A febrero 2021 se presentó un leve crecimiento en los precios respecto a enero de 0,08%. Aunque es marginal, al menos la inflación mensual ha sido positiva en lo que va del año. Esto refleja que se recupera progresivamente la dinamización económica. Además, sectores con mayor incidencia positiva en los precios como Transporte (0,0335%) y Restaurantes y hoteles (0,0074%) muestran el retorno de las actividades presenciales.
El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) publica mensualmente el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Este indicador señala la variación de los precios en el tiempo de una canasta de bienes y servicios representativos de los hogares ecuatorianos. El IPC se levanta en las principales nueve ciudades del país y considera 12 divisiones de consumo.
La importancia del seguimiento del IPC radica en que tiene un uso generalizado como factor de ajuste para los valores monetarios de pagos como salarios, prestaciones sociales, alquileres, intereses, impuestos, entre otros. Además, la variación de precios tiene influencia directa en el comportamiento de los consumidores.
Ecuador, desde la dolarización, tiene niveles inflacionarios muy bajos que generalmente se mantienen por debajo del 1%. Este es un elemento en común con los otros dos países latinoamericanos que tienen también su economía dolarizada: Panamá y El Salvador. Esto se debe a que como no tienen moneda propia, los precios reflejan la dinámica directa de los mercados y el movimiento de los agentes, pero ya no están expuestos a las volatilidades cambiarias.
Esta tendencia de baja inflación se vio agravada por la emergencia sanitaria de la COVID-19. La demanda generalizada cayó deteriorando los precios de la mayoría de los productos, pese a que en el primer mes de confinamiento hubo mayor inflación debido a la especulación de los consumidores por posible escasez de producción. Es por lo que el 2020 se caracterizó por ser un año de permanente deflación, alcanzando una inflación acumulada de -0,93% en diciembre de ese año.
Al segundo mes del 2021, el IPC nacional se ubicó en 104,44 puntos, que equivale a un crecimiento marginal de 0,08%, manteniendo la tendencia de leve inflación mensual positiva de este año. Aunque la inflación anual sigue negativa (-0,81%) debido a que se compara con febrero de 2020 cuando aún no repercutió la pandemia.
Gráfico 1
Inflación mensual, anual y acumulada
RETORNO DE LAS ACTIVIDADES PRESENCIALES SE REFLEJA EN LOS PRECIOS DE FEBRERO
Dentro de las canastas del IPC existen 12 divisiones de consumo entre bienes y servicios. A nivel general, en febrero 2020, y contrario a la mayoría de los meses del año pasado, la inflación mensual fue mayor en bienes que en servicios, 0,16% y -0,003%, respectivamente.
Las tres divisiones de consumo que tuvieron mayor incidencia en el incremento de precios de febrero fueron: Alimentos y bebidas no alcohólicas (0,00550%), Transporte (0,0335%), y Restaurante y hoteles (0,0074%). El crecimiento de los precios en esas divisiones da muestra de que las actividades presenciales están regresando.
Por ejemplo, entre los productos que presentaron mayor inflación en la división de Transporte están: la gasolina de alto octanaje, con inflación de 5,21%; los neumáticos, con 2,05% de inflación mensual; aceite lubricante (1,35%) y el diésel (1,29%). Estos bienes tienen mayor demanda, y por ende inflación en sus precios, cuando hay más desplazamiento de la población y uso de vehículos. Aunque en el caso del diésel, especialmente, su precio registró un incremento en su precio por octavo mes consecutivo como parte del sistema de bandas cambiarias.
En la división de Restaurantes y hoteles los productos que también incidieron en los precios afirman el mayor desplazamiento de la población. Estos fueron productos como los almuerzos ejecutivos y los desayunos, con una inflación marginal de 0,85% y 0,64%, respectivamente. Este sector fue justamente de los más afectados por el confinamiento y el teletrabajo.
Gráfico 2
Incidencia mensual por división de consumo
Por el otro lado, las divisiones que incidieron negativamente en los precios fueron los Bienes y servicios diversos, Prendas de vestir y calzado, y la división de Salud (Gráfico 2). Este resultado, con excepción de Salud, suele explicarse por los ciclos económicos. Los primeros meses del año tienden a decrecer la demanda de ciertos bienes luego del elevado consumo en las festividades de fin de año.
Mientras que la división de Salud tuvo leve deflación por la caída de precios en ciertos productos como preservativos, suplementos minerales y vitaminas, combinaciones de supresores de tos y antibióticos.
