ecuador debido a la constante acumulación de deuda pública, reflejo de déficits fiscales consecutivos por más de una década. Si bien las proyecciones sugieren una reducción progresiva de la deuda pública, esta sigue siendo vulnerable a medidas populistas, como mantener los subsidios a los combustibles y aumentar el salario mínimo sin justificación técnica. El camino hacia la consolidación fiscal es más complicado de lo que parece y la mala noticia es que lo peor aún está por venir.
LOS SUBSIDIOS A LOS COMBUSTIBLES SON UNA MEDIDA REGRESIVA LIMITA LA MEJORA DE LA SITUACIÓN FISCAL DEL PAÍS
Existe un consenso entre actores políticos, especialistas y académicos de que la Proforma 2023 peca de optimista, lo que se reflejaría en una subestimación de los gastos y/o en una sobrestimación de los ingresos. Queda claro que el camino hacia la consolidación fiscal es más complicado de lo que parece y la mala noticia es que lo peor aún está por venir. Tener a los multilaterales de nuestro lado es tal vez la mejor decisión; sin embargo, tras haber concluido el acuerdo con el FMI existe mucha incertidumbre sobre el apoyo del resto de multilaterales.
Las autoridades deberán ponerse creativas en la aplicación de políticas fiscales que permitan la reducción del saldo de deuda pública a partir de la ejecución óptima de los flujos de ingresos y gastos, generando superávits que cubran el servicio de deuda y muestren confianza a los acreedores para encontrar nuevas fuentes de financiamiento con tasas menores y/o con plazos más largos, además de dinamizar el mercado interno de bonos del Estado. No obstante, esta visión se ve limitada por políticas populistas, como mantener los subsidios a los combustibles y aumentar el salario mínimo sin justificación técnica.
El populismo no distingue ideologías: es de derechas cuando afirman que toda reducción de impuestos genera más recaudación y de izquierdas cuando afirman que se puede gastar más de lo necesario sin necesidad de financiarlo. Lo que sí está claro es que el populismo conduce a niveles más altos de deuda pública, gasto público y déficit.
La acumulación de deuda pública es el reflejo de la acumulación de déficits fiscales a lo largo de los años. En ese sentido, se observa que el Sector Público No Financiero (SPNF) ha acumulado déficits globales por más de una década. Los mismos han llegado a valores sobre los $ 10 mil millones (en 2016) y en ninguno de los años señalados existió un superávit global. Siendo 2021 el año menos deficitario, con un resultado de $ -1.800,4 millones (Gráfico 1).
Gráfico 1
Resultado global del sector público no financiero (2016-2021)
En Ecuador podemos distinguir al menos dos ejemplos de medidas populistas que tienen impacto en la economía. Una es mantener los subsidios a los combustibles y la otra es aumentar el salario mínimo sin la debida justificación técnica. Hace pocas semanas el presidente Lasso confirmó que el salario básico de 2023 sería $ 450.
Con respecto a los subsidios, la motivación de su existencia es mejorar el bienestar social de la población, especialmente del sector más vulnerable. Sin embargo, para que un subsidio cumpla su cometido debe tener al menos tres características básicas:
1) Ser transitorio
2) Estar correctamente direccionado o focalizado a los sectores que realmente requieran de este beneficio.
3) Tener una evaluación constante para determinar su eficiencia, en el sentido que el Estado y los destinatarios se beneficien.
En Ecuador, el subsidio más controversial es el de los combustibles, no solo por el peso que tiene en la economía, sino porque a lo largo de los años se ha demostrado que es un subsidio regresivo. Se observa que quienes más consumen gasolina y diésel, y por tanto más se benefician del subsidio, son los hogares pertenecientes a los quintiles de ingresos más altos (Gráfico 2).
Gráfico 2
Consumo de combustibles por quintiles
De acuerdo con los datos proporcionados por Petroecuador, los subsidios petroleros para 2023 alcanzarán $ 2.667 millones, el 53,59% corresponde al subsidio al diésel, seguido por el subsidio al Gas Licuado de Petróleo (GLP), con el 26,88% de participación y el 17,10% destinado para la gasolina. Cabe mencionar que respecto a la proforma del año anterior ($ 1.328 millones), el subsidio aumentó en más del doble.
Por lo tanto, insistir en los subsidios a los combustibles es seguir gastando valiosos recursos que podrían utilizarse para mejorar las condiciones de vida de los ecuatorianos. No es casualidad que el gasto en subsidios incluso haya llegado a superar el gasto en salud y educación.
Mientras esta medida populista persista será la piedra en el zapato del gobierno de turno y tarde o temprano no habrá reforma tributaria ni deuda que pueda sostenerlo, por lo que es fundamental avanzar en su eliminación o focalización.
¿PODRÍA LA SUBIDA DEL SALARIO MÍNIMO AFECTAR A LA REACTIVACIÓN ECONÓMICA?
Por su parte, el incremento del salario mínimo también es una medida populista que responde a la promesa de campaña de Lasso de aumentar el salario durante su mandato hasta los $ 500. Sin embargo, el efecto del aumento del salario mínimo no es un asunto que esté claro. La respuesta final depende de los canales de ajuste que tomen las empresas afectadas.
Por ejemplo, si reducen sus beneficios o incrementan sus precios, el resultado que cabría esperar es cierto grado de redistribución desde los hogares de rentas medias y altas hacia hogares de rentas medias-bajas, siendo el mejor de los escenarios.
Por el contrario, si las condiciones del mercado laboral que enfrentan las empresas son tales que el principal mecanismo de ajuste es el empleo, estaríamos ante un peor escenario, cuyo efecto distributivo final es más incierto.
No obstante, como cualquier política, los ajustes al salario mínimo tienen beneficios y pérdidas que deben ser evaluadas; sin embargo, ni las autoridades ni la academia parecen contribuir a resolver estas interrogantes. De acuerdo con el FMI, mientras el salario mínimo no ha dejado de subir, la productividad laboral se ha estancado e incluso disminuido entre 2007 y 2021 (Gráfico 3). Por lo tanto, es importante ampliar el debate sobre todo ahora que hay certeza de que el salario subirá $ 25 por año.
Gráfico 3
Evolución de la productividad y el salario mínimo (2007-2021)
Asimismo, es importante que las políticas públicas vayan encaminadas hacia una senda de reactivación económica y productiva a fin de que el Estado pueda generar los mecanismos necesarios para facilitar la creación de nuevos empleos, brindar protección a los más vulnerables, fortalecer vínculos comerciales, fomentar el turismo, forjar competitividad y generar confianza en los agentes económicos, que permita la atracción de inversiones y asociaciones público-privadas, optimizando los subsidios, reduciendo las distorsiones de mercado existentes y fomentando un crecimiento económico sostenible e inclusivo.
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Last modified on 2022-12-18