¡Mil de una! Así se llama el proyecto estrella del candidato de la Revolución Ciudadana, Andrés Arauz. Solo esta propuesta le significaría al país endeudarse en cerca del 1% del PIB más. El candidato ha informado que su financiamiento será especialmente mediante la repatriación de capitales que están en el exterior, la utilización de recursos del Banco Central y/o herramientas como el dinero electrónico. No obstante, las consecuencias detrás de dichas políticas podrían perjudicar sobremanera al sistema económico y financiero del Ecuador.
Las propuestas del candidato presidencial por el partido en alianza denominado Unión por la Esperanza (UNES), Andrés Arauz, parecen tener amplia acogida. Las últimas encuestas lo ubicaban en primera posición en la intención de voto, seguido de Guillermo Lasso y Yaku Pérez. Esto se ha dado, en gran medida, gracias a la imagen que está detrás, la del expresidente y ahora prófugo, Rafael Correa.
Arauz ha mostrado tener un discurso paternalista, es decir, un gobierno con mayor intervención estatal. Arauz se ha referido en su campaña a “Recuperar la patria”, así como promete compensar a las familias que han sido abandonadas durante la crisis sanitaria por el COVID-19.
Sin embargo, más allá del discurso político queda el derecho y la obligación de la población de analizar y aterrizar las propuestas.
Arauz tiene 35 años, es economista por la The University of Michigan y cuenta con una maestría en Economía del Desarrollo. Su visión económico-política es izquierda socialista.
Tiene vasta experiencia en el sector público. Entre 2007 a 2009 fue asesor en Política Financiera del Ministerio de Coordinación de la Política Económica. Entre 2011 y 2013 llegó a ser director general bancario del Banco Central del Ecuador. Luego, hasta el 2015 fue subsecretario general de Planificación para el Buen Vivir de la Senplades y en ese mismo año también fue director general del Servicio Nacional de Contratación Pública. En 2015, en el gobierno de Correa, fue nombrado ministro coordinador de Conocimiento y Talento Humano y, para 2017 ocupó el cargo como ministro de Cultura.
EXPECTATIVA: $ 1.000 DÓLARES PARA UN MILLÓN DE FAMILIAS
La propuesta estrella con la cual pretende ganar acogida entre los votantes es la denominada propuesta “Mil De Una”. Arauz ha indicado a los distintos medios de comunicación que el proyecto sería ejecutado desde la primera semana que ocupe el cargo de primer mandatario.
Esta propuesta estaría dentro del plan para la reactivación económica. Lo que Arauz menciona es que con esto se logrará reactivar la demanda, para recuperar y aumentar el consumo y, de esta forma, incentivar al sector productivo. Es decir, su propuesta trata de dinamizar la economía mediante el comercio incitado (algo parecido a lo que se hizo en EEUU en la Gran Depresión).
Arauz ha aclarado que este bono no se trata de una dádiva, sino que es “la reparación como Estado a las familias por el abandono que se vivió durante la pandemia”. Es por ello que se dirige a las familias que han sido más golpeadas por la pandemia.
Aunque el financiamiento para este proyecto no es claro, el candidato ha informado que se realizará a través de la repatriación de más de $ 30.000 millones que han sido sacados al exterior. Además, Arauz indicó se utilizará un porcentaje del Presupuesto General del Estado para invertir en las familias.
Tal es la confianza que le tiene a este proyecto que el candidato lo utiliza en cada una de las entrevistas, y como eje principal para su promoción y publicidad. Al ingresar a la página web del candidato, el primer pantallazo lo ocupa casi en su totalidad la publicidad del proyecto Mil de Una, junto con las inscripciones para quienes estén interesados (Imagen 1).
Dentro de las inscripciones se solicita información general de la persona y puede elegir el plan que prefiera el ciudadano en el modo que desee recibir el pago: 1 solo pago por única vez de $ 1.000 o cinco cuotas de $ 200 hasta alcanzar los $ 1.000.
Imagen 1
Primer pantallazo de la página web de Andrés Arauz
Fuente: www.andresarauz.ec
REALIDAD: METER MANO EN PLATA AJENA Y ATENTAR CONTRA LA DOLARIZACIÓN
La propuesta de Arauz suena encantadora, pero al mismo tiempo deja en duda los pormenores. Especialmente la fuente de dónde obtendrá esos recursos en medio de una situación crítica para la economía ecuatoriana. En el debate presidencial oficial realizado por el CNE, Arauz respondió que se va a financiar “repatriando los recursos que tiene ahora el Estado ecuatoriano guardados en un banco en Suiza”.
Sin embargo, los recursos que el gobierno ecuatoriano tiene en el exterior están pensados para casos extraordinarios ya sea para su custodia, en caso de un comportamiento perjudicial de los actores de manera agresiva, o como depósitos a plazo sobre los cuales se recibe un interés. Por lo que esta práctica es generalizada en el mundo como una reserva de garantías monetarias.
