A inicios de un nuevo año, el balance económico para el país es altamente desafiante. El 2020 cerró con un decrecimiento económico cercano al 9%. Asimismo, reducir el déficit será complicado para el país, considerando que los ingresos fiscales se han reducido y a inicio de este año aún no se han retomado las actividades como a inicios del 2020. Por parte del sector externo, se estima un incremento de los precios de bienes primarios, pero también hay que considerar la cotización de las monedas de países con oferta de bienes similares al Ecuador.
Como consecuencia de la emergencia sanitaria del 2020, la economía mundial tuvo un desempeño negativo, el más profundo desde 1946. Las medidas de confinamiento para evitar incrementar el número de contagios llevaron a que fuertes restricciones que frenaron la dinámica productiva y afectaron especialmente a sectores como el turismo y actividades conexas.
En diciembre del 2020, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) presentó un informe sobre la evolución y perspectivas económicas para la región. En un balance preliminar se estima cerrar el año en la región con una caída de los agregados económicos del -7,7%. La contracción en 2020 se considera la mayor registrada en 120 años, según la CEPAL. Sin embargo, para 2021 se proyecta una recuperación de 3,7%.
El golpe a las economías ha sido homogéneo y de la misma manera ocurrirá con la etapa de recuperación. Sin embargo, hay economías a las que les costará más esfuerzo y tiempo recuperarse. Ese es el caso de Ecuador (Gráfico 1).
Por ejemplo, Perú cierra el 2020 con una variación negativa del PIB real de -13%, pero se espera que en 2021 tenga un crecimiento cercano a 9%. Mientras que Ecuador decrecerá en -9%, pero la recuperación en 2021 será mínima (1% según CEPAL y 3,1% según el Banco Central).
Gráfico 1
Crecimiento del PIB real en porcentajes
DIFICULTADES PARA EL COMERCIO EXTERIOR
En lo que respecta al comercio mundial, de acuerdo con la Organización Mundial del Comercio (OMC), se pronostica una caída de -9,2% en 2020 y una recuperación del 7,2% en 2021. La caída de 2020 será la más profunda desde la crisis económica y financiera mundial de 2009, cuando fue de casi un -13%.
En el Gráfico 2 se registra que la mayor caída de exportaciones ocurrió en el mes de abril, cuando se establecieron cuarentenas estrictas a lo largo del mundo. En Ecuador, entre enero y noviembre las exportaciones cayeron en -9,3% respecto al mismo periodo del 2019.
Gráfico 2
Exportaciones FOB mensuales en miles de dólares en Ecuador
A pesar de que las exportaciones cayeron en una importante magnitud el año anterior, el 2021 aún trae desafíos para las exportaciones ecuatorianas: la competitividad. Países de la región con moneda propia son capaces de impulsar políticas monetarias expansivas (aumentar la cantidad de circulante en la economía), manipular el tipo de cambio y bajar las tasas de interés con el objetivo de aumentar la liquidez nacional y, por lo tanto, reducir los precios relativos de sus exportaciones.
Según cifras de la CEPAL, la mayoría de las monedas de la región se depreciaron con respecto al dólar, con lo que se mantuvo la tendencia observada en 2019. Así, en los primeros diez meses de 2020, 17 de las economías de la región registraron depreciaciones de sus monedas respecto a la cotización del dólar a finales de 2019, y la depreciación media fue de 16,3%.
El reto para la economía dolarizada es que con el dólar no se puede expandir la cantidad de dinero de manera inorgánica (imprimir billetes) y reducir de manera ficticia los precios de sus exportaciones. Por tanto, el incremento de las exportaciones radica exclusivamente en incrementos de competitividad que permitan bajar los precios relativos con respecto a otros países con una oferta de bienes exportables similares.
A pesar de que no se puede establecer un pronóstico claro de los precios de los bienes primarios, el FMI en octubre proyectó un incremento de los precios de los productos básicos. Los bienes agroalimentarios tendrán un crecimiento de 4%, un 3% los metales básicos y 16% los productos energéticos.
LA LLAVE DE INGRESOS DEL GOBIERNO ESTÁ MEDIO CERRADA
Entre 2018 y octubre de 2020, los ingresos tributarios y petroleros representaron, en promedio, 88% del total de ingresos del Gobierno Central. En los tres primeros trimestres de 2020, los ingresos petroleros cayeron en -42%. Mientras que los tributarios en -16% durante el mismo periodo, dejando una enorme brecha entre lo presupuestado para el 2020 (Gráfico 3).
