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Autor: Daniel Molina Ycaza *

Como efecto de la globalización, las personas naturales y jurídicas tienen la posibilidad de invertir su dinero en cualquier parte del mundo. En este sentido, la inversión extranjera directa (IED) está compuesta por flujos de capitales provenientes del extranjero, los cuales traen consigo fines productivos para el país. Y aunque el tema es positivo, Ecuador sigue en la cola, recibiendo apenas 0,76% de la inversión que llega a América Latina, lo que representa solo 1,3% del PIB nacional.

La generación de empleo, el acceso a mercados, la transferencia de conocimientos y tecnologías, y el incremento de las capacidades locales mediante la creación de sistemas productivos son los principales beneficios que se pueden obtener. Por esto, las naciones compiten entre sí para atraer flujos externos debido a que constituyen una fuente significativa de desarrollo social y económico.

 

ECUADOR, LEJOS DE SUS PARES REGIONALES

De acuerdo con el último reporte presentado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) (2019), durante 2018 América Latina recibió USD 184.287 millones en IED, de los cuales, apenas USD 1.408 millones le correspondieron al Ecuador, es decir, el 0,76% de toda la inversión. Es importante resaltar que dicho monto es muy bajo frente al tamaño de su economía actual.

¿Qué quiere decir esto? Significa que, en una economía de USD 108.398 millones a 2018  (Banco Central del Ecuador, 2019a), la IED fue solo representa 1,3% respecto al Producto Interno Bruto (PIB), mientras que el porcentaje promedio para la región se situó en 3,8%.

América Latina y el Caribe: entradas de IED por países, 2005-2018 (en millones de dólares y porcentajes de variación)

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Otro punto a destacar es que desde 2011 hasta 2018, el Ecuador solo ha recibido USD 6.831 millones de IED, una situación muy distinta a la que atraviesan países como Colombia o Perú, los cuales recaudaron únicamente en 2018 USD 11.352 y USD 6.488 millones, respectivamente. Ahora, la pregunta radica en ¿por qué el Ecuador no atrae una IED en cantidad similar a la de sus países vecinos en la región? Existen diversas razones.

 

¿POR QUÉ ECUADOR NO ATRAE INVERSIONES?

En primer lugar, se debe tener en claro que este problema no es reciente, el país lo viene arrastrando desde hace 40 años. A pesar de esto, en lugar de mejorar consistentemente, la IED desde 2003, solo ha superado el 1% del PIB en 2008, 2015 y 2018.

En segundo lugar, durante la última década, influyó en gran medida la política del Gobierno basada en desprestigiar el rol del sector privado en la sociedad y establecer al ente público como el motor de desarrollo. En consecuencia, se generaron distorsiones en la economía junto a una serie de obstáculos y regulaciones, entre las cuales se encuentran: el Impuesto a la Salida de Divisas (ISD) del 5% y el Anticipo del Impuesto a la Renta (AIR). Ambos gravámenes son conocidos, principalmente, por “ahuyentar” a los inversionistas extranjeros que desean invertir su dinero en el país.

En tercer lugar, el Índice de Libertad Económica y el riesgo país son dos determinantes que influyen en los flujos de inversión. En cuanto a la libertad económica, sobresalen principalmente dos índices por su nivel de relevancia a escala mundial, uno es publicado por The Herritage Foundation (2019) y el otro por el Instituto Fraser (2018). La principal similitud entre ambos es que posicionan al Ecuador en la última categoría denominada como economía “reprimida” o “menos libre”, lo cual indica a los inversionistas la falta de seguridad jurídica y la ineficiencia regulatoria del país.

Riesgo país del Ecuador: puntuación anual promedio 2007-2018

 

Por otro lado, tal como se observa en la imagen, el riesgo país del Ecuador (que mide la percepción de los mercados internacionales sobre la capacidad de pagar su deuda), desde 2007 hasta 2018 ha sobrepasado la barrera de los 500 puntos en promedio anual y, a su vez, alcanzó los 935 puntos como promedio general en el periodo de muestra. Esta es una cifra significativamente elevada si se la compara con sus similares de Colombia o Perú durante el mismo periodo, los cuales, en promedio general, tuvieron 211 y 184 puntos, respectivamente.

En cuarto lugar, los países vecinos de la región desde hace más de dos décadas han trazado una agenda productiva y de expansión comercial bastante alta, lo cual les ha permitido captar inversiones de la manera en la que actualmente lo hacen. Pero, ¿qué sucede en países como Ecuador donde existen continuas trabas al comercio y a la IED?

 

LAS CONSECUENCIAS DE LA POCA INVERSIÓN

La falta de inversión ocasiona un decrecimiento socioeconómico donde convergen tres elementos: empleo, ingreso y consumo. Imaginando estos elementos como una cadena, se relacionará que, si existe inversión se genera empleo, consecuentemente, el empleo produce ingreso, y el ingreso permite que se puedan adquirir los bienes y servicios.

Si bien el desempleo en el Ecuador puede explicarse por múltiples atribuciones, uno de los principales motivos es la falta de IED. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) (2018), la Población Económicamente Activa (PEA) en el país consta alrededor de 8,2 millones de personas, de las cuales tan solo 3,3 millones tienen un trabajo formal. Es decir, existe una brecha de aproximadamente 5 millones de personas que no cuentan con un empleo adecuado, por lo cual, muchos de ellos terminan en la informalidad. Así, el desafío presente y futuro consiste en atraer inversiones que contribuyan al desarrollo sostenible, y al cambio estructural del país.

 

¿SE VIENE UN CAMBIO?

Luego de dos años de bajos ingresos en materia de IED, 2018 presentó un repunte con una variación relativa de 127,5% respecto a 2017. Esta es la mayor entrada de IED desde la década de los noventa debido al incremento en inversiones pertenecientes al sector extractivo. Sin embargo, el Ecuador aún necesita seguir mejorando significativamente las cifras en este rubro.

Para lograrlo, es fundamental recuperar plenamente la confianza de los inversionistas estableciendo reglas claras, reduciendo la carga impositiva, eliminando la tramitología ineficiente, creando seguridad jurídica e institucionalidad en el país. En conjunto, estos elementos podrían devolverle al Ecuador la confianza que tanto necesita a fin de que se presente como un país atractivo para recibir nuevas inversiones del extranjero.

(*) Daniel Molina Ycaza. Asistente de investigación en EQ-Lab y en la UEES. Autor de diversos artículos académicos y actas de congreso.

 

 

 

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Last modified on 2019-09-16

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