QUITO Y AMBATO SIGUEN CON DEFLACIÓN, CONTRARIO AL RESTO DEL PAÍS
En febrero de 2021, las ciudades de la Costa mostraron una variación mensual de precios mayor a las de la Sierra, 0,15% y 0,01%, respectivamente. Las únicas ciudades que presentaron deflación en ese mes fueron Quito y Ambato, ambas con una caída de -0,06% en sus precios. Esto podría dar indicios de que aún hay baja dinamización económica y, por lo tanto, el mercado sigue con la necesidad de contraer sus precios.
Mientras que las ciudades con mayor inflación mensual positiva fueron Manta (0,32%), Loja (0,25%) y Esmeraldas (0,23%).
Según las cifras del INEC, el ingreso de las familias ecuatorianas se mantiene en los $ 746,67 dólares. En tanto, el costo de la Canasta Básica tuvo una mínima contracción de precios del -0,01% llegando a costar $ 712,07 en febrero. Esto significaría que los hogares ecuatorianos tienen un excedente mensual de $ 34,61 que podría ser ahorrado o consumido en otros bienes.
Aunque cabe mencionar que dicha realidad solo aplica para 1,2 millones de familias ecuatorianas de las 4,6 millones que hay en el país. Es decir, solo 30% de los hogares podría realmente costearse la Canasta Básica.
El costo de la canasta difiere en cada ciudad por distintos factores de oferta, distribución, tarifas, entre otros. Loja se mantiene como la ciudad más cara, con una canasta que cuesta $ 743,01, seguida de Cuenca, con $ 9 dólares menos, y Manta con $ 12,45 dólares menos que en Loja (Gráfico 3). Mientras que la ciudad más barata para vivir es Santo Domingo, con el precio de la CBF de $ 645,88, o sea muy por debajo del resto de las principales nueve ciudades del país.
Gráfico 3
Precio de la Canasta Familiar Básica por ciudades
LA INTERMEDIACIÓN ENCARECE MÁS EN LAS CIUDADES DE LA SIERRA
Otro indicador relevante que sale del IPC es el Índice de Brechas de la Intermediación (IBRE-I). Este índice mide la brecha que existe entre los precios del productor y los precios que llegan al consumidor final.
El precio de venta al consumidor atraviesa por un proceso de formación de precios. En dicho proceso se suma el precio del productor, es decir, el precio a puerta de fábrica o de mercados mayorista, más los costos de la intermediación. Los costos de intermediación incluyen los impuestos indirectos al productor y al minorista, los gastos en transporte, los gastos y margen del mayorista y del minorista; con todos estos costos incluidos se llega al precio del consumidor en el mercado.
En ocasiones, cuando el margen de ganancia del mayorista y minorista es muy elevado, la intermediación afecta negativamente a los productores y consumidores. En esos casos, los productores venden sus productos a “precio de gallina robada”, mientras los intermediarios se llevan gran parte del porcentaje. En el sector agroalimentario esto es muy común, impidiendo el desarrollo de los campesinos y desincentivando este tipo de trabajos fundamentales al estar mal remunerados.
En febrero de 2021 las ciudades que presentaron mayor aporte al Índice de Brechas de Intermediación fueron Quito y Guayaquil, que representan 34,05 puntos y 31,51 puntos, respectivamente.
Sin embargo, las ciudades donde la brecha de intermediación es más amplia son Quito y Ambato (Tabla 1). Es decir, el precio con el que compran los consumidores es mucho más caro de lo que realmente cuesta producirlo. Y puede deberse a dos factores: más costos para los intermediarios, como impuestos o transporte, o un mayor margen de ganancia en dichas ciudades.
Tabla 1
Aporte de intermediación por ciudades
Los precios son una respuesta del mercado, de la dinámica entre la oferta y la demanda. Aunque tener moneda externa ayuda a no caer en el mal de la inflación, sí impone el reto del crecimiento económico. Una economía con inflación casi nula y mínimo crecimiento económico desincentiva la inversión y producción. Consecuentemente, esto se traduce en poca demanda laboral, bajo poder adquisitivo y capacidad de consumo y, por tanto, precios estancados en la deflación.
Con la pandemia, la capacidad de consumo de los hogares se ha reducido aún más y, por ende, la producción también cae. Por ello es necesario inyectar liquidez a los hogares de una u otra forma para fomentar el consumo y la producción. Lastimosamente, la estrechez fiscal de la economía ecuatoriana no le permite siquiera pagar a sus proveedores.
(*) Elaborado por Karen Lucero, redacción Revista Gestión.
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Last modified on 2021-03-09