Gráfico 3
Evolución de los ingresos del Gobierno Central
La contracción de los ingresos tributarios ha sido la principal causa de la reducción de los ingresos totales. Aunque también tuvo un gran peso la reducción de los ingresos petroleros por la rotura de los oleoductos y por la caída internacional del precio del barril de crudo.
En cuanto a los ingresos tributarios, la paralización de la actividad económica y la fuerte caída del consumo privado han repercutido negativamente en la recaudación tributaria. Principalmente se mide la paralización de la dinámica interna en una caída de la recaudación del 20% del impuesto al valor agregado (IVA) hasta septiembre de 2020, aunque en diciembre y enero ya se registran leves signos de recuperación.
Pero también es importante considerar que la importante caída de las importaciones significó una caída de -30% en las recaudaciones a las transacciones internacionales (aranceles y a la salida del país).
Con la caída de los ingresos, y en un entorno en el que resulta complejo reducir el gasto público, la fuente más propicia para financiarse es el endeudamiento. Según el Ministerio de Economía y Finanzas, entre enero y diciembre de 2020 la deuda pública total creció en $ 4.639 millones. El aumento de la deuda se traducirá en una fuerte presión sobre las cuentas públicas, especialmente a través del pago del servicio de la deuda, lo que constituirá una carga adicional sobre los presupuestos futuros.
SIN CRECIMIENTO NO HAY GENERACIÓN DE EMPLEO
En América Latina se estima que la tasa de desocupación alcanzó 10,7% al cierre del año anterior. La manera en que evolucionen los mercados laborales en 2021 dependerá de la fuerza y la forma que adopte la reactivación económica, y ello tendrá que ver con el grado de control de la pandemia.
En Ecuador, entre diciembre de 2019 y septiembre de 2020 (Tabla 1) se observan ya los estragos de la pandemia con un incremento del desempleo y subempleo en detrimento del empleo adecuado. Hasta ahora el INEC no ha publicado las cifras laborales de diciembre de 2020, lo que impide ir más allá en el análisis.
Tabla 1
Evolución del mercado laboral en Ecuador
Los estudios de la CEPAL indican que existe una alta correlación entre la generación de empleo formal y el crecimiento económico. Es decir, que mientras más favorables sean las medidas que se tomen para propiciar la recuperación económica, mayor será la evolución del mercado laboral.
La creación de nuevas plazas de empleo es un desafío central, dado que representa los ingresos de gran parte de la población. Sin ingresos, los hogares reducen su consumo al mínimo posible. Sin demanda, las empresas reducen su producción e inversión. Sin ventas, las empresas dejan de contratar e incluso reducen el número de empleados.
Y es así como el circulo vicioso o virtuoso del desempleo tiene un efecto multiplicador en la economía nacional. El empleo es un punto central para concentrarse en este nuevo año.
Y, POR SI FUERA POCO, DIFICULTADES PARA GENERAR LIQUIDEZ
Los países no dolarizados, con moneda propia, tienen mayor margen de maniobra ante ciclos económicos recesivos. Sin embargo, por el lado de la política monetaria del país, es complicado establecer una estrategia de estímulos para generar mayor liquidez en el país.
Sin lugar a duda, las tasas de interés dan mucho de qué hablar. En la región, la mayoría de los países se enfocaron en reducir las tasas de interés activas. Pero en países dolarizados ocurre lo contrario: las tasas activas se han incrementado, lo que refleja las mayores restricciones a las que se enfrentan para expandir la liquidez.
Los retos del país para 2021 se deben en gran medida a su estructura productiva, estrechez fiscal y a su incapacidad de generar política monetaria expansiva. Si bien la dolarización trae confianza, también resulta en una serie de restricciones en épocas recesivas. Para el país, la recuperación económica es indispensable ya que está en juego el desarrollo de las familias ecuatorianas. Las políticas se tienen que enfocar en protección social y en impulsar el empleo mediante la creación de condiciones para que la inversión se incremente. Para resumirlo, el ambiente aún resulta incierto para la economía ecuatoriana.
(*) Por Karen Lucero, redacción Revista GESTIÓN.
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Last modified on 2021-02-21