Del mismo modo lo hace la banca, pues parte de sus depósitos se guardan en el exterior y lo repatrían a medida que el sistema financiero requiera mayor liquidez. Así como el encaje bancario al que, por norma, los bancos deben destinar 5% de los depósitos al Banco Central y son parte de las Reservas Internacionales.
Esta propuesta de Arauz implica gastar $ 1.000 millones en una semana, lo que equivaldría a un mes y medio de sueldos de todos los trabajadores del Gobierno Central. Entre otras propuestas, el candidato ha ofrecido $ 3.000 millones para obras de infraestructura y subsidiar la mitad del salario básico por un año para 398.000 trabajadores. Pero ¿cómo lo hará?
La propuesta de Arauz es la repatriación de capitales del exterior mediante medidas regulatorias del Banco Central, traer el dinero que la banca tiene guardada en el exterior y otros controles que establece en el plan de gobierno como “poner los dólares en cuarentena” para evitar la fuga de capitales.
Sin embargo, esto no se logra en una semana. Aún más con la necesidad del país de financiamiento para llegar a fin de mes. Por lo que podría incluso suponerse que esta oferta se cumpliría con alguna moneda electrónica o subiendo impuestos. Recordemos que el único ingreso permanente que tiene el Estado es mediante tributos y el petróleo, por lo que sería la una o la otra salida.
Otro de los medios que el candidato del Socialismo del Siglo XXI ha anunciado públicamente es tomar $ 3.000 millones del Banco Central para ponerlos en una línea de crédito.
En definitiva, todos los fondos de donde pretende obtener recursos el gobierno de Arauz no son legítimos, pues el gobierno no debe “meter mano” en las reservas que garantizan el sistema monetario del país o directamente en dinero de los ciudadanos. Aquello quitaría toda la institucionalidad y mermaría la confianza de la población en la banca, el IESS, entre otras instituciones estratégicas.
A noviembre de 2020, las RI estaban en $ 5.067 millones, cifra que se incrementó ese mes debido a los desembolsos de los multilaterales. Aún así, los pasivos exigibles son de $ 11.851 millones, es decir, existe una brecha de cobertura de las RI por $ 6.784 millones. Entre los cuales se encuentran reservas de los bancos, de entidades del Gobierno Central, del IESS, de GAD y de empresas públicas (Gráfico 2).
Así, si en algún momento el sistema financiero público y privado se encuentra en riesgo, el gobierno no tendría los recursos para responder ya que habría utilizado las reservas para pagos corrientes (sin retornos). Esto llevaría definitivamente a una crisis financiera.
Gráfico 2
Reservas internacionales a noviembre de 2020
Aunque Arauz acusa de que existe una “campaña sucia” montada en su contra de quienes los acusan de querer quitar el dólar, sus medidas sí atentarían contra la dolarización. Dado que dejaría a las operaciones nacionales sin un respaldo, retendría los dólares dentro del país de manera impuesta y repatriaría capitales quitándoles su función de reserva. Pero además, ¿cómo utilizaría las reservas internacionales y/o crearía dinero electrónico (¿sin respaldo?)?.
Pese a que esto definitivamente traería dólares físicos a la economía, los agentes tendrían cero confianza en el país ahuyentado todo tipo de inversión extranjera y posiblemente creando tensiones con los socios comerciales, lo que reduciría las exportaciones. De esta manera, la economía en vez de atraer capitales los mandaría a volar.
Por el lado más concreto, con los recursos que le pertenecen al Gobierno Central, la estrechez fiscal no permitiría de ninguna manera que el gobierno entregue $ 1.000 a un millón de familias la primera semana de gestión sin alterar el flujo de pagos o sin tomar fondos ilegítimos.
Otra forma sería mediante el incremento de impuestos o mayor endeudamiento, aunque el Ecuador tiene cerradas las puertas de financiamiento, con excepción de los multilaterales. Pero para alcanzar los desembolsos, el gobierno debe cumplir con los compromisos estructurales acordados con el FMI, que por el tinte político de Arauz no sería una opción viable, aunque no se niega a renegociar.
En el 2020, el Sector Público No Financiero (SPNF) cerró el año con un déficit global de $ -7.361 millones que logró cubrirse solamente gracias a los créditos de los multilaterales. Aun así persisten los retrasos de pagos con instituciones nacionales y gobiernos seccionales. Para 2021 dependerá de la gestión del gobierno entrante el resultado, que estaría entre un déficit global de $ -2.864 millones a una brecha mayor de $ -4.233 millones.
Aunque el gobierno entrante cumpla con los acuerdos con el FMI para recibir los desembolsos, deberá seguir en la búsqueda de financiamiento por al menos $ 2.000 millones más. Más aún si se realizan transferencias directas tan altas. Solo esta propuesta le endeudaría al país en cerca de un punto porcentual más del PIB.
(*) Por Karen Lucero, redacción Revista GESTIÓN.
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Last modified on 2021-01-31